Una crónica de
nuestro enviado espacial F. O. Roffön
España se hace el
harakiri ante un Japón samurái que elimina a Alemania
Uno
de los alicientes de seguir las citas mundialistas es ver la
evolución de selecciones catalogadas siempre de menores en
comparación a las formaciones europeas o sudamericanas. Ocurre en
selecciones de ambos continentes pero zonas geográficas como las
asiáticas han visto evolucionar a un puñado de selecciones que a lo largo de las tres últimas décadas han evolucionado gracias a la
incorporación a sus ligas de ilustres veteranos que a cambio de un
buen puñado de aurelios juegan en las ligas asiáticas transmitiendo
sapiencia a la vez que generan afición. Hay que sumar que gran
número de jugadores locales también dan el salto al extranjero
participando en diversas competiciones ya de cierta enjundia. Un
ejemplo es la selección japonesa de fútbol que a comienza recoger
los frutos de un trabajo de décadas, asidua ya de las fases finales
y cuyos integrantes tienen competitividad, saben a lo que juegan y
cómo lo deben jugar. Tal vez les falte una estrella, ese jugador de
un país exótico, futbolísticamente hablando, que se convierte en figura mundial en su equipo y
en la selección. La selección nipona es un conjunto bien engranado
que conoce sus limitaciones, esperando con paciencia el momento
oportuno en el que descargar sus certeros mandobles de katana samurái como demostraron ante Alemania...
La
primera parte fue de dominio hispano llegando al descanso con un,
sabor a, corto marcador a favor por un gol, pero La Roja transmitía
buenas sensaciones pese a dos avisos de los japoneses que quedaron
olvidados y eclipsados por el despliegue de fútbol de los pupilos de
Luís Enrique El Llocu. Es
difícil decir lo que ocurrió en los primeros cinco minutos de la
reanudación del encuentro. Los futbolistas del combinado español se
vieron de repente sacando del centro del campo tras un mandoble samurái de Japón que nos dejó helados, también es que el chigrero
está ahorrando en calefacción, y nos quedamos petrificados cuando
el segundo mandoble nos pegó un tajo mortal que tuvo que dilucidar
el VAR. Aquí hay que hablar de que si aceptamos la tecnología en el
fútbol hay que aceptar sus decisiones. Sólo el VAR puede apreciar
que por milímetros el balón seguía en juego al no estar
completamente fuera del campo, en otros tiempos estos goles si se
pitaban como tal se decía que todo el mundo vio el balón fuera
menos el árbitro, y si se anulaba se decía que fue acierto tras ver
la repetición, en tiempos analógicos porque estos tiempos digitales
permiten una resolución de imagen y medir parámetros que escapan a
la capacidad del común de los mortales. El resto del encuentro fue
un quiero y no puedo de España que tuvo como víctima a la selección
alemana que quedó fuera del Mundial, como estuvo España durante
cinco angustiosos minutos.
Japón
pasa como líder de grupo, España segunda se verá con Marruecos en
octavos. El sistema del seleccionador precisa de concentración de
los jugadores al cien por cien. El quiero y no puedo contra los
japoneses tras el segundo tanto debe servir para sacar lecciones,
aprender los jóvenes y ponerse las pilas los veteranos para
adaptarse a las vicisitudes del partido de turno. Tribuletes y
plumillas ya sacan los cuchillos para afilar. Este Mundial está
demostrando que selecciones que se clasifican a la fase final es por
algo, luego puede salir mal la fase de grupos, pero cada vez es más
frecuente que selecciones llamadas menores saquen las vergüenzas a
las grandonas. Ha sido un grupo emocionante e igualado jugando
auténticas finales y con emoción constante que es la salsa de los
partidos mundialistas. España debe recuperarse y preparar un
partido, una final, que deberá confirmar si la apuesta de Luis
Enrique sigue cosechando triunfos o si la competitividad de la
selección marroquí nos saca del Mundial por errores propios. En
todo caso será un partido emocionante y una fiesta para ambas
aficiones donde La Roja deberá demostrar que la pájara en la fase
de grupos está superada...
¡Y
donde esté una buena centolla que se quite una sardina cruda
enrollada en lechuga con arroz!
F.
O. R.
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