The Adversiter Chronicle

sábado, 14 de agosto de 2021

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles

Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Noche de los fuegos

Escucho ruido de fuegos artificiales en el exterior y por un instante me he olvidado de la pandemia. Me desplacé a la cocina y traté de otear, pero fue un espejismo más de la nueva normalidad. Otro año sin fiestas, sin verbenas ni noche de los fuegos. Supongo que alguien ha tirado unos voladores pero la sensación es agridulce y el pensamiento se evade a otras noches de los fuegos...
Era un día especial desde que me despertaba, tarde según el horario escolar, pero eran las vacaciones de verano, la frecuencia modulada en las ondas de radio había llegado a mi receptor y, aunque me acostaba a horas cristianas, permanecía despierto en la cama, con la puerta cerrada y ese silencio en que se escuchan ruidos que pasan desapercibidos durante el día. Aquel verano me dio la venada de devorar novelas de Agatha Cristie que vendía a módico precio el kiosquero de la estación de autobuses. También tenía la radio y cuando cerraba la novela de turno y apagaba la luz, con los ruidos ausentes en la casa indicando que todos descansaban ya en el reino de los sueños, me dejaba llevar por la voz del locutor hablando de temas y asuntos paranormales, alertas OVNI y casas encantadas que ahora gozan de difusión tanto en radio como medios digitales y la televisión, pero de aquella sólo en horas nocturnas se trataban aquellos temas. Recuerdo la fascinación que me causaba escuchar a radio aficionados en varios puntos de la península vigilando el cielo nocturno, también sembraron la semilla del interés por la conquista del espacio. Es curioso cómo recuerdo con tanta nitidez y no soy capaz de ponerle una fecha concreta...
Ya digo que la expectación de la noche especial del verano me acompañaba desde que despertaba, todo era como todos los días pero se palpaba lo especial en el ambiente, dando la tabarra a mis mayores con los fuegos. Cuando llegaba por fin la hora de salir a contemplar las composiciones a base de pólvora y artificio, y siempre que hiciera una noche apropiada aunque no sé la razón pero recuerdo aquellas noches siempre con buen tiempo para disfrutarlos, la lluvia aparece en recuerdos posteriores...
El arenal estaba repleto de gentío, de familias completas, casi completas y a trozos. Las luces de las embarcaciones cerca de la orilla daba la sensación de una ciudad flotante que se quedaba a oscuras cuando empezaba la descarga inicial. Durante más de treinta minutos la mirada sólo se fijaba en la trayectoria de los fuegos, su explosión de luz y sonido, aplaudiendo y con gritos de admiración cuando culminaban formando lágrimas de colores, palmeras y figuras varias. Apuraba el espectáculo pirotécnico deseando que durase un poco más porque ya quedaba poco de vacaciones y la noche de los fuegos marcaba un hito, una muesca de un verano más que por entonces no captaba...
Hace calor de una noche de verano en agosto, la ciudad bosteza ruido de tráfico nocturno, el eco de un vehículo que pasa queda eclipsado por el siguiente, luego silencio hasta que se repite el paso de otro vehículo mientras la televisión escupe imágenes de refritos de algo ya visto y no hay olor a pólvora, ni familias, amigos, conocidos y parejas que toman algo antes de volver a casa tras los fuegos. Pienso en los que se han ido en esta pandemia, desconocidos sí, pero lamento su ausencia como se lamenta la ausencia de otra noche de fuegos sin fuegos.
Antón Rendueles


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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