Veo desde el acantilado
que los últimos soldados caídos en Afganistán regresan con honores
solemnes como requiere la ocasión, las circunstancias y los
hechos...
Es curiosa la muerte de un
soldado, que rinde un último servicio a la patria y las patrias que
componen la misma incluso en su despedida de este valle de lágrimas,
unas de pena y otras de alegría, depende del ojo de cada cual. Si
las cosas pintan bastos, el soldado regresa en su ataúd de forma
furtiva y casi clandestina, sólo presentes sus deudos porque no es
bueno que el resto de la masa ciudadana vea la realidad de la guerra.
Si por el contrario lo exige la situación, regresa como un héroe
muerto y su llegada es retransmitida y apadrinada por las
autoridades...
Ahora está en boga el
maltrato animal, pero nadie aboga por abolir las matanzas entre
humanos. A este lado del paredón se está más cómodo que en el
otro, donde caen los disparos ya en los cuerpos de los fusilados
cayendo con los mismos...
Al final el soldado sólo
quiere regresar a casa y abrazar a los suyos porque mientras un civil
busca refugio contra la muerte, un soldado camina hacia ella, no por
nada en especial salvo que le pagan por ello...
Me pregunto si quienes
braman por un mundo sin soldados son conscientes de que hay otros al
otro lado del paredón con soldados y que tarde o temprano, cuando
nos vean sin soldados, nos tomarán al asalto sin consideraciones
progresistas y de buen rollito kármico con el universo y su energía
energética...
Se acaba un agosto que
parece no querer acabar nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario