Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje por el cementerio
El
viajero alza la vista y ve un cielo gris y plomizo, casi amenazando
lluvia, y se para ante la entrada al cementerio. El autobús le ha
dejado a un trecho a pie, se nota que es agosto porque hay animación
en el merendero que hay antes de llegar a la iglesia parroquial
preámbulo del camposanto...
La
verja sigue igual, piensa el viajero, quizás con una mano
relativamente reciente de pintura. Hace tiempo, años camino de
década, que el viajero no pasea por el cementerio. Iba con su abuela
y mientras ella trajinaba en la lápidas de sus seres ausentes, el
viajero gustaba de darse una vuelta mirando los nichos. No era por
morbo ni curiosidad tétrica, algo había leído el viajero sobre los
cementerios y su encanto al observar tumbas con estatuas, panteones
y lápidas de mármol. Pero el cementerio del viajero es de gente
común que no sale en los libros de historia, masa silenciosa cuyas
biografías se resumen en los datos funerarios de fechas de nacimiento
y fallecimiento. Son nichos anodinos, unos sobre otros y en hilera,
con calles entre bloque y bloque. Hay nichos vacíos con escobones,
escaleras y útiles de limpieza, almacén improvisado a la espera de
inquilino que lo ocupe y obligue a mover los trastos a otro hueco que
esté libre...
Se
detiene el viajero ante un nicho atraído por la foto de una joven en
la lápida. Murió joven, demasiado joven, piensa el viajero absorto
en la foto y los pensamientos que le surgen al mirar la misma,
leyendo nombre y apellidos, pero no hay sensaciones, sólo la gélida
frialdad de la foto que ha detenido un rostro joven en el tiempo...
El
viajero llega al nicho de su abuela que está limpio y con flores.
Siente el viajero una lágrima furtiva y aleja el recuerdo de la
difunta para volver a la memoria perenne de su recuerdo, pero el
viajero está triste mientras se reprocha no venir más al
cementerio, pero el viajero sólo ve un lugar donde se pudren los
cadáveres tras su procesamiento en la industria funeraria. Se fía
el viajero más de los recuerdos que de las lápidas...
El
viajero cruza el cementerio, hay flores pudriéndose en una esquina
de la tapia, visión grotesca y metáfora del lugar, medita el
viajero que cierra la verja al salir y el sonido de óxido en el
cerrojo le recuerda otras visitas, como si ese sonido fuera inherente
al cementerio pese a las manos de pintura...
Comienza
a chispear lluvia tonta que parece que no, pero moja, mientras se
encamina a la parada del autobús y trata de...
Pero ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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