Una sección del
padre I. N. Mundicia en exclusiva para
The Adversiter Chronicle
Se cancela la Asociación Hierbófila Parroquial
Queridos feligreses, hoy he de comentaros los hechos acaecidos acerca de la visita de las autoridades, la cancelación de la asociación juvenil parroquial que, como bien sabéis, se denominaba Asociación Hierbófila Parroquial y que tenía sostén en subvenciones del Ministerio de Agricultura y de Cultura amén de otra más del gobierno autonómico. No es que no se hayan cumplido los objetivos económicos gracias a la venta de los productos para el cultivo y semillas junto con complementos, ventas que han sido algo milagroso y que han contribuido a sufragar los múltiples pufos de la parroquia... Siguiendo el ejemplo de Francisco, cuando un grupo de jóvenes y adolescentes de la parroquia pidieron permiso para crear una asociación, sin ningún ánimo de lucro por ninguna de las partes o al menos de las mías, que promovería los valores ecológicos imperantes en estos tiempos, consulté al obispado y recibí apoyo que yo a su vez os transmití. Atendí los ruegos de que el campanario y su bajo sirvieran para cultivos experimentales y de muestra y guardar los aperos, todo ello con mi mejor buena fe. Pero tras la visita de las autoridades policiales resulta que lo que había era un negocio de cultivo y venta de marihuana al que la parroquia era totalmente ajena. Aclarado el entuerto y pendientes de juicio, disuelvo tan nociva asociación y queda pendiente si el extraño comportamiento de las cigüeñas esta pasada primavera tengan que ver con los efluvios de los cultivos experimentales.Ya
sabéis que me gusta ilustraros en ocasiones con la vida de Jesús,
Él también fue atolondrado adolescente pese a que su vocación de
mesías ya despuntaba desde que le cambiaban los pañales. Además de
sus tareas de ayudante de carpintero, hacer recados y alguna que otra
divina travesura, siempre sin ofender a las autoridades romanas,
Jesús no se dedicó a plantar psicotrópicos ni demás zarandajas
ecológicas de sus tiempos. Es por ello que el campanario deja de ser
para cosas que no tengan que ver con las campanas, el bajo vuelve a
ser espacio disponible para temas parroquiales pero, siempre con la
anuencia de las autoridades, se pueden seguir vendiendo cachivaches
para el cultivo ecológico. Espero que inculquéis a vuestros vástagos
que dejen de ser atolondrados ecologistas que luego las multas las
paga la parroquia...
¡Y
como vea alguno cerca del campanario, por San Cucufato que le corto
los cojones, delincuentes, que sólo sois unos futuros delincuentes!
AMEN
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