Con la colaboración del profesor T. A. Rambaina
Cocido madrileño de lata
La diversidad de la cocina española con sus variantes regionales, variantes territoriales con el lenguaje políticamente correcto que se estila ahora, tiene su reflejo en el laterío, desde las lentejas a la riojana a los garbanzos con bacalao pasando por la fabada asturiana sin olvidar los pimientos rellenos. Hoy tratamos sobre un plato contundente y nutriente si se hace en los fogones hogareños y que tiene su versión enlatada, nadie mejor que nuestro asesor el profesor Rambaina para que nos ilustre...-En la psique social sigue el pensamiento de que comer de lata es cosa de otros tiempos, ahora se tira a restaurantes o suegras manitas en los fogones. Sin embargo, hay estudios que demuestran que el consumo de platos envasados, platos regionales me refiero, es grande pero en la intimidad del hogar y con escusas del tipo de que no hay tiempo hoy para cocinar, cansancio laboral por horas extras donde apetece algo pero rápido y simplemente el prejuicio que despiertan las latas cuando cualquier sucedáneo lleva más aditivos que una lata estándar de plato cocinado. En el caso del cocido madrileño puede combinarse con una sopa de sobre y tenemos un plato contundente, que sabe a lo que promete y que alimenta, no olvidemos que hablamos del garbanzo.
-¿Soporta
el garbanzo de cocido madrileño enlatado un análisis del mismo en
comparación con uno de cocido casero?
-A ver, no se trata de convencer o persuadir a la
masa consumista de laterío y que no lo es de que es mejor este
garbanzo que el otro, si se quiere comer un buen cocido madrileño
hay que cocinarlo a la manera tradicional. Se trata de ver si el
garbanzo de cocido madrileño enlatado es tal y no una cosa
irreconocible al paladar y a la vista. Desde un punto de vista
estético, el garbanzo de cocido madrileño de lata presenta un buen
color, algo pálido pero sin ser repulsivo, es suave al mascado con
la dureza suficiente para reconocer un garbanzo y no una masa no computable para las neuronas cuando se masca. Pasa bien por la
garganta y su gusto, obviando el efecto glutamato, resulta familiar
al paladar. El mascado es correcto y no provoca nada que no apacigüe
un buen vaso de la bebida con la que acompañamos la ingesta.
-¿Es
necesario, como sucede con otros alimentos traídos a la sección,
acompañar el plato de bebida más o menos espirituosa de forma que
el pedete lúcido impida las arcadas al comer?

-Pues
ya saben, consuman sin riesgo el cocido madrileño de lata sin
remilgos, otra cosa es la evacuación de los mismos que daría para
un artículo aparte...
-¡Jajajaja,
es usted un cachondo Skizo´s, un cachondo! Es cierto que puede
producirse un cuadro de ventosidades más o menos sonoras y que en
algunos casos un síndrome diarreico a la media hora de ingerir la
lata, pero si no hay problemas intestinales crónicos, sensibilidad
rectal por irritación o antecedentes de aerofagia compulsiva, es un
proceso evacuatorio sencillo, algo oloroso pero que no se pega al
inodoro cuando tiramos de la cisterna como sucede con algunas de las lentejas a
la riojana envasadas, por poner un ejemplo ilustrativo.
-Las
lentejas... ¡Jejejeje, las lentejas! Si el inodoro hablara...