Suplemento viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje al frente de la
guerra del coronavirus
El viajero ha de prepararse de forma repentina e inesperada tras recibir la llamada de un familiar para acompañar al mismo a urgencias. No ha tenido tiempo el viajero de preguntar la causa, hay antecedentes en el familiar que ante la duda obligan a acudir a Urgencias...
Es recogido el viajero por un taxi, la situación obliga al dispendio, y observar la ciudad por la ventanilla aparca la preocupación del viajero, ha ido otras veces de acompañante al hospital pero no visitó el frente si bien sí la vanguardia en esta guerra biológica, vanguardia en sala de espera vacía con sillas separadas por el muro de una cinta roja y blanca, sin grandes aglomeraciones en los ascensores, pero el conjunto resultaba macabro porque en las entrañas del hospital las tropas de choque, sanitarios en lugar de soldados, mascarillas en lugar de cascos y sofisticadas armas de extraños y ajenos vocablos para el normal de usuarios y usuarias, la retaguardia...
Urgencias presenta el aspecto bélico, no hay gente esperando en la sala y en el exterior, hace mal tiempo pero sin el gentío habitual y al viajero le viene a la mente las quejas de antes de la guerra del coronavirus donde trataban de concienciar a la masa usuaria de que se acudía a Urgencias innecesariamente y se podía esperar al día siguiente para ir al médico, solo que esta vez está vacío de gentío y no está abierta la sala de espera. El viajero da su teléfono en ventanilla y le recomienda el funcionario que espere en el coche o bien se vaya y avisarán cuando el familiar salga de Urgencias. Hay un vigilante de seguridad en la puerta, a un lado, pero el viajero no nota estar en el frente aunque ve a su familiar entrar en las fauces de Urgencias y le recorre un escalofrío porque detrás de las paredes se libra una lucha a muerte...
Es una mañana, casi entrando la tarde, intempestiva, con fresco tirando a frío si sopla el viento y nubes amenazantes de lluvia, pero el coche de San Fernando es descapotable y sin calefacción salvo el chasis de ropajes del viajero. No sabe muy bien qué hacer, antes Urgencias podía significar un mínimo de tres horas de espera entre pruebas, reconocimientos y análisis, pero en este nuevo escenario de Urgencias por la pandemia el viajero desconoce los tiempos...
El viajero se armó de la prensa al salir de casa, claro que el plan era esperar en la sala de espera y leer para matar el tiempo, mas no se puede estar en la zona aledaña a Urgencias, el viajero piensa rápido y se le ocurre el refugio de la parada del autobús observando el cielo con recelo mientras se abotona el abrigo y se dirige a la parada formada por varias marquesinas y toma asiento en una. Se dispone a leer el periódico a resguardo del viento que aparece y desaparece pero la cadencia de autobuses es casi constante con breves paradas de cinco minutos y se forman colas que hacen pensar al viajero que si bien puede leer a techo, está expuesto a la cercanía con los viajeros y hay personas mayores que precisan de sentarse más que el viajero que no es más, piensa, que un usurpador...
El viajero se acerca al recinto infantil donde hay varios juegos de parque como tobogán y demás pero también bancos alrededor del parque. Hay una señora tan abrigada como el viajero sentada en actitud que el viajero supone de espera como le ocurre a él. Se sienta en un banco y repara en la gran carpa blanca, blanco inocuo de carpa de convites, bodas, bautizos y celebraciones, pero es el blanco de trinchera en cuyo interior se combate, contraste con el parque infantil donde un niño observado por su padre juega inocente, como ajeno a la guerra de sus adultos...
Se levanta viento y entorpece la lectura del periódico al viajero que gusta de que las hojas no se descoloquen y pasar las mismas. Levanta el viajero la vista y sabe por la hora que la larga cola de viajeros se debe al cambio de turno en el hospital. Forman una fila india con distancia entre ellos y se fija en sus caras, no serias pero tampoco alegres, caras de cansancio, de resignación ante el destino que les ha puesto en primera línea del frente...
Recibe el viajero un mensaje de su familiar en Urgencias, todo va bien y está a la espera de unos resultados y le dice al viajero que, teniendo en cuanta su circunstancia, sería mejor que se fuera, pero el viajero espera ya que no llueve aunque la espera es corta porque a los veinte minutos, lentos como son los minutos cuando se espera, su familiar aparece...
El viajero y su compaña ya están en el autobús esperando que inicie su recorrido. Mira el viajero por la ventanilla como se aleja el hospital, como se aleja el hedor de la guerra que flota en el ambiente, es un hedor sugestionado por el bombardeo de noticias desde hace casi un año sobre la pandemia, pero que existe aunque los profesionales de la sanidad logran que visitar el hospital sea un incordio sin más, pero se palpa de verdad el temor a que colapse el sistema porque todo está al ralentí...
El viajero ve un merendero por la ventanilla ya en ruta de viaje de regreso...
Pero ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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