A veces me pregunto si les
merece la pena tanta fortuna, poder y demás zarandajas a quienes lo
tienen y ostentan, en ocasiones ambas tres incluso...
Mi pregunta se basa en ver
los hechos, un tipo que lo tiene todo en esta vida a todos los
niveles y obligado a tener que andar por su propia casa con un
vigilante de seguridad constantemente a su vera y velando su
descanso. O el más actual de irse de vacaciones con poder, vacío de
tal en realidad, y mando en plaza mientras se lo consientan, que para
irse a descansar necesita un pastón en gastos para su seguridad y
salvaguarda. En ambos casos llego a la triste conclusión de que no
es vida, al menos no la vida que te permite disfrutar de unas buenas
vacaciones con gastos cubiertos para estancia y cubiertos en la mesa,
ignoro si de plata...
Menos mal que el
acantilado me mantiene austero en mis aspiraciones. Si pongo
electrodomésticos se joden a la primera lluvia seria y tampoco me
dan licencia para instalar luz o gas. Tampoco hay Internet y si
quiero ir al quiosco debo descender del acantilado y caminar unas
buenas leguas, luego el proceso de regreso a la inversa y lo que era
alegre y cantarina cuesta abajo se transforma en cuesta arriba, un
suplicio rompe piernas y que te deja reseco el gaznate; si voy con
bolsas o paquetes ya ni te cuento...
Y sin embargo, tal vez, me
da que tengo mejor vida que ambos ejemplares del ejemplo anterior. No
sufro por mi riqueza ya que no la tengo, cierto que aspiro en lo más
profundo de mi ser de lograr conseguir fortuna, pero de momento puedo
pasear sin miedo a que me roben y ocupen mis propiedades. Puedo
veranear tranquilo en ninguna parte ya que nadie quiere atentar
contra mi persona por mis políticas diarias. Tampoco puedo
permitirme seguridad privada o vacaciones a gastos de seguridad a
cargo de fondos sin declarar su profundidad. Tampoco nada ni nadie me
quita el sueño, puedo perderlo por mis propios medios y mis
aspiraciones a seguir en el poder se agotaron cuando el poder me
mandó a paseo, que tampoco puedo disfrutar mirando escaparates con
artículos inalcanzables para mis caudales, secos como un riachuelo
en plena sequía...
Y aún sueño con ser
astronauta.