The Adversiter Chronicle

miércoles, 4 de septiembre de 2024

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro:
La Gran Guerra 
– La Primera Guerra Mundial al descubierto-
Autor: The History Channel Iberia
Editorial: Random House Mondadori S.A.
Edición: Primera edición, noviembre 2013

La propuesta de hoy es un delicioso viaje a la Gran Guerra de la mano del prestigioso Canal HISTORIA, todo un referente en documentales y que nos ofrece en formato libro una panorámica de la guerra y sus protagonistas: soldados, civiles, políticos y cómo cambió para siempre la sociedad mundial y europea. Mediante diversos ensayos que suponen una introducción que dejan con gana de profundizar más en los temas expuestos, nos introducimos en la época y veremos los cambios en el arte de la guerra, la mujer y su papel en la sociedad y el fin de un mundo que sólo fue una parte de lo que sería el siglo XX en cuanto a guerras y conflictos se refiere, tampoco lo estamos haciendo mal en el siglo XXI. Dedica además un capítulo a España y su circunstancia como país neutral así como el papel del monarca Alfonso XIII y su oficina de ayuda a familiares de soldados de ambos bandos.

Reconocido durante cinco años consecutivos como mejor canal temático por la Academia de la Televisión, HISTORIA emite las producciones internacionales más prestigiosas y apuesta por la mejor producción propia. Referente de producciones actuales, ganadoras de numerosos premios, la marca de calidad HISTORIA despierta la curiosidad del espectador haciendo de la Historia algo vivo, sorprendente, entretenido y accesible. Producido en España desde 1998, HISTORIA es fruto del acuerdo entre Chello Multicanal y A+E Television Networks, creadora de HISTORY, que está presente en ciento cincuenta países y llega a más de trescientos millones de abonados en todo el mundo.
Información sacada de la contraportada y actualizada al año de edición. Y sin más preámbulos, unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

La economía en 1914...
"En 1914 el mundo se había integrado completamente en el entramado económico que tenía como polo dinamizador Europa y Estados Unidos, asegurando de este modo que el crecimiento económico de Occidente continuase después de más de un siglo de marcha sin descanso. Muchas veces se ha recordado una célebre frase de Keynes en la que afirmaba que `el habitante de Londres podía pedir por teléfono, mientras bebía su té matutino en la cama, los más variados productos de toda la tierra´, refiriéndose al hecho de que el comercio mundial y el avance de la técnica habían hecho posible la eliminación de fronteras económicas antes de la Gran Guerra. De hecho, desde finales del siglo XIX, la política británica apostó por reforzar la vía industrializadora abandonando por completo la agricultura. Ello era posible gracias a que los avances en la navegación y en la conservación de alimentos ( ya existían los primeros barcos frigoríficos) permitían las importaciones de productos básicos de puntos tan distantes como Argentina, Estados Unidos o Australia. Pero también significaba, como iría comprobando con el paso de los años el gobierno británico, que dejar el sustento de su población al albur de las importaciones intercontinentales podía ser un punto débil demasiado evidente en caso de guerra."

Alemania reclama su sitio como potencia...
"A pesar de su clamoroso error, el káiser seguía dispuesto a avanzar en su proyecto, que necesariamente debía tener una dimensión mundial. En el resto de los gobiernos europeos estas ambiciones comenzaban a levantar recelos, aunque algunos líderes o no se enteraban o no querían dar a Alemania el estatus que reclamaba. En palabras de Briggs y Clavin, `Guillermo II estaba fascinado por la Weltpolitik (política mundial) apoyada en el poderío naval que le recomendaban alguno de sus consejeros, sobre todo el almirante Alfred von Tirpitz, mientras que Delcassé (ministro francés de Asuntos Exteriores) simplemente creía que Alemania era el `enemigo hereditario´ de Francia. Efectivamente el nuevo medio que ideó el káiser fue el de dotar a Alemania de un poderío naval equiparable al de Gran Bretaña. En 1898 Tirpitz presentó al emperador un proyecto para que se construyese una flota de combate en el Mar del Norte que si no pudiese llegar al tamaño de la británica por lo menos tuviese las dimensiones suficientes para que el enemigo se lo pensase dos y más veces antes de lanzar un ataque. Ese mismo año se aprobó el proyecto mediante una ley naval y Alemania comenzó a construir buques de guerra con una tecnología superior a la de los buques británicos, unos buques que presentaba como necesarios para proteger sus colonias y su comercio. Eran del tipo llamado Grosser Kreuzer o Schlachtkreuzer (crucero de batalla), tan potente como un acorazado clásico pero más rápido, y durante la contienda se mostrarían en muchas ocasiones superiores a los navíos británicos en el uno contra uno."

El Imperio Otomano...

"En la primavera de 1915, mientras los británicos desplegaban su operación anfibia en Galípoli, los rusos contraatacaban en el Cáucaso emprendiendo además una política de desestabilización interna para dañar la resistencia turca. La cristiana Armenia se encontraba dividida entre el Imperio ruso y el otomano, y los rusos jugaron la baza de la solidaridad religiosa para levantar a los armenios súbditos del sultán. Había cuatro brigadas armenias alistadas en el ejército ruso y el patriarca ortodoxo de la Armenia rusa hizo una llamada al levantamiento. Todavía se discute si esta iniciativa tuvo o no éxito, pero lo que siguió fue uno de los episodios más negros de la guerra. En palabras de Niall Ferguson, `la criminal campaña lanzada contra los armenios entre 1915 y 1918 fue, sin embargo, cualitativamente distinta (a las anteriores), hasta el punto de que actualmente existe la opinión generalizada de que se trató del primer genocidio merecedor de tal nombre´ ( de hecho, la palabra `genocidio´ sería inventada para el caso armenio por el jurista judío polaco Rafael Lemkin). El gobierno turco identificó a partir de entonces a los armenios con una `quinta columna´ rusa en el interior, por lo que comenzó campañas sistemáticas de saqueos, asesinatos, violaciones y deportaciones en un río de sangre que tardaría mucho en secarse, pese a las protestas e informes detallados de parte del cuerpo diplomático (especialmente del embajador de Estados Unidos, Henry Morgenthau) y de varios misioneros occidentales."

Revolución rusa con una guerra de fondo...
"Ese mismo día el comité de la Duma anunció la formación de un gobierno provisional en el que los kadetes ocuparon la mayoría de las carteras y a cuyo frente se puso el príncipe Lvov. Inmediatamente éste anunció una serie de reformas: reconocimiento de los derechos civiles, abolición de todos los privilegios sociales y convocatoria de una Asamblea Constituyente para la que votarían todos los adultos mayores de veintiún años (incluidas las mujeres). Dos días después se solventó la cuestión sucesoria declarando Rusia una República, aunque los diferentes partidos no se ponían de acuerdo sobre qué tipo de república deseaban. En el interín se decidió recluir a la familia imperial como medida preventiva, siendo enviada a Tobolsk (Siberia occidental). La situación que surgió de la Revolución de Febrero fue una dualidad de poderes. Por un lado, el gobierno provisional pretendía recoger la legitimidad de las instituciones tradicionales, pero la realidad era que había sido nombrado or una Duma elegida antes de la guerra y mediante un sufragio muy restringido, por lo que dicha legitimidad era cuestionable. Al tiempo el soviet de Petrogrado se arrogaba la capacidad de dirigir la política de la nueva etapa y su ejemplo fue seguido en las principales ciudades, donde también se formaron soviets de soldados y obreros. La cuestión más urgente en ese momento fue qué hacer con la guerra. Los kadetes impusieron en el gobierno provisional su visión de continuar con la contienda respetando los compromisos internacionales que había adquirido el gobierno del zar, mientras que mencheviques y eseristas eran sólo partidarios de una guerra defensiva para rechazar la ocupación alemana. Los bolcheviques fueron los únicos que denunciaron la continuidad del conflicto, aunque estaban en franca minoría. La postura mayoritaria en los soviets era la de mencheviques y eseristas, que presionaban desde ellos al gobierno para que acometiese reformas que beneficiasen a obreros y campesinos. Pero la continuidad de la guerra cayó como un jarro de agua fría sobre la población, cuya resistencia se estaba llevando al límite para el mantenimiento de un conflicto que sentían como algo ajeno."

Combatientes de trinchera...
"Como si de hormigas se tratase, los soldados desarrollaron su vida cotidiana en aquel inverosímil mundo de pasillos subterráneos. Para optimizar los recursos y no quemar su moral, los mandos prohibieron la permanencia constante en la línea de fuego, estableciendo un sistema de rotación entre las trincheras de primera línea, de apoyo y de reserva, por periodos de entre tres días y una semana. Tras haber pasado por las tres líneas se permanecía una semana completa en la retaguardia,, donde se realizaban labores de entrenamiento y organización. Era prácticamente la única posibilidad de descansar, ya que sólo ocasionalmente se concedían permisos. La organización del tiempo en las trincheras de primera línea seguía un patrón bastante definido. La jornada comenzaba una hora antes del amanecer, momento en el que se imponía el estado de alerta, ya que el alba era el momento preferido para atacar. Si la suerte sonreía ese día el sol se alzaba sin novedad en el horizonte, lo que significaba que no habría ataque. Sólo entonces los soldados se organizaban en pequeños grupos para preparar el desayuno. En el caso de los británicos éste consistía en té, pan y tocino, que a veces se acompañaba con dos cucharadas soperas de ron, que las autoridades militares estimaban como un medio apropiado para mantener el tono de la tropa. Era muy apreciado por los soldados y antes de lanzar una ofensiva los mandos acostumbraban a aumentar la ración diaria."

Economía de guerra...
"Para garantizar la producción en todos los países se aceptó negociar con los sindicatos (o arbitrar entre éstos y los empresarios) en un intento de evitar que las huelgas u otros conflictos laborales comprometiesen las necesidades del ejército. Aunque en un principio los sindicatos proclamaron una tregua industrial llevados por la exaltación patria de los primeros momentos, diferentes cuestiones fueron agriando el ambiente laboral. El más importante fue el de la introducción de mujeres y adolescentes en las fábricas para sustituir a los obreros, puesto que se temía que los nuevos trabajadores arrebatasen su puesto a los que estaban en el frente (aunque se aseguraba que abandonarían el mercado laboral una vez acabada la guerra) o que al regreso de los obreros-soldados los empresarios les bajasen el sueldo, puesto que quienes les estaban sustituyendo cobraban mucho menos. Pese a todo los resultados fueron positivos y permitieron a cada contendiente prolongar el esfuerzo de guerra. El continente que había extendido por el mundo las ideas del liberalismo económico basadas en el libre cambio y en dejar actuar al mercado sin restricciones comenzó a aplicar con fuerza la intervención estatal amparándose en el principio de necesidad. Definitivamente, la economía de mercado había sido movilizada en el gigantesco intento de ganar la guerra."

Mujeres en el frente...
"Probablemente la ocupación más frecuente de las voluntarias en el frente fue la de enfermera. Aunque todas ellas sabían lo que podían esperar en los hospitales, los primeros contactos con la brutalidad de la nueva guerra resultaron para muchas demoledores. Los paisajes de cuerpos espantosamente mutilados o de heridos hacinados en el suelo esperando a ser atendidos ponían ante sus ojos el terrorífico coste humano del conflicto. La enfermera norteamericana Laura Frost recordaba con tristeza su primera experiencia en el frente francés: `Es posible que si no me hubieran asignado a la sección de amputaciones, la primera impresión no habría sido tan devastadora. Pero ayudar a vendar esos muñones temblorosos y oír las bromas de los heridos en medio de sus desgracias superó todas mis fuerzas y lloré durante toda mi primera jornada´. Las extensas jornadas en los hospitales llevaban al personal médico y sanitario al borde de la extenuación ya que normalmente ni las camas, ni los quirófanos ni los brazos disponibles para trabajar eran suficientes para atender la marea humana que llegaba a ellos tras los días de batalla. Ellen LaMotte, en la obra que publicó a partir de sus experiencias de guerra, describió la rutina delirante de aquellos hospitales: `Los días malos son aquellos en los que el constante rugido de los cañones hace que las pequeñas baracques (barracones) de madera retumben y se entremezclan, y cuando las proicesiones interminables de ambulancias se acercan para traer hombres maltrechos, destrozados, y después se marcahn de nuevo, para regresar cargadas de más despojos humanos. Las camas de la salle d´attente (sala de espera), en la que las ambulancias descargan, se llenan de bultos cubiertos por mantas (...) a veces dichos bultos, que no son otra cosa que hombres, gimen o guardan silencio. En el suelo yacen montones de ropa, sucia, llena de lodo, empapada de sangre, arrancada o cortada de los cuerpos silenciosos que ocupan las camas (...) Hay camillas tiradas por el suelo del pasillo, y apoyadas en las paredes de la sala de operaciones, y no cesan de llegar ambulancias todo el tiempo´."

Déficit de hombres...
"Entre 1914 y 1918 murió el 9 por ciento de los hombres británicos menores de cuarenta y cinco años (unos setecientos mil hombres en total), de modo que poco después de terminar la guerra el número de mujeres en edad de contraer matrimonio superaba ampliamente el de varones disponibles. La imposibilidad de acceder al matrimonio se convirtió en una dura realidad tanto para muchas mujeres que se habían educado para él como para sus familias, pues con ello se abría el problema de garantizar el futuro de las hijas. La posibilidad de que las jóvenes de clase media se formasen para ocupar trabajos del sector terciario cobró entonces un interés inédito y su presencia en los mismos se aceptó como algo necesario. Como recuerda a través de una anécdota de la época la ensayista Virginia Nicholson, el trabajo de las mujeres de clase media se asumió al tiempo que la posibilidad de su soltería: `En 1917, la directora del instituto femenino de Bournemouth se dirigió a una asamblea de sexto curso (la mayoría guardaba luto por algún miembro de su familia) de la siguiente manera: <<Voy a deciros algo terrible. Sólo una de cada diez de vosotras se casará. Y no es una predicción mía. Es un dato estadístico. Casi todos los hombres que se podían haber casado con vosotras están muertos. Debéis abriros paso en este mundo lo mejor que podáis. La guerra ha dejado más huecos para las mujeres que antes, pero tendréis que luchar, tendréis que esforzaros>>´. La conquista del mundo del trabajo para las mujeres de clase media fue una de las grandes herencias de la guerra (las de clase obrera trabajaban antes del conflicto y continuaron haciéndolo, por lo general en peores puestos, después de él), pero probablemente la más importante de todas ellas en la construcción de un modelo social más igualitario entre hombres y mujeres fue el reconocimiento de su derecho al voto."

Breves esbozos de un libro que se devora de un tirón y permite comprender de forma amena e interesante un conflicto que marcó para siempre un punto de inflexión en las guerras con el concepto de guerra total donde las poblaciones civiles se convirtieron también en campo de batalla para buscar desgastar al enemigo, plenamente vigente más de un siglo después como podemos ver todos los días en la guerra de Ucrania contra el invasor ruso y en Israel con su guerra contra Hamas, por no citar los conflictos olvidados en África. Lectura ideal para periodo vacacional, turnos de noche tranquilos y para amantes de hazañas bélicas. También para comprender cómo hemos llegado hasta aquí con grandes avances que han hecho avanzar a la Humanidad pero al coste de millones de muertos en una guerra que nadie deseaba y que era el principio de los conflictos posteriores cuyas consecuencias aún siguen vigentes.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org


 



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