Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
JUEGOS
DE GUERRA (1983)
(War Games)
El género de cine para adolescentes vivió su edad
dorada en los 80´s. Eran películas dirigidas al público joven y
adolescente de EEUU pero a este lado del Telón de Acero también
gozaban de éxito en taquilla y que servían para foguear y presentar
al público a jóvenes talentos que hoy son estrellas consagradas
alguno de ellos y ellas, podemos citar a Tom Cruise, Robert Downey
Jr., y Ethan Hawke por citar ejemplos. Por lo general el esquema era
el de chico quiere a chica pero ella tiene una cohorte de admiradores
y se hace imposible conseguir llamar su atención. El entorno era el
típico de viviendas en urbanizaciones, ambiente estudiantil y la
alegría juvenil antes de cumplir los dieciocho, con padres típicos
con sus cosas y que muchas veces no comprenden a su hijo y éste
tiene una vida paralela con sus rollos de estudiante. La crítica no
era muy benevolente con el cine para adolescentes, considerado simple
cine de consumo del que te olvidabas cuando se encendían las luces
al acabar la proyección. En realidad es un género que sigue
actualmente con otras coordenadas como siempre sucede, pero ha dado
títulos que forman parte de la historia del cine y de la memoria de
toda una generación que recuerda Risky Bussines también de
1983 o la mítica Porky´s de 1981 por citar de nuevo un par
de ejemplos...
El
equipo de cata cinematográfica no dudamos un momento en aparcar los
trastos de faena y, bien provistos de pistachos y birras frías, nos
dispusimos a paladear esta producción de 1983 dirigida por el
siempre fiable y solvente del británico John Badham que había
saboreado las mieles del éxito en Hollywodd con Fiebre
del sábado noche
en 1977 y, también en 1983, dirigió ese capítulo piloto con
hechuras de película de cine que fue Trueno
Azul.
Guion a tres bandas a cargo de Walon Green, Lawrence
Lasker, Walter F. Parkes para una película que trasciende su género,
que lo es, de cine para adolescentes y también es una película de
la Guerra Fría y un convencido alegato pacifista. También
anticipaba el futuro de computadoras conectadas entre sí, pirateo
informático y una ventana a lo que los nativos digitales definen
como `la prehistoria de los videojuegos´ y que harán derramar una
lágrima de nostalgia a quienes eran adolescentes entonces. Hay una
célebre frase de un alto cargo soviético que dijo en una ocasión
que mientras los escolares de EEUU, y en 1983 ya los escolares a este
lado del Telón de Acero, jugaban en sus casas programando
ordenadores a la URSS le llevaba tres años entrenar a un recluta en
el manejo de los mismos. Y fue esta película lo que provocó aquel
comentario.
El argumento es atractivo
y plenamente actual, un joven estudiante de feliz vida es un
auténtico friki de los videojuegos y dispone en su casa de un equipo
doméstico informático que le permite acceder a empresas de
videojuegos y también de alterar sus notas escolares, todo ello
desde el ordenador. Cuando intentaba entrar en el sistema de un
fabricante de videojuegos se topa con su catálogo de videojuegos,
desde póker a guerra mundial termonuclear. En realidad el
protagonista ha penetrado en el sistema de una nueva computadora que
ha reemplazado al factor humano en la fase final de lanzar un ataque
a la URSS desde los silos de misiles debido a que un porcentaje de
soldados encargados de girar la llave de lanzamiento no lo hacen ante
el temor de que fuera una falsa alarma como quedó demostrado en el
último simulacro. Cuando el joven protagonista se percata de que en
realidad ha penetrado en el sistema de defensa del NORAD comenzará
una carrera contra reloj con los militares pisándole los talones
mientras busca con su amiga al programador de la computadora del
NORAD. No contamos más porque si nunca la has visto merece la pena
verla y quienes ya la conocemos se ve con agrado.
Los jóvenes protagonistas
son unos jóvenes Matthew Broderick y Ally Sheedy, jóvenes promesas
por entonces, que interpretan a la perfección a sus personajes,
juveniles y lozanos de vida feliz. Se rompe la pauta de chico que
quiere a chica porque ni él es feo con gafas ni ella la estrella del
equipo de animadoras con todos los jugadores de fútbol americano
detrás de sus piernas y resto de atributos erótico-festivos. Ambos
son compañeros de instituto y ella sube sin complejos a la
habitación del chico para mostrarle como trastea con su ordenador.
Logran pasar de la alegría juvenil a la sorpresa primero, el temor
después y aterrorizados ante lo que una máquina puede desencadenar,
que no era otra cosa que una guerra termonuclear donde nadie
ganaría...
Están secundados por un
siempre genial de Barry Corbyn que interpreta de forma magistral al
Jefe del NORAD con sus modales y humor castrense, con hilo directo al
Presidente de EEUU y que mira con suspicacia, también alerta, las
innovaciones tecnológicas del contratista privado que sólo busca
saciar su avaricia, que sabe que los hombres bajo su mando están más
que preparados para responder a un ataque nuclear y que con
paternalismo castrense se opone a dejar en manos de una máquina, de
una inteligencia artificial, el botón de lanzamiento nuclear. Y
cuando llega el momento de decidir supone la última defensa entre el
holocausto nuclear o parar los circuitos de la computadora.
Y tenemos a John Wood que
interpreta al padre de la criatura y que tras perder a su esposa e hijo en un accidente cae en la pesadumbre existencial, renegando de
su creación al servicio de la guerra, refugiado en filosofar a quien
pille por banda que el ser humano se auto exterminará en la tercera
guerra mundial que será la última y el planeta, al igual que
sucedió con la extinción de los dinosaurios, se recuperará y
surgirá otra especie inteligente, y que según su visión serán las
abejas. En realidad es una metáfora del disidente soviético Andréi
Sajárov, el padre de la bomba termonuclear soviética que cuando se
percató de la mortandad y destrucción que era capaz de causar tal
armamento se convirtió en disidente, pero también un doctor
Frankenstein que se aleja de su criatura para caer en la
autocompasión y no afrontar la realidad...
La película ya decimos
que trasciende su género de cine para adolescentes y la convierte en
historia del cine, representativa de una época, anticipando el
futuro a donde llevaba el desarrollo informático en 1983, película
de Guerra Fría y un alegato pacifista que tiene su broche de oro en
las pantallas de la computadora mostrando todas las posibles formas
de una guerra termonuclear en un brillante montaje de imágenes de
las pantallas con los lanzamientos y los impactos. Alertaba del
peligro de confiar en las computadoras, o delegar, para la toma de
decisiones finales y el inquietante aspecto de que la computadora
aprende de sus errores lo cual es una realidad en la actualidad.
Alicientes de sobra para una película que vista ahora gana más
enjundia pese a que la crítica la considere casi una anécdota de un
genero despreciado por la misma en la mayoría de los casos como es
el género de cine para adolescentes sin querer ver más allá de
historias románticas de chico quiere a chica y ésta ni siquiera
sabe que existe.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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