Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a comprar una
bombilla
El
viajero llega al escaparate del establecimiento, una tienda de
electrónica que vende un poco de todo, desde despertadores
electrónicos a bombillas pasando por estaciones meteorológicas
hasta pilas, también cambia pilas de relojes. La entrada es en forma
de U y el pasillo a la puerta de entrada está flanqueado por
escaparates en los que el viajero gusta de detenerse cada cierto
tiempo, le agrada ver cachivaches electrónicos y cada poco hay
novedades tras el cristal.
La
puerta de entrada está bloqueada por un mostrador, rémora de las
normas de la pasada `nueva normalidad´ tras el confinamiento
domiciliario en la pandemia del coronavirus. El tendero de
cachivaches electrónicos ya conoce al viajero de otras ocasiones y
éste le solicita una bombilla, de luz blanca responde al tendero de
cachivaches electrónicos. Le muestra una bombilla de luz blanca pero
al viajero le parece de reducidas dimensiones comparada con la que
necesita recambio. Al viajero le gustaría comentar al tendero de
cachivaches electrónicos que la bombilla a sustituir la adquirió en
el supermercado y sólo cumplió su función lumínica unas semanas
hasta que una noche palideció hasta apagarse, aunque cuando el
viajero la desenroscó del aplique seguía con luminiscencia, el
viajero hasta la puso en el suelo emulando al genial Tesla, pero no
volvió a funcionar. El viajero no dice nada porque daría pie a
una conversación con el tendero de cachivaches electrónicos sobre
las bombillas adquiridas en superficies de alimentación y mejor se
calla. Finalmente el viajero se decanta por una más grande, sólo un
poco, pero que se ajusta a la bombilla a sustituir, no es cara y
tampoco es barata, desde luego en el supermercado por poco más
adquieres dos, barrunta el viajero para sus adentros mientras pasa la
tarjeta por el lector de la misma para pagar su adquisición.
El
viajero da la espalda al tendero de cachivaches electrónicos tras
despedirse y se para en el escaparate a su diestra dominado en su
parte central por estaciones meteorológicas, hay una que le agrada a
la vista y se imagina el viajero la estación colgada en la pared
sintiendo ese apetito consumista cuando ve algo que le gusta. Hay
varias de distintos tamaños aunque a simple vista tienen la mismas
funciones y barrunta el viajero dejándose llevar por la ensoñación
dónde quedaría fetén. Hay otro espacio dedicado a relojes,
digitales la mayoría con distintas pulseras, tamaños y esferas pero
no despiertan la atención del viajero.
El
viajero mira al cielo de una mañana, ya mediodía, algo nublado con
una pequeña brisa y piensa que es buena hora para un cafelito
mañanero en su abrevadero de café habitual y se dirige a buen paso
antes de que...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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