CUANDO NOS PERDEMOS
BUSCANDO EN LA TIENDA DE LOS CHINOS
Hay
composturas del postureo que suceden y se sufren en silencio, sin
darle la importancia que tienen. Es el caso de cuando entramos en una
tienda de los chinos y ésta tiene un local amplio de amplias
estanterías abarrotadas de cosas con pasillos que discurren entre
las citadas estanterías. No suele darse importancia a esta
compostura del postureo porque al final, tras varias compras en la
tienda de los chinos, sabemos de memoria dónde están las cosas de
turno a buscar. Sin embargo, nos vuelve a suceder cuando entramos en
una tienda de los chinos desconocida aunque sea de tamaño más
pequeño que la habitual. Hay otro factor que contribuye a
desorientarnos cuando entramos en una tienda de los chinos
desconocida y es que estamos acostumbrados, y nuestra psique, a las
superficies de alimentación donde todas las superficies de una marca
repiten lo máximo posible la distribución del local en todas sus
tiendas, por no hablar de las cadenas de comida rápida
multinacionales que también nos acostumbran desde la infancia a
entrar a tiro fijo sea en el barrio u en la otra punta del mundo.
Entramos
en la tienda de los chinos por primera vez repitiendo siempre la
misma pauta: entramos y paramos a la puerta buscando rápidamente con
la vista la cosa que queremos adquirir y como no la vemos a simple
vista procedemos a preguntar dónde está la cosa que buscamos. La
primera compostura del postureo surge cuando nos atienden en el
mostrador, si es una persona originaria de China y con cierta edad la
cosa puede complicarse porque si bien nos entienden hay ocasiones en
que el dependiente o dependienta nos contesta y no entendemos mucho
ya que suena a chapurreo y es cuando procede una compostura del
postureo teatral, simulando que hemos entendido y tratando de salir
de la conversación cuanto antes, por supuesto que el dependiente o
dependienta sabe de sobra que no nos hemos enterado y que vamos a
perdernos buscando sin encontrar pese a que pasaremos repetidamente
por delante sin percatarnos. Dada la natural tendencia oriental y
china en particular a los juegos de apuestas no hay que descartar que
el dependiente o dependienta hagan apuestas sobre cuánto tiempo
tardamos en encontrar algo y es una teoría que explica porqué nunca
nos hablan sin chapurrear de forma que nos nos enteramos. Otra cosa
es cuando nos atiende un dependiente o dependienta jóvenes y
asimilados a la lengua del lugar, lo malo es que se gana en
entendimiento porque hablan perfectamente el idioma aunque tienen
tendencia a decir las cosas rápido y que tal cosa está pasando la
estantería tal y torciendo en tal pasillo. De nuevo la compostura
del postureo es hacerse el enterado u enterada y salir pitando en
busca de lo que buscamos, inevitablemente acabamos desorientados
girando compulsivamente el cuello mirando las estanterías, tratando
de no delatar nuestra angustia a las cámaras de seguridad, si hay
suerte la dependienta o dependiente nos dan un grito para orientarnos
y siempre queda la opción de preguntar a la clientela, sabedores de
que la dependienta o dependiente estarán riéndose para sus adentros
viendo por el monitor los perdidos que estamos, sin mencionar el
hecho de que si no se encuentra hay que volver a preguntar con el
azoramiento y vergüenza que se pasa.
En
resumen, las tiendas de los chinos a las que entramos por primera vez
hay que descubrirlas con una compostura del postureo adaptada al
misterio oriental del local y sus pasillos entre estanterías,
cosmopolita acostumbrado a las tiendas de los chinos y aguzando el
oído para comprender las respuestas del personal que nos atiende.
Una compostura del postureo ante los misterios orientales que nos
permitirá salir airosos en cualquier circunstancia donde no
encontramos lo que buscamos y nos da corte acudir en busca de ayuda
al personal de la tienda es sacar el móvil como que nos llaman y
decir en voz alta que se sale inmediatamente, que ahora mismo voy o
cualquier otra frase socorrida que avale nuestra compostura del
postureo de salir pitando por un imprevisto sin que nadie sospeche
que estamos perdidos en la tienda de los chinos.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org
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