The Adversiter Chronicle

martes, 4 de junio de 2024

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre

Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle

Libro:
Sonámbulos – Cómo Europa fue a la guerra en 1914-
Autor: Christopher Clark
Editorial: Galaxia Gutemberg, S. L.
Traducción: Irene Cifuentes y Alejandro Pradera
Edición: Mayo 2015

Fue un conflicto que terminaría con todos los conflictos y a su fin todo un mundo había desaparecido y marcaría al resto del siglo XX, curiosamente cien años después se repiten algunos aspectos que dieron lugar a la Gran Guerra. Posiblemente todos sepamos que comenzó con un atentado en Sarajevo, los más avezados, ellas siempre son avezadas, recordarán que la víctima fue el archiduque de Austria y los más atentos en clase puede que recuerden que era heredero del Imperio Austro-Húngaro. Pues el título de hoy nos ofrece sumergirnos en los años previos para comprender cómo una guerra que ningún imperio europeo deseaba se convirtió en una guerra sangrienta que cambió la Historia. Con estilo ágil de periodista y de forma comprensible, conoceremos lo que se cocía en Europa con Rusia apoyando el expansionismo serbio, las alianzas que obligaban a declarar la guerra si uno de sus miembros era atacado, las cancillerías con sus protagonistas y las impresiones de los informes que enviaban embajadores, 
nos sumergiremos en el Gran Juego como nunca lo habíamos visto y que guarda escalofriantes, salvando las distancias, parecidos con el presente actual y la guerra en Ucrania o la guerra declarada por Hamas contra el Estado de Israel.
La contraportada es parca en datos de Christopher Clark, actualizados al año de edición, es catedrático de Historia Moderna europea y Fellow del St. Catharine´s College de la Universidad de Cambridge y autor de varios libros. En Internet se puede encontrar más información y a continuación unos breves pasajes que os inciten a descubrir su apasionante lectura:

La propuesta del libro...
"Un razonamiento principal de este libro es que los sucesos de julio de 1914 sólo tienen sentido cuando explicamos los trayectos realizados por quienes tomaron las decisiones más importantes. Para ello, tenemos que hacer algo más que repasar la sucesión de `crisis´ internacionales que precedieron al estallido de la guerra: debemos comprender cómo se vivieron y tejieron aquellos acontecimientos en relatos que estructuraron impresiones y motivaron comportamientos. ¿ Por qué los hombres que con sus decisiones llevaron a Europa a la guerra se comportaban y veían las cosas como lo hacían? ¿Cómo es que el sentimiento de temor y aprensión que hallamos en tantas fuentes se asocia a la arrogancia y jactancia que encontramos a menudo en los mismos individuos? ¿Por qué eran tan importantes esos rasgos exóticos del escenario de preguerra tales como la cuestión albanesa y el `préstamo búlgaro´, y cómoi se juntaron en las mentes de los que tenían poder político? Cuando los que tomaban las decisiones disertaban sobre la situación internacional o sobre las amenazas externas, ¿veían algo real, o proyectaban sus propios temores y deseos en sus adversarios, o ambas cosas? El propósito ha sido reconstruir lo más vivídamente posible los `puestos de decisión´ tan dinámicos que ocupaban los actores clave antes y durante el verano de 1914."

Una pequeña y nacionalista Serbia...
"La idea de la `unificación de todos los serbios´ venía respaldada por una imagen mental de Serbia que guardaba poca relación con el mapa político de los Balcanes a principios del siglo XX. Su expresión política más influyente fue un memorándum secreto redactado por el ministro del Interior serbio Ilija Garasanin para el príncipe Alejandro Karadjordjevic en 1884. Conocido tras su publicación en 1906 como Nacertanije (del serbio antiguo nácrt, `borrador´), la propuesta de Grasanin esbozaba un `Programa de política nacional y exterior de Serbia´. Sería difícil exagerar la influencia de este documento sobre generaciones de políticos y patriotas serbios; con el tiempo se convirtió en la Carta Magna del nacionalismo serbio. Garasanin empezaba su meorándum con la observación de que Serbia es `pequeña, pero no debe permanecer en esa situación´. Sostenía que el primer mandamiento de la política serbia debe ser el `principio de unidad nacional´; con ello se refería a la unificación de todos los serbios dentro de las fronteras de un Estado serbio: `Donde habite un serbio, eso es Serbia´. El modelo histórico de esta visión más amplia del Estado serbio era el imperio medieval de Stepan Dusan, una extensa franja de territorio que, curiosamente, abarcaba la mayor parte de la república serbia actual, la totalidad de Albania de hoy día, gran parte de Macedonia y toda la Grecia central y septentrional, pero no Bosnia."

La amenaza rusa al Imperio Británico...
"Los británicos respondieron a la amenaza rusa con una política a dos bandas. La primera entrañaba un acercamiento a Japón y Francia, y la segunda la búsqueda de un acuerdo de reparto de poder con la propia Rusia que quitara la presión sobre la periferia del Imperio Británico. Después de la guerra chino-japonesa de 1894-1895, Gran Bretaña y Japón compartían el interés en oponerse a que Rusia se expandiera aún más. Japón era el `aliado natural´ de Gran Bretaña en el Lejano Oriente, como dijo el ministro de Asuntos Exteriores Kimberley en una carta de mayo de 1895 al representante británico en Tokio. La amenaza que suponían las enormes fuerzas terrestres japonesas para la frontera china de Rusia -a finales de 1895, 200.000 soldados japoneses habían entrado en Manchuria- compensaría la vulnerabilidad de la periferia del Imperio británico en el norte de la India. El rápido aumento de la flota japonesa proporcionaría otro `contrapeso a los rusos´ y con ello aliviaría la presión sobre las desbordadas flotas británicas. En 1901, tras un largo periodo de acercamiento cauteloso, dieron comienzo las conversaciones con vistas a una alianza formal: primero limitada a un pacto de defensa naval y luego más global firmada en Londres el 30 de enero de 1902. la Alianza Anglo-Japonesa, renovada en 1905 y 1911 (ampliando los términos), se convirtió en parte integrante del sistema internacional del mundo de preguerra."

Monarcas europeos...
"Los monarcas eran actores simbólicos así como políticos, y en este papel podían captar y concentrar las emociones y asociaciones colectivas. Cuando unos parisinos curiosos se quedaron mirando embobados a Eduardo VII despatarrado en una silla a la puerta de su hotel fumándose un puro, tuvieron la sensación d estar mirando a Inglaterra en forma de hombre muy gordo, a la moda y seguro de sí mismo. En 1903, su ascenso triunfal en la opinión pública parisina contribuyó a allanar el camino para la firma de la Entente con Francia al año siguiente. A pesar de su filosofía política autocrática y su escasísimo carisma, el déspota de modales suaves Nicolas II fue recibido por los franceses como un héroe conquistador cuando visitó París en 1896 porque le consideraban la personificación de la Alianza franco-rusa. ¿Y quién encarnaba los aspectos más inquietantes de la política exterior alemana -su indecisión, falta de orientación y ambición frustrada- mejor que el febril, indiscreto, propenso al pánico y autoritario káiser Guillermo, el hombre que tuvo la osadía de aconsejar a Edvard Grieg cómo dirigir `Peer Gynt´?. Tanto si el káiser elaboraba la política alemana como si no, sin duda la simbolizaba en opinión de los adversarios de Alemania."

La opinión pública...
"Los periódicos semioficiales y los artículos `dictados´ en la prensa nacional para comprobar el clima de opinión eran instrumentos conocidos de la diplomacia continental. Ese periodismo al dictado se hacía pasar por la expresión autónoma de la prensa independiente, pero su eficacia dependía precisamente del grado en que los lectores sospechaban que emanaba de la sede del poder. Por ejemplo, todo el mundo entendía en Serbia que Samouprava representaba las opiniones del gobierno; el Norddeutsche Allgemeine Zeitung estaba considerado el órgano oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán.; en Rusia, el gobierno daba a conocer sus opiniones a través de su propio periódico semioficial, Rossiya, pero de vez en cuando también hacía campañas en otros periódicos más populares, como Novoye Vremya. El ministro de exteriores francés, al igual que el alemán, pagaba dinero de un fondo secreto a los periodistas y mantenía estrechos lazos con Le Temps y la Agencia Havas, al tiempo que utilizaba Le Matin, menos serio, para lanzar `globos sonda´."

El Imperio Otomano...
"Mucho más grave que las discusiones por el control del Ferrocarril de Bagdad fue la crisis que estalló en diciembre de 1913 por la llegada de una misión militar alemana a Constantinopla. Tras su desastrosa campaña en los Balcanes, el Gobierno otomano buscaba desesperadamente ayuda extranjera para fortalecer sus Fuerzas Armadas mediante reformas radicales. Aunque el alto mando militar otomano consideró durante un tiempo la posibilidad de invitar a una misión militar francesa, los socios más evidentes eran los alemanes. Sus asesores militares habían tenido una presencia constante en Constantinopla desde finales de la década de 1880 y durante los años noventa, cuando `Goltz Pasha´ había dirigido los cursos de formación para los cuadros de oficiales turcos. Pero aquella nueva misión iba a ser de una escala mayor que los esfuerzos anteriores. A su jefe iba a asignársele una función de mando ( que no tenían los anteriores asesores, lo cual se consideraba un motivo crucial de su fracaso), e iba a ser responsable de la totalidad de la instrucción militar del Ejército otomano, incluida la formación del Estado Mayor. También gozaría de poderes ilimitados de inspección militar, y le acompañaba una falange de cuarenta oficiales alemanes en servicio activo. Y lo más importante: en calidad de general al mando del 1º Cuerpo de Ejército otomano, esa persona también iba a ser responsable d ela defensa de los Estrechos y de la propia Constantinopla. El hombre escogido para encabezar la misión fue el teniente general Liman von Sanders, comandante de la 22ª División en Kassel."

Se enciende la mecha...
" La mañana del 28 de julio de 1914, el emperador Francisco José firmó su declaración de guerra contra Serbia con una pluma de avestruz, sentado ante el escritorio de su despacho en la villa imperial de Bad Ischl. Ante él había un busto tallado en brillante mármol blanco de su fallecida esposa. A su derecha tenía un encendedor de puros último modelo, una aparatosa estructura de bronce sobre una peana de madera oscura, cuyo cable trenzado llegaba hasta un enchufe situado en la pared que había detrás del escritorio. El texto seguía el formato de manifiesto que los austriacos habían utilizado para declarar la guerra a Prusia en 1866. Para entonces, Belgrado ya era una ciudad casi desierta. Todos los hombres en edad militar habían sido llamados a filas, y muchas familias se habían marchado para refugiarse en casas de familiares en el interior del país. La mayoría de los ciudadanos extranjeros se habían ido. A las 2 de la tarde del 28 de julio, el rumor de la inminencia de la guerra corrió como la pólvora por la ciudad. Las ediciones especiales de los periódicos se agotaban en cuanto los vendedores lograban ponerlas en la calle. Antes d eque concluyera el día, dos barcos de vapor serbios que navegaban por el Danubio con un cargamento de munición y minas habían sido apresados por exploradores y guardias austriacos. Poco después de la una del mediodía siguiente, las tropas serbias volaron el puente sobre el río Sava entre Semlin (Zemun) y Belgrado. Las cañoneras autriacas abrieron fuego, y tras una breve escaramuza, las tropas serbias se replegaron. La noticia de que por fin se había declarado la guerra llenó de alegría a Sigmund Freud, que a la sazón tenía cincuenta y ocho años: `Por primera vez en treinta años, siento que soy un austriaco, y tengo ganas de darle otra oportunidad a este Imperio no demasiado prometedor. Toda mi lívido está dedicada a Austria-Hungría´."

Breves muestras de una obra fascinante que hará las delicias de amantes de la Historia y quien trate de comprender cómo hemos llegado cien años después al mismo punto de partida, ha cambiado la tecnología y sucumbido los imperios coloniales, pero Europa vuelve a asomarse al precipicio de un conflicto continental que, en realidad, es un conflicto global, un nivel más por encima de las guerras mundiales del siglo XX reviviendo la Guerra Fría. Y tal vez como ocurrió en 1914, los centros de poder y la sociedad seguimos sonámbulos ante la tragedia que se está fraguando y que es realidad en Ucrania y Oriente Medio. Y aunque la sociedad no es la misma de 1914 y estamos interconectados viviendo en la inmediatez, el Gran Juego nunca se detiene y quienes olvidan su Historia están condenados a repetirla...

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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