Tengo la sensación de que
en la clase política se han instalado demasiados reyes desnudos,
como aquel del cuento donde su vanidad y que todos le decían amén
permitió a dos pícaros hacerse pasar por sastres y jugar con la
vanidad del rey del cuento, donde sus súbditos no osaban llevarle la
contraria y aplaudían su desnudez salvo la infancia que, inocente,
sólo veía un tipo en pelotas por la calle...
Supongo que soy mal
súbdito de estos desnudos reyes porque no me sale aplaudir su
desnudez y me ofende ver como aplauden y vitorean los maravillosos
ropajes que sólo ven ellos para no perder influencia...
También me
recuerdan al inolvidable Eugenio y su chiste del oculista donde el
jodido de la vista era el oftalmólogo. Si yo veo una cosa que parece
una cosa, se comporta como una cosa y se paga como una cosa no pueden
decirme que es otra cosa, poder pueden y lo hacen que es lo más
jodido...
Dicen que cuanto más sube
un tipo, más ruido hace al caer. Y es cierto, hace nada se ha caído
uno de esos tipos que suben y menudo estruendo ha organizado, la
culpa la tenía un beso, que cantaba alguien hace tiempo...
Si además el tipo es un
rey desnudo vestido de una causa el estruendo de los gritos y reproches de sus súbditos y
su corte anuncian una caída tremebunda. Podría pensar que es cosa
del cambio climático pero me da la sensación de que es que no son
capaces de cambiar al ritmo de la sociedad, que ni sigue sus ritmos
ni pueden subir como la espuma y sólo les queda ascender escalón a escalón
venciendo la fatiga, la tristeza, la soledad y que estos reyes
desnudos tratan de encauzar hasta su tiempo libre por la causa, más
causa desnuda y judicial que causa perdida de rebeldes buscando una causa que
resulto ser yo, no por elección ni voluntariedad, es que su cuento
me mete en el mismo...
Y encima su cortejo es a
las bravas del aquí te pillo y aquí te mato.
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