The Adversiter Chronicle

martes, 11 de julio de 2023

"TELEMIERDA INC.", suplemento televisivo cutre

Suplemento televisivo cutre de The Adversiter Chronicle

CARA A CARA: EL DEBATE en ATRESMEDIA

Que un debate electoral se convierta en la estrella de la temporada televisiva veraniega ya dice bastante del actual páramo televisivo en las cadenas en abierto, llamadas por los finos generalistas. Tras la defenestración de Sálvame, el próximo viernes finiquita la franquicia Deluxe, Mediaset no ofrece alternativas digeribles y sí indigestos formatos ya vistos, también algo caducos, donde las caras nuevas son las presentadoras y presentadores de siempre; resulta que el resto de cadenas generalistas tampoco ofrecen alternativas entre series infumables de origen turco, concursos para frikis incombustibles o la alternativa de la pública que es sencillamente propaganda oficialista del gobernante de turno que hace añorar épocas pasadas cuando RTVE era un ente público digno de crédito y calidad de contenidos. Pero Atresmedia se ha apuntado el tanto veraniego con un debate entre dos aspirantes a gobernar, uno con cinco años de Gobierno y el otro aspirante a serlo...

Que la cosa era importante televisiva y mediáticamente lo indicaba el bombo y platillo que se daba en la cadena y que un montón de apesebrados y partidistas comentaristas y analistas de la cosa política recalcaban que un debate televisivo no influía significativamente en el electorado. Mentira gorda desde el mítico primer debate televisado entre Kennedy y Nixon aspirando a la presidencia de EEUU. De moderadores, a priori, estuvieron los solventes, a priori, de Vicente Vallés y Ana Pastor. El primero un rostro familiar ya que conduce las noticias de la noche en Antena3 y la moderadora rostro habitual en programas y especiales de La Sexta. El plató estuvo vanguardista pero clásico y sobrio, de tonos blancos y negros. La mesa no era digna de Putin, una cosa manejable con distancia prudencial que evitaba alcance de babas al hablar o llegar a tocarse. No faltaron cronometradores oficiales de baloncesto para contar el tiempo de intervención de cada candidato y la liturgia de la llegada de ambos protagonistas del debate a los estudios televisivos con bienvenida y recepción de los mandamases del grupo audiovisual.

La cosa dio comienzo de forma puntual y con los moderadores conjuntados estéticamente con el plató en blanco ella y tono oscuro él, ambos trajeados para la ocasión. Explicaciones de la dinámica de turnos, previo sorteo, y división en cuatro bloques. Esto de los bloques fue un cachondeo total porque los moderadores sólo pudieron hacer la primera pregunta porque la respuesta, réplica y contra réplica, y volver a empezar, se comieron el tiempo. En ese sentido el papel de los moderadores daba la sensación en ocasiones de ser de meras comparsas, no les hacían caso, sus ruegos al silencio encontraban oídos sordos y dejaron ambos la sensación de que no eran capaces de poner algo de moderación en las intervenciones de los candidatos. Era interesante ver los relojes de tiempo de intervención y en ese sentido la cadena y moderadores hicieron buen papel...

De la cosa política ya se encargan otros, desde un punto de vista televisivo el espectáculo corrió a cargo del candidato socialista que logró dar espectáculo con estilo de debate a base de muecas, caritas, gestos y toda una panoplia de recursos gestuales que quitando el sonido a la tele era como un espectáculo de mimo. El candidato popular se mantuvo sobrio estéticamente con muecas, pocas, cuando el rival le interrumpía y hacía caritas y muecas a la cámara. Pude decirse que el candidato popular estuvo en un estilo europeo, nórdico casi salvo las contadas ocasiones en que se igualó en interrupciones a su oponente mientras que éste mezcló las mejores esencias del estilo USA, lenguaje facial tipo Berlusconi y ese estilo indolente, de rebeldía estudiantil que pusieron en boga líderes de otras formaciones políticas antes de acceder a las poltronas de la política y el poder. Parecía uno de aquellos míticos exámenes orales antes de la EGB donde el candidato socialista era un rebelde y empollón estudiante ante un serio y adulto rector...

Desde un punto de vista televisivo el debate fue volver a la infancia y décadas atrás cuando se emitía Barrio Sésamo, el candidato socialista convertido en el intrépido Pepe Sonrisas que irradiaba optimismo y el candidato popular convertido en el didáctico Conde Drako, uno mostrándonos una actualidad de optimista futuro y el otro enseñando nociones mientras contaba los murciélagos que salieron en la pasada legislatura. Como espectáculo televisivo, la televisión es espectáculo a fin de cuentas aunque sea electoral, hay que felicitar a la cadena y a los dos protagonistas que lejos de un debate farragoso, tedioso e incomprensible nos brindaron dos estilos de afrontar estar ante las cámaras y llegar a la audiencia, sin novedades vanguardistas pero si dos estilos distintos que dieron juego en su emisión y jugo una vez finalizado que durará hasta la cita en las urnas. 

Si se preguntan quién ganó en el debate televisivo, sin duda el Grupo Atresmedia que pega otro mandoble a su rival Mediaset, sabiendo jugar que fuera el único debate a celebrar en la campaña electoral y el morbo de que se hiciera en una cadena demonizada por la izquierda política; con éxito de audiencia y excelente anfitrión televisivo en cuanto a producción. Y si se preguntan quién ganó el debate político pues deberán esperar al recuento, porque el debate sólo es parte de la campaña electoral, un elemento más que no es decisivo pero, aunque les cueste confesarlo, quita o gana votantes...
Era mejor que ver concursos, culebrones o tertulias.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido

Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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