The Adversiter Chronicle

miércoles, 26 de julio de 2023

CUENTO DE VERANO

 
-¡Tócalo tú!

-¡No! ¡Tú primero!

La niña y el niño se miraron un instante antes de volver a mirar fijamente al señor de avanzada edad tendido en la cama.

-Podríamos tocarlo a la vez. -dijo la niña que se puso de puntillas para ver mejor la cara.

El niño y la niña se quedaron de nuevo absortos mirando al señor tendido en la cama.

-Parece muerto pero también parece dormido. -dijo el niño alargando la mano a ver si podía alcanzar la nariz pero quedaba demasiado alto para su estatura.

-Como se nota que vas un curso por detrás en Primaria – dijo la niña orgullosa- Si no respira es que está muerto, los seres vivos respiran.

El niño hizo un mohín y se sobresaltó cuando vio que el señor tendido en la cama abría los ojos y les miraba con gesto serio.

-¿Pero se puede saber qué hacéis?-dijo el señor tendido en la cama que les miraba inquisidor.

-¡Pensamos que estaba muerto! -dijo el niño excitado.

-También pensamos que estaba dormido, pero no lo sabíamos. -dijo la niña mientras le daba en el pie al niño- No queríamos asustarle, sólo teníamos curiosidad.

El hombre tendido en la cama esbozó una sonrisa y trató de incorporarse.

-Niño, ayúdame. Acércame esa foto que está en la mesita. -dijo el señor mientras alargaba el brazo.

La niña y el niño miraban con curiosidad como el señor daba un beso a la foto y se la metía en el bolsillo de la camisa. Lo cierto es que la aventura se había acabado, otro adulto con sus cosas ignorando su presencia. El niño y la niña dijeron adiós con la mano y el señor tendido en la cama devolvió el saludo.

-Decirme una cosa antes de iros. ¿Cómo pensabais averiguar si estaba muerto o durmiendo? ¿Tocándome la nariz a ver si salían mocos?

El niño y la niña comenzaron a reirse a carcajadas y el señor tendido en la cama esbozó una sonrisa.

-¡Queríamos saber si respiraba! ¡Los seres vivos respiran! -dijo el niño sacando pecho.

-¡Eso se lo dije yo! -dijo la niña mientras daba una patada al niño- ¡Va un curso por detrás en Primaria y no sabía que los seres vivos respiran!

-¡Y que los muertos no respiran! -dijo el señor tendido en la cama mientras tocaba con el dedo la punta de la nariz del niño arrancando nuevas carcajadas del niño y la niña mientras salían de la habitación.


El claxon se escucho claramente en el salón cuyo ventanal daba a la entrada principal.

-Ya están aquí por fín. -dijo la madre del niño dirigiéndose a la madre de la niña- Si tardan un poco más me da un ataque de nervios. Presentarse así tras tanto tiempo y si podía dormir aquí.

-¿Dónde están los niños? Espero que no hayan visto a su desconocido abuelo.- respondió la madre de la niña.

El niño y la niña bajaron al salón y vieron como los empleados de la funeraria sacaban al señor tendido en la cama en una camilla metido dentro de una bolsa negra.

-¡Nooo! ¡Nooo! ¡Está vivo! ¡No podéis enterrarlo! -dijo la niña paralizada de pánico.

-¡Tocarle la punta de la nariz! ¡Los vivos respiran! ¡Tocarle la punta de la nariz!- gritaba el niño que era sujetado por su madre entre sollozos.

-¡Calmaros! No pasa nada, ese señor era vuestro abuelo, que ha tenido la indecencia de presentarse de pronto para ir a morirse en la cama... Además no será enterrado, vamos a incinerarlo y esparciremos sus cenizas.

El niño y la niña vieron por el ventanal como el vehículo de la funeraria arrancaba y se alejaba de la urbanización. El niño recogió la foto, tirada en el suelo al lado de la cama, caída del bolso de la camisa del señor tendido en la cama cuando le movieron para meterle en la bolsa. El niño se la dio a la niña que seguía llorando en silencio.

Esa noche, cada uno en su casa con sus padres, el niño y la niña conciliaron pronto el sueño. Un vecino de la urbanización era médico y compañero de fiestas vecinales que les recomendó un suave tranquilizante para que el trauma de ver un cadáver no fuera a más. Durante el sueño de ambos, se vieron de repente juntos en un parque. Se miraron sorprendidos ya que de alguna forma inconsciente eran conscientes de que estaban en un sueño. Su abuelo se acercaba a ellos progresivamente, parecía menos viejo y no se le veían los pies. Se puso a su altura y cogió la foto que le tendía la niña. Nunca comentaron en su vida lo sucedido aquella mañana y sobre el sueño, que ambos recordaban y que sabían que ambos habían soñado mientras soñaban esa noche...

FIN

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido

Salt Lake City, Utah
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