Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autora:
Ana María Sigmund
Editorial:
Plaza & Janés Editores
S. A.
Traducción:
Carlos Fortea
Edición:
Primera edición, marzo de
2000
Cuando se aborda el periodo nazi en Alemania hay
lugares, imágenes y documentos que tratan de comprender el ascenso
del nazismo. La propuesta de hoy es un viaje a la Alemania nazi de la
mano de un grupo de mujeres representativas que fueron compañeras y
cómplices. Lejos de detalles truculentos, personalidades depravadas
y casi inhumanas, la autora nos narra sus biografías. Mujeres de su
tiempo en una sociedad donde la mujer iba escalando posiciones de
igualdad con los hombres que sin embargo apoyaron una ideología que
las relegaba a serviles mujeres para atender el descanso del guerrero
y engendrar futuros soldados. Sin embargo, vemos a mujeres que
fueron madres, que tenían sueños e incluso militaron en las filas
socialistas. Un viaje donde el nazismo va logrando ascender en poder
y cómo gente corriente alcanza altas cotas de poder sin importar el
precio a pagar. Cuesta creer que la mujer de Goebels se entregara
hasta el paroxismo a la personalidad de Hitler o su propia sobrina
que eligió el suicidio. Libro que nos mete de lleno en la atmósfera
de irrealidad que llevó al desastre a toda una nación como
Alemania...
Ana María Sigmund nació en la pequeña ciudad de
Waldhofen/Thaya (Austria), donde asistió al colegio y al instituto.
En Viena se licenció en magisterio y dio clases en una escuela
primaria. Estudió Historia e Historia del Arte en la Universidad de
Viena, y en 1982 se doctoró en Filosofía. Posteriormente trabajó
para la cadena de televisión ORF y colaboró en importantes
exposiciones históricas sobre Austria. Ha publicado numerosos
artículos sobre los Habsburgo y el historicismo. Está casada con
un catedrático de matemáticas y vive en Viena.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año
de edición, más de dos décadas, y en Internet podéis encontrar
más información sobre la autora. A continuación unas breves
reseñas que os inciten a su apasionante lectura:
La mujer en el sistema nazi...
“Junto
al apoyo social y material, extremadamente generoso, de lo que más
se beneficiaba el agitador político era del culto a la personalidad
que sus seguidoras le dispensaban. `Creo que incluso han sido las
mujeres las que han acuñado la expresión 'mi Führer'´,
manifestaba Hitler con satisfacción. Como a los hombres, Hitler
sabía manipular magistral e individualmente a las mujeres y
utilizarlas para sus fines. Caer rendida a los pies del Führer era
condición sine qua non para ser admitida en el círculo de la élite
femenina nacionalsocialista. La fascinación de Hitler les hacía
olvidar el programa del NSDAP, único en el panorama político alemán
en lo que a desprecio de las mujeres se refería. Las mujeres eran
bienvenidas como afiliados normales, cotizantes, pero: `Una cosa
tiene que estar clara: el hombre es el único que puede ser juez,
soldado y guía del Estado´, anunciaba el teórico nazi Rosenberg.
La `emancipación d ellas mujeres de la emancipación de la mujer' era la doctrina básica del movimiento nacionalsocialista. La elevación de Alemania estaba considerada un `acontecimiento masculino´. Ya en
1921 el congreso del partido estableció por unanimidad que `una
mujer nunca podrá acceder a la dirección del partido y a la
comisión ejecutiva del mismo´. Había que salvar de la decadencia
al pueblo, la raza y la cultura. Y no se confiaba en las mujeres para
eso.”
Carin Goering...
"La propia Carin Goering entendía el nacionalsocialismo como religión
sustitutiva, de forma similar a la Agrupación Edelweiss de su
abuela. Para ella, en este movimiento parecía fundirse todo lo
bueno, idealista y noble. A su manera excesiva, místico-ensoñadora,
reverenciaba a Hitler como a un Mesías que habría de liberar a
Alemania del yugo de las potencias vencedoras y guiarla hacia un
futuro de esplendor. `Y una se siente tan impotente ante todo esto
que en el único que en este caso, como en todos, pongo toda mi
esperanza, es Hitler, cuando empuñe el timón de este barco que se
hunde...´, escribía a su madre el 4 de enero de 1931. Para Carin,
Hitler era `un genio lleno de amor a la verdad´, admiraba su lucha
`caballeresca´ y su `decencia´. A pesar de todos los reveses, jamás
dudó de la victoria del movimiento. Ella encarnó el prototipo de
nacionalsocialista `idealista´ cuyo ciego entusiasmo borraba toda
capacidad de pensar por sí mismo. En octubre de 1933, durante el proceso por el incendio del Reichstag, Goering visitó la tumba de su
fallecida esposa en Suecia y depositó una corona de hojas verdes en
forma de cruz gamada. El 8 de noviembre, unos desconocidos pisotearon
las flores y escribieron sobre la lápida adornada con cruces gamadas
una inscripción en sueco: `Nosotros, algunos suecos, nos sentimos
ofendidos por la profanación del alemán Goering. Descanse en paz su
antigua esposa, pero que nos ahorre la propaganda alemana en su
tumba.´ Esta fue para Goering la señal para levantar en su pomposa
finca rural de Carinhall, entonces en construcción en el idílico
paisaje de bosques y lagos de las landas de Schorf, un mausoleo
subterráneo, y llevar a cabo el traslado de la fallecida.”
Magda Goebbels...
“El
hombre al que Magda Quandt pronto habría de calificar como su dios
estaba lleno de ensoñaciones sentimentales, pero era al mismo tiempo
cínico, malvado, vengativo e incapaz de sentir compasión. Su
contradictorio carácter era polifacético y conjugaba sin esfuerzo
una mesiánica visión de sí mismo, complejos de inferioridad, ansia
de redención y voluntad de aniquilación. Su pulida retórica
arrastraba y su trabajo propagandístico fue genial. Goebbels sólo
era leal a Hitler, al que idolatraba. A muchos les resultaba
inquietante, y muchos le evitaban. Sus contemporáneos le atribuyen
un efecto tan repelente como fascinante. Esto último valía para
Magda. `La ideología nacionalsocialista se adueñó de su imaginación
como nunca antes, pero mezclada con los restos de la doctrina
sionista que su viejo amigo Arlosoroff le había inoculado´,
escribió en sus diarios la periodista Bella Fromm. El escenario
nacionalsocialista berlinés, lleno de fanatismo, brutalidad y
agitación, ejercía sobre la cultivada Magda la sorda fascinación
de una plaza de toros. Aquí estaba la `verdadera vida´, en la que
había que participar. Y Magda sentó las bases de su futuro.”
Eva Braun...
“Por
casualidad, su padre oyó decir que una tienda de fotos de la
Schellingstrasse, en el barrio de Maxvorstadt, necesitaba
colaboradores, disponía de grandes encargos del NSDAP. Eva se
presentó a lo largo de septiembre de 1929 en el estudio de Heinrich
Hoffmann y fue contratada como aprendiz de fotografía, vendedora y
chica para todo. En esa función estuvo muchos años. La vida y la
actividad de la casa Hoffmann le gustaban y le recordaban,
lejanamente pero de forma romántica, el mundo del cine. Eva extendió
el sueño de ser algún día estrella de la pantalla más allá de la
adolescencia, y se trató de una ensoñación que le acompañó a lo
largo de toda su vida. Más adelante, en Obersalzberg, se imaginaba
que -tras la victoria final del nacionalsocialismo- interpretaría el
papel principal en una gran producción de Hollywood y de ese modo el
mundo conocería la historia de su vida con Hitler. Pero en 1929 esos
sueños aún eran futuro, y Eva aprendía a fotografiar y revelar
películas. Pronto se convirtió en su hobby. Al elegir su centro de
trabajo, Eva había sentado las bases de su vida: en octubre de 1929
conoció allí a Adolf Hitler.”
Breves pinceladas de un cuadro que nos muestra, aparte
de las citadas, a Leni Riefenstahl, Emmy Goering, Geli Raubal,
Henriette von Schirach y Gertrud Scholtz- Klink. Ideal para comprobar
que en el contexto de la época el nacionalsocialismo era una teoría
camino de llevarse a la práctica y que transformó a gente corriente
en fanáticos y también en fanáticas. Ideal para amantes de la
intrahistoria de la Historia, lectura de mesita de noche, guardias
nocturnas y convalecencias de sofá. Se devora de un tirón y ofrece
luz de los años previos del ascenso de Hitler al poder y la
intimidad de quienes hoy son reconocidos fanáticos asesinos de masas
pero que también se enamoraban y tenían sentimientos, todo ello
teñido por la ideología nazi y la lealtad a Hitler.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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