Suplemento
cinematográfico cutre de The Adversiter
Chronicle
AD ASTRA (2019)
Todo parecía indicar que sería una jornada de curro de deleite
cinematográfico aparcando mocho, linterna y caja de herramientas,
bien provistos de pistachos y birras frías dispuestos a disfrutar de
esta película dirigida por James Gray en 2019 con Brad Pitt de
protagonista estelar y nunca mejor dicho. Ambientada en un futuro a
corto plazo si nos fijamos en el tema de los ordenadores, a medio
plazo si tenemos en cuenta lo de la base lunar y a largo plazo si
atendemos a tema de recorrer distancias por el sistema solar. Pero
todo esto llegaría tras el visionado y la cosa empezaba bastante
bien aunque enseguida te viene a la mente Apocalypse Now. La
crítica fue generosa en elogios y que era una nueva adaptación de
El corazón de las tinieblas...
Lo mejor de la película está en la ambientación con
naves creíbles y vehículos realistas. Cojea un poco el tema de las
bases, tanto en la Luna como en Marte, que provocan una sensación de
desfase entre infraestructuras y elementos cotidianos ya que por
momentos parece un futuro a largo plazo y en otras un futuro de plazo
larguísimo con la Luna convertida en un satélite con presencia
humana y campo de batalla; lo de Marte canta más porque es una base
tremenda y sitúa el futuro propuesto casi a siglos de distancia, al
menos a siglo y medio. Y luego están las incongruencias comunes al
género como que el pelo no flote en ingravidez, recorrer distancias
sólo con lo puesto entre naves flotando por el espacio y saltos en
el tiempo con estancia de larga duración en la nave donde nunca
falla nada. Se agradece la ausencia de una computadora omnipresente
pero el interior de las naves se parece demasiado a las actuales que
sin duda serán distintas en diseño para misiones de larga duración.
De lo bueno, hay que empezar por Brad Pitt que interpreta
a un protagonista de una pieza, soldado profesional, diestro en
soportar situaciones que haría reventar el sistema cardiovascular de
cualquier mortal, con pericia en manejo de naves de distinto tipo y
además el hijo del objetivo de la misión. Nos gustó porque hace
realista al personaje, un hombre ya adulto y maduro lejos de sus
personajes de edad más joven que él. Logra eclipsar al resto de
reparto y sólo Donald Sutherland y Tommy Lee Jones logran estar a su
altura de protagonista absoluto ante la cámara. Hay un homenaje al
programa Apolo en vehículos lunares, recubrimientos de oro y también
a 2001 Una odisea en el espacio, referencias en suma que
terminan lastrando el visionado porque da la sensación de ser una
macedonia de homenajes.
La película está muy bien si eres de generación
digital y no tienes referencias de las películas a las que el guion
hace homenaje, está bien si te gusta el género y su entorno
futurista y puede ser decepcionante para espectadores veteranos, no
porque sea una mala película sino porque se va desinflando a cada
minuto y suena a muy visto ya, seguramente sensación producida por
la edad. En la tertulia posterior hasta la hora de fichar se entabló
un interesante debate de algunos detalles que pueden ser futuribles
como la religión que flota en el ambiente, el gran hermano que son
los controles psicológicos y el juego del protagonista ocultando sus
verdaderos pensamientos acerca de la misión. Sin duda ocupa un lugar
por derecho propio en el género si bien mezcla varios, desde el
género de catástrofes al de suspense pero deja la sensación de que
podría ser mejor sin caer en típicos tópicos y sobra la turra
filosófica que hace añorar películas con bicho, que tienen menos
filosofía y no porque ésta sea mala, es que cuando impregna la
trama se hace pesado si se aplica en dosis intravenosas como sucede
en la película.
Y sabor dulce al paladar cinematográfico en el
inicio, algo amargo hacia la mitad y casi vomitivo al final donde
todo se acelera. Es una trama que exige atención de espectador en
todo el metraje para gusto del rollo de dar qué pensar y que puede
resultar excesivo para quienes sólo quieren pasar un par de horas
entretenidos y alejados del mundanal ruido...
No es nada del otro mundo y nada que no hayamos visto
ya.
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