The Adversiter Chronicle

viernes, 10 de junio de 2022

"Ni a pata ni alpargata y menos a La Alcarria", suplemento viajero cutre

Suplemento viajero cutre de The Adversiter Chronicle

Viaje a la sucursal bancaria

El viajero disfruta del coche de San Fernando camino de la sucursal bancaria, es cuarenta de mayo y el viajero se ha quitado el sayo; hace un día soleado más de verano que primaveral, de temperatura agradable para ir en manga corta. Ya se ven foráneos en la ciudad con mochilita a la espalda, pantalones cortos y gorra, mirando calles y escaparates. Hay también el trajín diario del centro de la ciudad...
El viajero entra al vestíbulo de la sucursal bancaria. Hay tres cajeros automáticos, ocupados los tres y con cola de usuarios. A la entrada de la sucursal hay que pararse y también hay dos personas esperando. Alguien se queja en uno de los cajeros, que esto es una vergüenza, que no hay quien se entienda con los cajeros...

-Son los cambios. Con los cambios hay que tener paciencia.- Le dice al viajero una desconocida que espera como él.

El viajero recuerda entonces que la entidad bancaria ha sido fusionada con otra y, tras un poco de cháchara con la desconocida, se entera de que han cambiado la web y las pantallas de los cajeros a la nueva entidad surgida de la fusión...

Aparece un tipo trajeado de mediana edad que pregunta quién va a ventanilla y quién a mesas. Tras ver a unos y a otros desaparece sin decir nada más, aunque quienes van a ventanilla se atreven a entrar y hacer la cola dentro. Hay una máquina que da la vez en forma de papel con un número, pero no funciona y quienes esperan junto al viajero escuchan a una empleada que comenta al teléfono que se va en breves de vacaciones. El viajero barrunta que la sucursal bancaria está ya dando vacaciones y eso explica el misterio de que con las colas de espera que se forman sólo funcionen dos mesas de las siete que el viajero alcanza a ver con la vista...
Surge de alguna parte un empleado que por fin logra calmar al usuario del cajero, al que se le une un coro de comentarios de quienes esperan acerca de la pésima calidad del servicio de la entidad bancaria desde la fusión. El viajero respira aliviado de no ser cliente, está haciendo una gestión a un familiar, pero medita de cómo el usuario es vejado y humillado por la banca que aprovechó la pandemia para acelerar el proceso de digitalización y banca telemática creando una brecha generacional. Los cajeros presentan ahora una pantalla más propia de tableta o móvil con demasiada información y opciones para gente mayor acostumbrada a las pantallas anteriores, de letras más grandes y opciones claras aunque les supusiera teclear más. Ahora en el cajero los usuarios teclean menos pero si no están inmersos en la digitalización se convierten en analfabetos para operar con los nuevos cajeros...
Alguien se ha dejado una puerta abierta y el viajero y la desconocida pueden escuchar un entretenido diálogo entre una empleada y un usuario que por fin logra ser atendido por alguien...

-¿No está la chica que me atiende siempre?- pregunta el usuario.

-A ver Fulanito, ¿quién te suele atender?- le responde la empleada con ese tono cansino y de hastío de escuchar siempre lo mismo y con paciencia ante un usuario ya mayor aunque no anciano.

-A mi me atendía Mengano y...

-¡No! ¡Mengano ya no está en la sucursal!- le corta la empleada casi ofendida de que ose  mentar a quien ya no está- A ver, ¿de qué se trata?

-Es sobre los fondos de inversión que...

-¡Ah! Los fondos de inversión tienes que ir a la mesa siete.

-¿La mesa siete?-pregunta el usuario sorprendido.

-Fondos de inversión en la mesa siete, sí.

El viajero observa al usuario volver al vestíbulo a esperar y piensa que si el tipo tiene fondos de inversión no es un mindundi como el viajero o el humilde pensionista que va al cajero. Si tratan así a un cliente, buen cliente con fondos de inversión, cómo será el trato a quien sólo tiene deudas...

Por fin el viajero es atendido, el empleado ya estaba al tanto de la gestión, y la cosa no dura mucho y cuando se da cuenta ya está en el vestíbulo para salir. La desconocida habla con otra desconocida que no se aclara con el cajero...

-Son los cambios, son los cambios. Con los cambios hay que tener paciencia.

El viajero respira aliviado de abandonar el microcosmos de la sucursal bancaria y de no ser cliente de la entidad. Siente que hay algo de hechos consumados por parte de la entidad y un fatalismo existencial de la masa usuaria ante los mismos. El viajero se siente afortunado de haber aprendido el manejo de banca telemática, no queda otra, aunque siente un escalofrío imaginándose en un futuro cercano siendo él un analfabeto ante las innovaciones tecnológicas. El viajero aparta el escalofrío dispuesto a tomarse un cafelito en un garito cercano que...

Pero ése, ya es otro viaje.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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