The Adversiter Chronicle

sábado, 18 de junio de 2022

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles

Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

El hipermercado

Tengo un recuerdo grabado a fuego de aquellos años. Era un sábado, por la tarde ya entrada aunque no recuerdo qué día o qué estación era. Siento a veces la tentación de mirar por Internet o hemerotecas digitales para poner fecha a recuerdos como éste mas nunca lo hago, sería como matar la magia nebulosa del recuerdo...
La autovía era un heraldo de los nuevos tiempos, acortó distancias y tiempos entre localidades del centro de la región, ahora lo llaman territorio pero sigue siendo lo mismo; de repente la autovía creaba un gran espacio poblacional y económico, surgió en el centro de la región lo que entonces se llamó el hipermercado. Era algo vanguardista, novedoso, fascinante. Era lo que veíamos en cine y televisión como símbolo de progreso, el mágico escaparate del cine en la infancia. Recuerdo que iba expectante en el asiento de atrás, mirando por la ventanilla la autovía, coches adelantando y adelantando coches. Entonces, de repente, un inmenso edificio de más inmenso aparcamiento. Era lo bastante niño para subir en un carro, no tan pequeño para sentarme en él y si lo suficiente para disfrutarlo unos instantes...
El interior me resultó asombroso, inmenso una vez más, completamente distinto a las tiendas y el mercado donde hacía los recados de la compra del sábado para mi abuela. Era como una nave espacial. Luminoso de techo altísimo. Me quedé fascinado viendo un mostrador refrigerado a lo largo de una de las paredes. Metía la mano sin introducirla y sentías un frío helador cuando pasabas el límite del mostrador. Latas de bebida, refrescos, tartas heladas que no había visto nunca...
Se convirtió en una liturgia ir al hipermercado y disfrutaba como un niño. Luego, en posteriores compras, pude descubrir sus pasillos, los distintos mostradores pero la alegría consumista de los adultos era contagiosa. Recuerdo el aparcamiento repleto de vehículos, las colas en las cajas con carros llenos de compra, la liturgia de devolver el carro tras descargar la compra en el maletero. Después, en la ciudad, aparecieron otros signos del cambio de los tiempos que merecen su memoria particular pero que debo citar, como una hamburguesería o una sala multicines. Las tiendas que conocía iban desapareciendo y surgían nuevos comercios como el de los congelados, pequeños supermercados que crecerían hasta devorar las tiendas como en las que hacía los recados de la compra del sábado...
Ahora sólo hay que tener conexión a Internet para disponer de la mayor superficie de venta del mundo como es el propio mundo. Lejos de ver un consumismo compulsivo, es la ilusión que despertó aquel hipermercado de la región, territorio para seseras sensibles, la misma ilusión que veo en el consumismo por Internet, ni bueno, ni malo, ni mejor, ni peor que aquel consumismo del final de una década que cambiaba con el país como ahora cambia con el planeta.
Antón Rendueles


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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