Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje en el coche de
San Fernando por la ciudad sin mascarilla
El
viajero sale al asfalto de la acera, mañana de temperatura agradable
que requiere ir forrado y con chaqueta, brilla el sol y calienta, un
calor que se agradece tras días de sol sin calentar...
Lleva
el viajero la mascarilla puesta, ya no es obligatoria en la calle si
no hay gentío en las aceras y dentro de pocos días será optativa
en espacios cerrados. Las noticias sobre la pandemia parecen
relegadas por la guerra de Rusia en Ucrania, guerra del señor Putin
aunque sea Rusia quien se lleve la mala fama y el régimen de Putin
esquila la lana a precio de la sangre de sus compatriotas y
hermanos...
No
hay mucha gente y el tráfico es escaso, se nota que es Semana Santa
y los afortunados que pueden disfrutar de mini vacaciones se notan en
ausencia del trajín diario. Se fija el viajero en sus semejantes y
la mayoría lleva la cara descubierta, colgando de la barbilla o en
la mano como improvisada muñequera. Son las personas mayores quienes
más las llevan y decide el viajero que es hora de quitarla él
también...
El
viajero medita en el semáforo, esperando que se ponga en verde,
sobre volver a estar en la calle sin mascarilla. Es una sensación
agradable, de temor recóndito a una séptima ola, de pensar en lo
ocurrido y las muertes, las restricciones y el confinamiento. Han
sido sólo dos años pero queda tan lejano el 2019, como si fuera en
otra existencia, en otra vida...
Vuelve
el viajero a la vida con el semáforo en verde. Se ve reflejado en un
escaparate mientras cruza el paso de peatones y sonríe al verse sin
mascarilla. La mete en el bolso de la chaqueta, lista para ser
utilizada cuando entre a tomar el cafelito, igual no entra y sigue su
camino respirando aire directamente, aire contaminado, aire de aromas
a cafetería, panadería y hasta de pescadería, como retomar algo
que parecía un recuerdo lejano pese a su cercanía...
El
viajero echa de menos la misteriosa mirada de unos ojos de mujer con
su rostro enmascarado, ahora se puede apreciar belleza y hermosura
aunque sin el misterio oriental que daba la mascarilla, cruzando la
mirada un segundo...
El
viajero llega a su destino y saca la mascarilla del bolsillo. Se la
pone con naturalidad, un complemento más de la vestimenta como
pueden ser unos guantes, una bufanda, un sombrero y hasta una boina.
La pandemia no ha finalizado y aún tardará un tiempo, pero le ha
sido agradable al viajero caminar como antes...
El
viajero espera que le abran la puerta y entra al portal a la vez
que...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario