Con la
colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para The Adversiter
Chronicle
Ha
saltado la polémica en el Reino de España por la intención del
Gobierno de suprimir el vino del popular menú del día, momento de
alegría gastronómica para miles de currantes, del albañil al
agente comercial, del ejecutivo al limpia cristales, del humilde
obrero al soberbio empresario sin olvidar sindicalistas. Una
tradición que pasa de generación en generación pero que resulta
nociva al nuevo albur de los tiempos que corren con carne sintética,
vegetales veganos sostenibles que no te sostienen en pie y beber agua
que es más sano...
¿Tan
nocivo es el vino en el menú del día? Nadie mejor que nuestro
asesor de cabecera para temas gastronómico-científicos para que nos
aclare las dudas...
-¿Debemos quitar el
vino del menú del día y cambiarlo por agua del grifo a precios de
mineral con gas?
-Bueno,
bueno, no perdamos las entendederas. Es evidente que en los últimos
años se ha dado visibilidad y voz a las minorías que estaban
calladas cuando no invisibles. Llega a todos los aspectos de la vida
diaria y la gastronomía popular del populacho no es una excepción.
El vino es un licor alcohólico que se hace de zumo de uvas
fermentado, es tan natural o más que muchas aguas de grifo que son
insalubres en muchísimos casos. Si el establecimiento está en zona
rica en manantiales, una ciudad con buen saneamiento pues el agua es
buena para consumir como sucede con el vino y en ambos bebercios hay
clases. Un vino albillo, un vino abocado, vino amontillado, vino
atarbenado que tantos gaznates proletarios ha saciado, vino de
cabezas, vino cubierto más conocido como vino tinto, vino de dos o
tres hojas haciendo referencia a su edad, vino de dos orejas, vino de
garrote, vino de lágrima, vino pardillo, vino peleón, vino seco,
vino de solera, vino tintillo, vino de una oreja, vino de yema...
-¡Pero
esto es fabuloso! ¡Fabuloso, oiga! ¡Cuando me dijeron del artículo
y que incluía cata de los vinorros éstos, pensaba en un tintorro
cabezón, rioja de oferta en restos de navidad o un moscatel...!
¡Pero con esta variedad es fabulosa la cata, fabulosa! ¡Probemos
pues por orden alfabético, por poner un orden! ¡Saaalud!
-Es
usted un impetuoso, un impetuoso. Lo que está científicamente
probado es que un vino en menú del día alegra el ídem, supone un
espacio de relax en la jornada laboral y reitero que hay aguas del
grifo que son auténticas fuentes de impurezas y cosas desagradables
al organismo. Veo que le gusta el vino de solera, añejo y
vigoroso... No sé yo la mezcla con el vino de su segunda elección,
un clarete que no deja de ser un tinto algo claro... ¡Oiga, la cata
es con el olfato y el paladar, no la botella entera con bocadillo de
mortadela ibérica!
-Ya le digo que no las tenía todas conmigo con el
tema de la cata y me traje un bocata para forrar, pero mejor hubiera
sido una lata de fabada con esta variedad de brebajes vinícolas!
¡Ahora como con el turrón en navidad, a por el de yema!
-Sí,
el de en medio de la cuba o tinaja... Cuidado que ese peleón está
sin bautizar, que dicen los entendidos, y comulga mal con el de
solera del principio... Desde un punto de vista gastronómico quitar
el vino del menú del día es como quitar azúcar a los postres. Y
desde un punto de vista científico el vino en sus distintas
variedades es un alimento saludable desde tiempos inmemoriales y
forma parte de nuestra dieta hace siglos. La idea del agua es buena
si eres abstemio, por enfermedad incompatible con alcohol y siempre
acompañado de la debida y saludable moderación... Oiga, se está
bebiendo el agua del florero...
-Era
por quitar la sed que provoca la ingesta de estos vinos, madre mía
que dolor de cabeza. Mucha categoría pero vinos peleones y
cabezones. Voy a seguir la cata por deferencia hacia usted y por la
gastronomía hispana del menú del día, que conste en la factura,
bite... ¡Bbbrrrpppuuaaps!
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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