Una sección del
padre I. N. Mundicia en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
Cachondeo a costa del
padre Genaro durante mi ausencia
Queridos
feligreses, como bien sabéis estuve ausente durante dos semanas
realizando ejercicios espirituales y se quedó el padre Genaro como
sustituto. Sé que cuando alguien se hace cargo de una parroquia
recién salido del seminario sea objeto de un periodo de observancia,
examen y conocimiento por parte del rebaño que le toca guardar.
Porque sólo se os puede tildar de rebaño de acémilas, incluyendo
personas a las que creía adultas y responsables. He tenido que dar
explicaciones de lo ocurrido en la parroquia a la Sagrada
Congregación para la Doctrina de la Fe y mediar ante las autoridades
sanitarias psiquiátricas para que el padre Genaro salga absuelto del
cargo de posesión demoniaca y que le dieran el alta de contención
mecánica con generosidad de medicamentos para tratar la locura...
Sé
que las novatadas son inevitables en todos los ámbitos, pero cambiar
el vino de misa por vinagre de orujo, almidonar la sotana de misa,
sustituir la grabación de las campanadas por la canción de la cabra
y la madre que la echó al mundo, ponerle de árbitro en el partido
amistoso de solteros contra casados, contarle barrabasadas en el
confesionario, meter dinero del Monopoly en el cepillo de misa o
tirar petardos nocturnos en la ventana de sus aposentos en la casa
parroquial, por no citar otros hechos escabrosos de utilizar al
monaguillo de cómplice de vuestras bromas pesadas, han provocado en
el padre Genaro una crisis nerviosa con delirios psicóticos que le
llevaron a creer que la parroquia y sus parroquianos y parroquianas
estaban poseídos por Satanás. Comprendo que el padre Genaro es algo
mojigato en algunas cuestiones de vestimenta, pero es el típico
idealista recién salido del seminario que se ha visto envuelto sin
quererlo en un doble expediente secreto...
Regocijaos
en vuestra juventud, pese a que alguno como el guasón del Severiano
está cerca de cumplir un siglo pero sigue en forma para escandalizar
al padre Genaro a base de chistes verdes, o Gervasia, fiel y beata
entre fieles y beatas que le suelta en el confesionario que está
embarazada pese a tener 78 años porque su alcoba y su honra fue
mancillada por obra y desgracia del Espíritu Santo. Qué decir de
Tomasín, que recién cumplida la primera comunión le mete laxante en
el vino de misa para apostar con sus amiguitos tan gamberros como él
si el padre Genaro interrumpía la misa para acudir al lavabo. El
padre Genaro, sin menoscabo de su petulancia de seminarista, es
urbanita, no capta ni su mente estaba preparada para las bromas de
gentes, buenas y honradas gentes, de ambiente rural por así decirlo,
que para urbanitas son tildadas de bromas pesadas. Cuando todo se
aclare ante las autoridades correspondientes, espero que se acoja al
padre Genaro con amor y respeto como sacerdote suplente de la
parroquia. Y si vuelvo a saber que alguien, sin distinción de sexo y
edad, vuelve a convertir al padre Genaro en objeto de burlas y befas,
por los santos cojones de San Cucufato que los pongo cara al retablo
con los brazos en cruz desde que empieza la misa hasta su
finalización. Ir en paz y meditar un poco sobre los comportamientos
gamberros con el pobre padre Genaro.
AMEN
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