Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a realizar una
visita
El
viajero se asoma a la calle, vistazo fugaz al cielo de la mañana en
el umbral del portal, cielo mañanero de azul teñido de nubes
blancas, ligero frescor en el ambiente que no invita a manga corta, pero tampoco a chaqueta...
No
hay mucho tráfico en las avenidas, tampoco es hora punta y el viajero
pilla de momento los semáforos en verde para peatones, vigilando a
patineteros que surgen en la acera o se pasan el semáforo por las
ruedas del patinete. El viajero ve otro establecimiento conocido que
ya no es tal y sólo otro local en alquiler de los muchos que pueblan
las aceras. Dan un tono decadente a las calles y siente nostalgia el
viajero de tiempo atrás cuando esa misma calle bullía de actividad
y trajín, pero eso era el siglo pasado, o puede que hace sólo un
año...
El
viajero se detiene para ver una destartalada tienda de fotografía
donde parece haberse detenido el tiempo, siempre está en la puerta
una señora ya anciana para los cánones digitales. Es un viejo bajo
en un viejo edificio donde el único ser vivo parece ser la señora
de la puerta. Hasta el escaparate es una cápsula del tiempo con
cámaras de la era analógica y hasta un irónico cartel con el más
irónico mensaje de que si se revela un carrete, pues te regalan una
ampliación. Es como una carcajada sardónica del espacio-tiempo. El
viajero ha llegado a la conclusión tras años de pasar por delante
de la destartalada tienda de fotografía y la señora a la puerta, de
que debe haber alguna razón para tal anomalía espacio-temporal en forma de tienda de
fotografía. Es posible que deba estar allí para que no la echen por
cuatro cuartos y demoler el edificio. El viajero trata de imaginar que
piensa la señora a la puerta y se pone triste por algún extraño
arcano...
El
viajero se detiene delante de una pastelería, es de las pocas que
quedan de sus recuerdos de juventud e infancia. Piensa llevar media
docena de pasteles aunque según los mira le apetece más pillar una
docena y volver de regreso a darse un homenaje, una idea tentadora y
que le hace salivar como un poseso. Los precios ahuyentan las ansias
glotonas y el viajero decide que mejor unos croissant del obrador en
la calle tal, los cálculos mentales arrojan que pagaría casi a dos
euros el pastel y para su nueva economía en la nueva normalidad
supone una lavadora en hora punta de coste del megavatio; jodida
crisis, opina el viajero que barrunta para sus adentros cómo
apaciguar su ansia de los apetitosos, y caros, pasteles del
mostrador...
El
obrador está en una calle céntrica, cerca y camino del paseo con
vistas al mar. No tiene la clase de una pastelería ni el pedigrí de
una cafetería, pero tiene mesas con clientes tomando café y vende
pasteles sin menoscabo de empanadas, barras de pan de diverso calibre
y pelaje amén de infusiones y café. Decide llevar cuatro, que valen
como si fueran seis y el viajero recuerda que hace eones que no pisa
una pastelería, que no quiere decir que no haya devorado pasteles...
El
viajero toma un cafelito antes de ir a la visita. Es un local acogedor
y que sirve buen café, escondido en una calle y donde siempre
parecen estar los mismos clientes. La televisión escupe noticias del
volcán en La Palma y el viajero siente congoja pensando en qué
pensaría si toda su vida quedara sepultada por la lava, con los
recuerdos, los lugares, todo convertido en lava ardiente como el café
hoy...
El
viajero pica al timbre aunque el portal está en obras y aparece un
solar de Kabul tras una visita de la artillería talibán y da un
paso para subir a la visita y...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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