Se sabe que estamos ante
un cambio de Era cuando se lanzan promesas, ideas, ocurrencias y
genialidades desde varios ámbitos. Me ha ocurrido ojeando las
noticias...
La primera es que el nuevo
año traerá el fin de la rebaja del IVA en las mascarillas, confieso
que con la que está cayendo que cuando nos siga cayendo encima nos
tiren más. Anuncian retorno a la normalidad impositiva en un
artículo que, salvo distribución mundial y masiva de las vacunas,
se ha convertido de primera necesidad. Conociendo al paisanaje, mucho
me temo que antes de gastar en una mascarilla gravada con impuestos
lo gastaremos en tomar algo, cenar, salir y estrenar buga nuevo.
Total, si vuelven las restricciones y la alta mortandad con más alta
propagación del virus pues volverán a bajar los impuestos a las
mascarillas. Tampoco seremos previsores para guardar diez paquetes de
mascarillas como se guardan latas de sardina o de atún para una
necesidad que nunca llegaba hasta que llegó...
Otra noticia heraldo de
los nuevos tiempos la ha dado Francisco con la propuesta de un
salario universal y menos horas de tajo. La idea es atractiva y hace
ya unas décadas que se debate como se hacen juegos de guerra, una
hipótesis que conlleva ciertas dificultades en su aplicación
universal. Dejando aparte si el salario universal sería en el
universo de la Cristiandad o en todos los universos de las
divinidades que pululan en las religiones del planeta, de nuevo el
paisanaje me brinda desconfianza, ya escurrimos el bulto en el curro
con la obligación de tener un salario que si nos dan el salario
universal habría absentismo laboral casi universal por pocas horas
que fueran en el tajo. El bueno de Francisco se olvida del pequeño
detalle de que con salario fijo habría que incentivar a los
asalariados universales con subida de impuestos, que una cosa es dar
salarios universales para pagos de bienes y servicios también
universales y otra que nos quedemos sin bienes y servicios locales
porque sencillamente todo el asalariado universal preferirá gastarse
el mismo con sus cosas antes que en transporte, ropa y calzado,
gastos de cafelitos y demás gastos en el ámbito laboral...
Y la tercera noticia, pero
no por ello menos importante, es que pos estas latitudes abogan por
prohibir la prostitución. Dejando aparte el hecho de que un producto
tiene salida cuando hay demanda, al final acabarán pagando el pato
las prostitutas de todos los géneros. Nunca entenderé que se abogue
por cerrar lupanares, sacar la prostitución a donde no moleste al
resto de la sociedad y hacer a las personas prostituidas invisibles
sociales, no queremos verlas y no queremos que sean vistas. Yo
entendería que se les reconociera su labor como actividad
profesional con las obligaciones y derechos que el resto de
actividades. Las prostitutas, antes de la visibilidad y aceptación
social de los distintos géneros, sólo eran bien vistas cuando hay
conflictos. Toda guerra que se precie tiene a las prostitutas
luchando al enemigo, ya sea siendo relax de la soldadesca, obteniendo
información y participando en sabotajes. Al acabar la guerra, se
olvidan a los héroes aunque se hagan homenajes y monumentos, pero
las prostitutas no. La única diferencia de la prostitución en el
siglo XXI es que hablamos de putas, putos y putes, que se dice en
asturiano...
Algo habremos avanzado y
al menos ya sabemos que la prostitución no se refiere sólo al
género femenino. A mi me prometían que en este año del Señor
estaríamos en la Luna de forma permanente y que Marte sería una
nueva tierra de promisión...
Al final, todo sigue igual.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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