The Adversiter Chronicle

miércoles, 13 de octubre de 2021

"Memorias de La Transición", de Antón Rendueles

Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

El cementerio

La muerte era algo casi abstracto, cosas que pasaban a la gente mayor, pero que no afectaban mi universo infantil. Dentro del calendario de la infancia, visitar el cementerio era algo habitual dos o tres veces al año. Era un cementerio pequeño de parroquia rural y la aventura de salir de la ciudad para visitar el cementerio era estimulante, los programas de Jiménez del Oso en aquella segunda cadena llena de neblina y con dificultad para sintonizar ya me habían familiarizado con el tema del más allá aún siendo niño...
Los mayores se afanaban en limpiar y poner decoro en las lápidas, yo sólo reconocía la de mi bisabuela y la recordaba a la puerta de la pequeña terraza en la cocina donde me hacía leer y practicar la lectura, luego supe que ella no sabía leer, pero la recuerdo corrigiéndome..
Mientras los adultos estaban a sus muertos, yo recorría las pequeñas calles que formaban las hileras de nichos. Me impresionaba una esquina de la tapia donde se acumulaban restos florales marchitos y de podredumbre fétida si te acercabas demasiado, escobones y demás cosas que se utilizan en un cementerio como una vieja escalera. Miraba las lápidas y jugaba a encontrar apellidos comunes, cosa habitual por el parentesco, pero arcanos misteriosos para un niño...
Cuando volvía con los adultos, mi abuela repasaba las lápidas y puedo escuchar como me dice quienes eran, pero para mí eran sólo desconocidos, a veces por un instante imaginaba cómo sería ir a visitar una tumba de mis seres queridos y tenía que apartar el pensamiento con un escalofrío infantil y enseguida buscaba distracción...
El colofón era tomar un refrigerio en el bar cercano al cementerio. Mis adultos lograron que no vea los cementerios como algo triste, salvo cuando toca enterrar a un ser querido, y conservo la costumbre de darme una vuelta cuando piso uno, al menos cuando pisaba y no eran las ruedas mis piernas...
Ahora, cuando veo las lápidas, ya sólo pienso que estaré un día y me reuniré con los ausentes, y sin embargo siempre recuerdo aquellas excursiones que me despertaba fascinación, respeto, temor y sed de aventura ante lo desconocido pese a que ahora los nombres de las lápidas me resultan conocidos, como la muerte.
Antón Rendueles


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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