LA ÚLTIMA CENA
(por el peligro en
la elaboración del menú)
La nueva normalidad no ha traído nada nuevo al panorama
televisivo en abierto donde predominan concursos que cambian de
cadena y presentador, naftalina de crónica rosa algo rancia en la
pública pero es Tele5 quien se lleva la palma en innovación sin
grandes sobresaltos ni gastos pese a que un concurso sin pies ni
cabeza como La casa fuerte, auténtico insulto a la
inteligencia, solventa el mono de falta de telerrealidad toda vez que
GH en su formato original no se emitirá las dos próximas temporadas
que la cadena suplirá con dos ediciones de La isla de las
tentaciones pero que como espectáculo televisivo es bastante
deprimente. Y la otra novedad es estirar el plató de Sálvame
pero con las y los colaboradores de comensales y de cocinillas...
La temática es sencilla, coges dos colaboradores que
deben elaborar el menú de cena con dos platos y postre que les
dictamina una pareja de chefs profesionales. La cosa comienza ya de
jueves donde los dos elegidos y elegidas de la semana se van a
comprar para deleite de caja de la pescadería y carnicería que ven
salvada la recaudación de la semana. Es cierto que se les da la
oportunidad de proponer platos pero al final tienen que elaborar el
menú indicado por los profesionales. Se compra con generosidad y de
calidad pero suelen destrozar lo comprado en su elaboración,
antológico el menú de Kiko Empotrador Jiménez y el patán
televisivo del Rafa Mora donde destrozaron el pescado al pelarlo y
trocearlo. Y es que ver cómo se desperdicia tal cantidad de comida
suena un poco obsceno, debería...
Ya han pasado unos y unas cuantas como cocinillas siendo
norma que los platos no salgan como deberían y que se desperdicie
tiempo, energía y comida. El gracejo de la historia se supone que
reside en ver a dos cocinillas, no siempre bien avenidos, que se
atragantan en la elaboración, se lían y engarran en la preparación
y terminan atacados y atacadas de los nervios para desespero de los
chefs que ya se han acostumbrado a las gansadas y a que lo que se
busca no es aprender a cocinar y sí hacer todas las cuchufletas
posibles que enganchen a la audiencia. El producto final es auténtica
mierda por lo general y cuando algo es comible puede espantar su
sabor, que está medio crudo y tragar bebida para poder pasar el
bocado al estómago...
Auténtica mierda de programa que logra una alienación
de la audiencia y la cadena un programa que sale barato y que estira
el chicle lo máximo posible. Las y los comensales son las y los
colaboradores habituales y hay un poco de todo, muertos de hambre y
de cámara como el Caparrós y el patán televisivo del Rafa Mora que
comen lo que les sirven y, en el caso del patán televisivo, comería
clavos ardientes si se lo manda dirección. Presenta Jorge Javier al
que se le palpa el hastío y se pone pulpo completamente sobreactuado
y con sus defectos adquiridos así como sus turras habituales en que
tanto se prodiga las dos últimas temporadas, sin faltar los
inefables comentarios porque va a ser cincuentón...
¡Pitopáusico perdido, pero perdido!
Programa para pasar la velada nocturna de viernes
aprovechando para zapear en anuncios o peroratas del Jorge Javier. El
elenco de colaboradores nota ya el cansancio a esas horas con otras
casi cuatro por delante y a estas alturas del concurso con bocadillos
y tentempiés fríos para comer a la salida del programa porque pocas
veces pueden meter en el cuerpo más de dos bocados. Del postre es
mejor no hablar y hacer como Caparrós: meter en la boca, masticar y
volver a engullir. Y lo de la última cena es más bien, por lo
visto, por el riesgo de tener un cólico bestial durante la madrugada
tras meterse las incomibles, insalubres incluso en algunos platos,
elaboraciones de los cocinillas de turno...
Ideal para yonkis de telemierda.The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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