Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle

Libro: La
guerra crepuscular
Autor:
Sir Winston S. ChurchillEditorial: Ediciones Orbis, S. A.
Traducción: Juan G. de Lucas
Edición: 1985
Visitamos de nuevo la II Guerra Mundial y en este caso de la mano de uno de los protagonistas, el símbolo de la resistencia ante el imparable avance alemán que logró inocular a sus compatriotas que se derrotaría al fascismo aunque costase sangre, sudor y lágrimas; inconfundible con su puro y haciendo el signo de la victoria: Sir Winston Churchill.


Guerra...
“Polonia
fue atacada por Alemania en la madrugada del 1 de septiembre. Por la
mañana se ordenó la movilización de todas nuestras fuerzas. El
Primer Ministro me invitó a
visitarle durante la tarde en Downing
Street. Me dijo que no tenía esperanzas de evitar la lucha con
Alemania y que se proponía formar un reducido Gabinete de Guerra
compuesto por ministros sin departamentos concretos que regir. Indicó
que, a su juicio, el Partido Laborista no estaba dispuesto a
participar en el gobierno. Esperaba aún que los liberales se le
uniesen. Me propuso ingresar en el Gabinete de Guerra. Accedí sin
comentarios y entonces mantuvimos una larga conversación sobre los
hombres a escoger y los medios a seguir.”
“Las
primeras operaciones con minas magnéticas me conmovieron
profundamente. Aparte de nuestras medidas defensivas, yo ansiaba
aplicar represalias. Mi visita al Rin en vísperas de la guerra había
enfocado mi visión mental hacia aquella suprema arteria de Alemania.
Ya en septiembre discutí con el Almirantazgo la conveniencia de
arrojar minas fluviales en el Rin. Siendo usado este río por el
tráfico de varias naciones neutrales, no debíamos actuar en él
mientras los alemanes no nos acometiesen de un modo indiscriminado.
Puesto que ya lo hacían así y atacaban con minas, sin distinción
alguna, cuanta navegación afluía a los puertos británicos,
podíamos realizar un ataque similar, en incluso más eficiente,
sobre el Rin.”
"A
las ocho desperté. Estábamos en las amplias extensiones del norte
de los Minches, rumbo a la extremidad occidental de Escocia y a Scapa
Flow. Llevaríamos media hora bogando hacia Scapa, cuando se nos hizo
la señal de que tres aviones alemanes habían soltado minas en la
entrada principal de la base. Forbes decidió virar hacia el oeste y
esperar veinticuatro horas hasta que se dragase el canal, y la flota
cambió de rumbo. Forbes me explicó: `Puedo transbordarle a un
destructor que le lleve a tierra. El Hood está ya en la rada´. Como
mi ausencia de tres días era ya excesiva, acepté. Subieron
rápidamente mi equipaje a cubierta, el barco redujo su velocidad a
tres o cuatro nudos y se largó al agua un cúter tripulado por doce
marineros con cinturones salvavidas. Mis compañeros estaban ya en la
pequeña embarcación. Mientras me despedía del almirante sonó la
señal de alarma y todo el buque entró en plena actividad. Se
manejaban los antiaéreos y se adoptaban otras medidas.”
“Tras
aquella sombría declaración, cuya gravedad bien comprendíamos, nos
ocupamos del enredo escandinavo. El Primer Ministro explicó
claramente la situación. Habíamos desembarcado en Namsos y
Andalsnes 13.000 hombres sin bajas. Nuestras tropas avanzaban más de
lo esperado. El ataque directo a Trondheim exigiría
desproporcionadas fuerzas navales, y por ello se había acordado
realizar un movimiento de tenaza desde el sur y el norte. En los
últimos días, sin embargo, un rudo ataque aéreo en Namsos había
interrumpido nuestros planes. Los alemanes, no refrenados por
artillería antiaérea alguna, se habían despachado a su gusto. Por
otra parte, todos los buques alemanes de guerra surtos en Narvik
habían sido destruidos. Pero las tropas alemanas estaban bien
fortificadas en Narvik; habiéndose considerado imposible hasta
entonces todo ataque terrestre. Si nuestro primer intento fracasaba,
se renovaría.”
Apasionantes
memorias de un protagonista directo de la contienda mundial que hará
las delicias de amantes de las hazañas bélicas y de documentales
sobre la II Guerra Mundial, que resulta imposible mostrar con unos
breves pasajes y con amplia reproducción de cartas y documentos.
Ideal para lectura reposada que una vez terminada la misma podemos
regalar a la suegra con el cuento de que son vida y milagros de
santos, donde disfrutaremos para nuestros adentros de sus cagamentos
cuando descubra el ardid...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/

Fortalecer
la Royal Navy...
“Las
opiniones de lord Cork y las mías se fundaban en la construcción
de acorazados capaces de resistir ataques de torpedos y aviones. Yo
deseaba transformar dos o tres acorazados del tipo `Royal Sovereign´
haciéndolos aptos para acciones costeras y en los estrechos mediante
dispositivos especiales contra los torpedos, y fuertes planchas
protectoras de los puentes contra la acción aérea. A fin de
lograrlo, estaba dispuesto a sacrificar una o dos torres cañoneras y
siete u ocho nudos de velocidad. Aparte de en el Báltico, la empresa
nos daría facilidades en el Mar del Norte y el Mediterráneo. De
todos modos, nada podría prepararse hasta finales de la primavera de
1940, y eso contando con los cálculos más favorables de los
constructores navales. A tal base, pues, nos atuvimos.”
Respuesta
a la agresión nazi...

Visita
a las bases navales...

El
enredo escandinavo...


The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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