Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Autor: Hugh Thomas
Editorial: Editorial Planeta S. A.
Traducción: Víctor Alba y C. Bourne
Edición: Marzo de 2000
Estamos ya entrados en el siglo XVI y un joven monarca
llega al trono español ostentando además el título de Carlos V de
Alemania, una España que extiende su poder por Europa tras la
reconquista del último bastión musulmán en la Península Ibérica:
Granada.
Mientras los ejércitos españoles se profesionalizan y se
nutren de mercenarios para sus conflictos europeos, en el otro lado
del Océano Atlántico veteranos de la conquista de Granada y
fogueados en la guerra de reconquista y sus tácticas y estrategias
junto con veteranos de las guerras en Italia se preparan para zarpar
desde la isla de Cuba a la conquista de nuevas tierras, en busca de
oro, de mitos como las amazonas o la fuente de la eterna juventud y
sobre todo lograr encomiendas que les conviertan en caballeros...
En la tierra en que van a desembarcar, un emperador de
los mexicas gobierna su imperio de ciudades lacustres y honra a sus
dioses con sacrificios humanos pero se encuentra atribulado por las
noticias que llegan de las fronteras que comunican la llegada de los
dioses anunciada en las profecías. En la bella ciudad de
Tenochtitlan, lugar de la pera espinosa, el emperador Moctezuma no
encuentra consuelo en sacrificios, sacerdotes y consejeros para tomar
una decisión: recibir a los dioses o esperar si las noticias que
hablan de su barbarie en las islas de Las Antillas donde los dioses
hace tiempo que llegaron ávidos de oro y su extraña adoración a
una cruz de madera y que prohíben los sacrificios humanos..
Deliciosa obra sobre la conquista de México por Hernán
Cortés donde al autor logra que viajemos sin cansancio ni fatiga por
farragosidad del texto, engarzando con dinamismo y ritmo literario
datos, fechas, nombres, características y hechos que para sibaritas
y yonkis de biblioteca cuenta con el apoyo de apéndices que harán
que el goce sea pleno. Sin tópicos típicos de leyenda negra, sin
fobias de autor y sí talento narrativo que hace que el viaje en el
tiempo sea dinámico, atractivo y casi adictivo de seguir devorando
lectura. Es el lector quien a la luz de los datos y la historia que
se le muestran puede sacar sus propias conclusiones que siempre serán
subjetivas para un lector del siglo XXI...
Hugh Thomas nació en 1931, estudió en la Universidad
de Cambridge y en la Sorbona, y ha sido profesor de la Academia Real
Militar de Sandhurst y de la Universidad de Reading. En 1961 se dio a
conocer internacionalmente con su obra La guerra civil española,
traducida a numerosos idiomas...
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año
de la edición, con lo cual ha pasado ya el tiempo, pero dejo mi
verborrea y os dejo unas breves pinceladas que os inciten a la
lectura y disfrutéis de su contenido...
Tenochtitlan...
“Tenochtitlan
debería haber tenido más confianza en sí misma: no había ciudad
más grande, más poderosa ni más rica en el mundo conocido por los
pueblos del valle.
En ella convergían miles de inmigrantes, algunos
de los cuales habían llegado debido a la demanda de mano de obra de
su oficio: lapidarios de Xochimilco, por ejemplo. Una sola familia
había dominado la ciudad durante más de un siglo. Un `mosaico´ de
casi cuatrocientas ciudades, cada una con su propio monarca, enviaba
regularmente (hablando sólo de los artículos más importantes) maíz
(el sostén local de la vida) y alubias (frijoles), capas de algodón
y otra ropa, así como diversos tipos de trajes de guerra ( de
treinta y ocho provincias, todas, menos ocho, enviaban túnicas de
guerra, a menudo adornadas con plumas). Los tributos incluían
materias primas y productos semiacabados (oro martillado pero sin
adornos), así como productos manufacturados (incluyendo las clavijas
de labio de ámbar y cristal así como collares de cuentas de jade o
turquesa). El poder de los mexicas en 1518, o 13-conejo según su
calendario, parecía descansar sobre cimientos sólidos.”
Hernán Cortés...
“Era
descendiente de algunas de las familias más turbulentas de la ciudad
más indisciplinada, Medellín, en Extremadura, la parte más
violenta de Castilla. Era hijo de una inmensa familia de hidalgos con
la cual casi todos los de esa región que fueron a América tenían
alguna relación. De su padre, Martín Cortés, se suele decir que
formaba parte de la infantería, un soldado pobre que, si bien era
hidalgo, no podía costearse un caballo para ir a la guerra. No
obstante, el capellán y biógrafo de Cortés, fray López de Gomara,
afirmó que Martín Cortés había servido en una compañía de
caballería, bajo el mando de un `pariente, Alonso de Hinojosa´,
probablemente originario de Trujillo. Cabe mencionar que el fraile
solía escribir lo que le contaba su protector. Pero la información
puede ser cierta, pues Martín Cortés luchó en varias guerras.”
Cortés visita el Templo Mayor de Tenochtitlan...
“Cortés
regresó a Tenochtitlan y a su Templo Mayor. Él y sus colegas se
detuvieron ante este monumento, intentando, sin duda, como todo
hidalgo que se preciara, no demostrar sorpresa. El edificio, con
escaleras paralelas de ciento trece gradas, construido a un
ángulo
de 45º, demasiado empinado para escalarlo con facilidad, era `más
alto que la iglesia mayor de Sevilla´, insistiría Cortés con su
habitual actitud comparativa. (La Giralda de Sevilla en esos tiempos
se alzaba ochenta metros) De hecho, esta pirámide no era tan alta
como la de Cholula y, con sus setenta y cinco metros de lado de la
base, era considerablemente más pequeña que la pirámide del Sol de
Teotihuacan, que Cortés, por supuesto, no conocía. Como casi todos
los templos de la región, tenía en la cima una plataforma de piedra
y, sobre ésta, dos santuarios, uno, al norte, dedicado a Tlaloc, y
el otro, al sus, a Huitzilopochtli. Estos dos dioses, el de la lluvia
y el del sol, las fuerzas que determinan la prosperidad de la tierra,
eran objetos de devoción conjunta en la cima de un templo construido
por un pueblo antaño nómada y ahora sedentario. El interior de cada
santuario contenía sus propios ídolos y en el exterior figuraban
ídolos guardianes. La existencia de ambos santuarios reflejaba un
compromiso ya antiguo entre los sacerdotes de Tlaloc, que ya se
encontraban en el valle antes de la llegada de los mexicas, y los de
Huitzilopochtli, dios de los mexicas.”
theadversiterchronicle@hotmail.es
La noche triste...
“Algunos
de los soldados de la retaguardia lograron llegar a tierra firme,
entre ellos Francisco de Flores. Pero muchos, al percatarse de que no
podían cruzar la calzada, decidieron desandar el camino y volver a
su cuartel en Tenochtitlan. Presumiblemente a los que lo consiguieron
resistieron uno o dos días, los capturaron, padecieron mucha hambre
y fueron sacrificados. Según Alonso de la Serna, `don Hernando
quería volver otra vez a la cibdad e que allí los que con el se
hallaron se lo estovaron, diziendo que no fuese ala que mororian
todos´. Corrió otra versión según la cual debido a la confusión,
hasta doscientos setenta castellanos no se enteraron de la decisión
de partir de Tenochtitlan y se quedaron en sus aposentos hasta ser
finalmente capturados y sacrificados. Tal vez Alonso de Ojeda, a
quien se le había encomendado la tarea de despertarlos, olvidó
llamar a algunos de los hombres de Narváez en el templo de
Tezcatilipoca.”
Recompensa imperial a Hernán Cortés...
“Una
cédula del 20 de octubre fijaba los sueldos de Cortés y su
personal. Son interesantes sus cifras. Cortés, en su calidad de
capitán general, recibiría trescientos sesenta y seis mil
maravedís, anuales; el alcalde mayor, cien mil, mientras que los
doctores, boticarios y cirujanos ganarían treinta mil. Los soldados
de a pie, once mil ochocientos treinta y dos. Pero los nuevos
funcionarios reales cobrarían quinientos cincuenta mil maravedís al
año, lo que permitía adivinar los problemas que surgirían. No
escaparía a la atención de Cortés que la suma fijada para él era
la misma que la que se concedió veinte años antes a Ovando cuando
salió hacia La Española, y también a Pedrarías al partir a
Castilla del Oro. Aún teniendo en cuenta lo que en la corte se
pensaba de Ovando y Pedrarías, parecería que los éxitos de Cortés
merecían más. Claro está que el presidente del Consejo Real,
recibía sólo trescientos cincuenta mil maravedís, el doctor Diego
Beltrán, cien mil, y el piloto mayor de Sevilla, cincuenta mil,
parte de veinticinco mil para gastos.”
Muerte de un conquistador...
“Dándose
cuenta de que ya no era joven, Cortés, a mediados de los años de
1540, decidió sensatamente pasar el resto de su vida en Sevilla o
cerca de ella. Visitaba a veces la corte y se le conocía por su
animada participación en algunas de las tertulias de la ciudad.
Exageraba tanto su pobreza como su edad en una carta privada al rey
en 1544. Como le sucediera a Colón, pasó sus últimos años
desilusionado. Murió en las afueras de Sevilla, en Castilleja de la
Cuesta, en una casa que todavía se conserva, el 2 de diciembre de
1547, a la edad de sesenta y dos años, dejando en México una gran
leyenda, vastas propiedades, riquezas enormes y numerosos hijos.
Entre sus posesiones había dos camas cubiertas de brocado que, tras
su muerte, fueron a dar a manos del mercader florentino Jacome Boti,
de Sevilla, para cancelar una hipoteca.”
Libro recomendable para amantes de la historia, de las
hazañas bélicas, vacaciones partidas, liturgias hospitalarias y
servicios tranquilos en noches de invierno y para quienes gusten
saber de donde venimos para aclarar a dónde nos quieren llevar. A la
suegra se le puede regalar en estas fechas como vida y obra de santos
y nos aseguramos unas risas en la mesa mientras trata de pronunciar
los nombres mexicas sin que se le salte el dentado postizo...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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