Una sección de
El Bis en exclusiva para
The Adversiter Chronicle
BREAK MY STRIDE (1983)
Es
noviembre, es otoño y tiempos de sentirse más o menos `plof´ así
que nada mejor que traer una canción de las que levanta el ánimo y
saborearla poniéndose pedo con una buena bebida espiritual. Tema
mítico que ha sido versionado en infinidad de ocasiones y ejemplo
típico de un artista con un solo éxito como es el bueno de Matthew
Wilder que comenzó su andadura musical en 1972 y que tendría su
mayor éxito comercial, tanto de popularidad como en puestos en la
lista de éxitos, cuando un agosto de 1983 saca este sencillo de su
primer álbum de estudio combinando elementos de reggae y new way
según los entendidos. No volvería Matthew Wilder a saborear las
mieles del éxito como cantante y sí una exitosa carrera desde mitad
de los 80´s como compositor y productor musical...
Ya
digo que la canción levanta el ánimo y sigue tan fresca como en su
lanzamiento. En el orbe hispano gozó de popularidad en la radio
fórmula y saraos verbeneros, formaba parte indispensable de esas
cintas caseras grabadas de la radio y que luego se escuchaban en el
radio casete del coche y equipos estéreo en fiestas caseras. Lo reggae gozaba de buena salud en los
oyentes y enseguida la canción te atrapa por el ritmo y el
estribillo, aunque no se entendiera nada de la letra en inglés.
Alcanzó su popularidad en realidad, cuentan las crónicas, a finales
de 1983 y comienzos de 1984, pero siguió sonando con más o menos
intensidad hasta finales de los 80´s. Os recomiendo buscar en
Internet información de Matthew Wilder porque os sorprenderá su
carrera como productor musical, aunque pase a la historia como el
típico cantante de un solo éxito, lo cual es algo injusto pero el
mercado dictaba a las productoras y tampoco el público apoyó sus
últimos trabajos como intérprete.
El
vídeo es típico de las realizaciones televisivas de la época y en
cierta forma algo trasnochado, por una parte los teclistas
tecnopoperos y un estilismo setentero decadente en los bailarines y
es ver una especie de híbrido de transición entre los 70´s y los
80´s. Matthew Wilder parece que saliera de celebrar la noche vieja
de 1977 y que al despertar fuera 1983, no es un tecnopopero y si
vestimenta casi de hippy postmoderno. No deja de ser una pieza
antropológica del videoclip y en cuanto a la canción sólo recalcar
que es ideal para levantar el ánimo cuando se está `plof´, aunque
escuchada en dosis intravenosas puede inducir al efecto contrario y a
intenciones compulsivas de destrozar el reproductor, que conste.





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