Suplemento
viajero cutre de The Adversiter Chronicle
Viaje a sacar la basura
una noche de noviembre
El
viajero pulsa el botón y oye como arranca el ascensor un par o tres
de pisos más abajo. Es esa hora extraña en la escalera donde
sonidos inaudibles durante el día se hacen oír a medida que la noche
avanza. Entra el viajero y observa cerrarse las puertas del ascensor.
Pequeñas vibraciones y sonidos exteriores en el ascensor a medida
que desciende hace que el viajero barrunte para sus adentros cuántas
veces se ha puesto dentro de una caja de aluminio colgando de unos
cables que no deben estar muy lubricados por los sonidos del
exterior...
El
viajero sale del ascensor, no hay nadie en el portal y ya es de noche
en la calle donde tampoco hay nadie. Recuerda el viajero las, no tan
lejanas aún, noches de calorcillo con infancia jugando y adultos en
las terrazas. Ahora no hay un alma, alguna ventana iluminada y los
contenedores de basura esperando que les abran la boca y les echen
basura en bolsas y en ocasiones sin bolsa ninguna. Debe el viajero
sortear los coches, se fija en que hay uno nuevo, brillante y de
líneas un tanto agresivas. Tira la bolsa al contenedor, que no está
muy poblado, y cierra el viajero los ojos un momento, respira
olfateando el aire de la noche de noviembre y recuerda otras noches
de noviembre, ese frío casi inaudible que te va empapando, de hojas
moribundas y un sin fin de sensaciones en otras noches de noviembre.
Despierta el viajero de la ensoñación y se encamina de nuevo al
portal. Mira el buzón, no ha salido el viajero en todo el día, pero
sólo encuentra un solitario folleto publicitario de comida rápida
que mete en el buzón de abajo que no recibe cartas de nadie porque
nadie hay en ese buzón. El ascensor sigue ahí, como un fiel
sirviente esperando a su señor. El viajero observa las puertas
cerrarse y el quejumbroso arranque del ascenso, con menos ruidos
exteriores aunque un ligero aumento de las vibraciones. Que distinto,
barrunta el viajero para sus adentros, el ascensor de día del
ascensor de la noche, qué haría el viajero si de súbito se para el
ascensor, desde luego el timbre resonaría en las escaleras y
descansillos, pero no está muy seguro de que acudieran raudos los
vecinos en su ayuda...
La
ligera sacudida cuando se detuvo el ascensor, devuelve al viajero a la realidad y
sale a la vez que saca las llaves de la puerta. Es buena hora para
sentarse en el sofá y...
Pero
ése, ya es otro viaje.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake
City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
http://theadversiterchronicle.org




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