Una sección de
Palomino Gargajo Bilioso
en exclusiva para The Adversiter
Chronicle
Guerra comercial
Finalmente
Donald Trump lleva a cabo sus promesas de campaña electoral que
afectan a todo el planeta, un planeta interconectado y consumista que
precisa de todo el mundo para todo el mundo. El comienzo de una
guerra comercial es un hecho y afectará a todos, incluyendo a
Estados Unidos con un presidente de ínfulas mesiánicas para consumo
interno y que en el exterior comienza a repetir el error de todo
imperio en un momento dado en que la democracia se convierte en
tiranía: que Dios está de su parte y que tiene toda la riqueza del
mundo. De momento son bravatas de estudiadas poses y consumo interno
para sus votantes. Es peligroso dudar o reírse del poderoso cuando
aún era candidato, son afrentas que los poderosos no soportan cuando
tienen todo el poder y es cuestión de tiempo que el propio partido
que le otorga el poder le defenestre cuando sus políticas de guerra
comercial no lleven a ningún paraíso prometido. Las guerras
comerciales terminan en guerras reales la mayoría de las veces y
todo apunta que esta guerra comercial está rodeada de todos los
ingredientes para degenerar en un final bélico...
La
Unión Europea se encuentra atrapada entre la demagogia mesiánica
por un lado y por la guerra de conquista del régimen del señor
Putin por otro. Salvo los países con frontera con Rusia, el resto de
países miembros, en mayor o menor medida, mantienen a sus sociedades
en la inopia, en una guerra total entre el populismo de derechas y el
populismo de izquierdas. Europa está en una encrucijada histórica,
esos momentos donde se fraguan las grandes naciones continentales. No
se podrá mantener el bienestar europeo a su ciudadanía si la Unión
Europea está dividida. Hace falta una defensa común, un cuerpo de
fronteras común y dejar claro a las minorías que la división en
pequeños estados es Historia. EEUU y China son grandes potencias
continentales que pueden vivir unos años de sus mercados naturales,
de sus esferas de influencia, mientras que la Unión Europea es casi
un niño entrando en la adolescencia de forma abrupta y
desconcertante. Y sin la alianza defensiva de la OTAN la Unión
Europea está indefensa. Reino Unido y Francia tienen arsenal
nuclear, disuasorio, pero no es una disuasión europea y ver y oír ya
voces discordantes de dirigentes europeos con tesis próximas a Rusia
muestra la debilidad militar y defensiva donde países limítrofes a
Rusia no se fían de la defensa común llegado el caso. La sangría de
ahogados buscando el sueño europeo sin abordar el problema por parte
de Europa sin una política común es algo que se acabará pagando
porque hay medios y mecanismos para atajar el problema y plantear
soluciones mas no hay voluntad política por meros intereses
particulares.
España
lleva renunciando a su papel de puente entre dos continentes hace ya
demasiado, sin contraponer la Historia a la Leyenda Negra. Para
Donald Trump somos hostiles y débiles, alentará la ansia
territorial marroquí si le sirve de carta en su juego de guerra
comercial. No hay política exterior española digna de ser
considerada tal como corresponde a una nación como España y sus
vínculos con Hispanoamérica, Iberoamérica y Latinoamérica, tres
entes distintos donde la demagogia populista disfrazada de
indigenismo causa estragos en la memoria histórica real. El problema
de España y de la Unión Europea es que carece de estadistas, sean
hombres o mujeres sin menoscabo del resto de géneros. Se sigue
inculcando en la ciudadanía europea las bondades de la democracia y
las oportunidades de prosperidad que representa, pero no se enseña a
defender la democracia en momentos históricos como el de ahora. El
mundo de la próxima década se está forjando ahora en esta década
maldita, como será recordada.
Escuchar
los planes para el pueblo palestino, lo que está ocurriendo con las
deportaciones, la guerra de aranceles, tres años de guerra en
Ucrania, el continente americano poblado de mesías a izquierda y
derecha no augura nada nuevo. Queda esperar que el sistema
estadounidense responda al desafío de alguien que sólo quiere el
poder para escapar de la justicia sin importarle nada que no sea él
y su proyecto de dinastía que haga olvidar a los Kennedy. Lo único
cierto es que estamos en una guerra comercial que sabemos cómo ha
empezado pero no cómo acabará. Hay que defender la democracia de
estos populismos a diestra y siniestra que la amenazan y el primer
paso sería hacer ver que las inmundicias diarias en la clase
política no llevan a ningún lado y el único lado factible es que
hay que frenar a Putin, hay que lidiar con Donald Trump y hay que ser
más competitivos que China, o al menos al mismo nivel. Puede que
seamos los más ecológicos, los más avanzados en derechos sociales
y justicia social, pero hay que reforzar los cimientos, no porque se
vayan a derribar, es que pueden ser atacados y ya vimos en Siria, en
Chechenia y en Ucrania que Putin ordena bombardear hasta los
cimientos si puede atacar. Dicho brutalmente, podemos acabar comiendo
a las mascotas que tanto queremos y no será por los inmigrantes como afirma Donald Trump, será por la guerra...
Así
de simple y así de, no complicado, enrevesado.
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