La
búsqueda de apoyos parlamentarios para la investidura del candidato
Pedro Sánchez es un calco del famoso camarote de los hermanos Marx.
Todo el mundo quiere entrar, sin importar empujones a la convivencia,
codazos y patadas a las instituciones sin olvidar deslealtad
institucional y puestos a pedir para apuntar en la minuta ya se pide
hasta dinero gastado en picapleitos. El prófugo de la Justicia
española, señor Puigdemont, ha visto a Dios por una pata y
permitiendo que tenga un protagonismo que, junto con los
representantes con pasado terrorista de Bildu, resulta ofensivo desde
un punto de vista democrático...
Todo
indica que el PSOE y su candidato han claudicado porque se ve que
la generosidad y su coste a la sociedad española no van a tener, ni
se espera, una contrapartida renunciando a intentonas golpistas como
la de 2017, se jactan de que volverán a las andadas, cosa lógica
por otra parte ya que la camarilla política que vive del cuento
independentista necesita la confrontación y resulta intrigante que
sus votantes no vean la engañifa pese a lo ocurrido desde el
referéndum anticonstitucional. Al final es una cuestión de vil
metal, tapar la pésima gestión de las finanzas catalanas y, al
mejor estilo Trumpista, vociferar a sus votantes que España sigue
oprimiendo a Cataluña, hasta el fútbol está mangoneado en contra
del Barça. Es una cantinela que el PSOE parece asumir y parece no
importar el coste social y político. El portazo de la Unión Europea,
con una guerra en Europa y otra en Oriente Medio, a las ansias de
Puigdemont y resto de secuaces de que el catalán sea lengua oficial
es una muestra de hasta qué punto el PSOE y sus representantes
comienzan a desconectar de la realidad. La ambigüedad ante el
legítimo derecho de Israel a defenderse de la guerra desencadenada
por la ofensiva terrorista de Hamas en la Franja de Gaza y utilizar el lenguaje de defender a
los civiles palestinos, es un ejemplo de la demagogia barata de
argumentos y razones que ya empapa cualquier tema aunque tenga graves
repercusiones a nivel internacional.
Al
final, es posible que el candidato socialista consiga sacar adelante
la investidura pese al precio de hincar la cerviz sin reclamar
reciprocidad y dando razón con su silencio a las manifestaciones de
unos socios que ya se muestran desleales y renegados en las
negociaciones. Es una partida de tahúres políticos y al final, con
rimbombantes discursos, todo se resumirá en el dinero a cambio del
apoyo político. Es deber del líder de la oposición recurrir
cualquier atisbo de inconstitucionalidad consecuencia del previsible
pacto, porque el independentismo no escucha a sus bases y todos se
bajan al final los pantalones porque el pastel a repartir es
jugoso...
La
mayoría de edad de la princesa Leonor y lo que significa a nivel político y
constitucional junto con el inicio de su formación militar, es un
atisbo de luz ante la mediocridad política gobernante, ajena a lo
que nos rodea y regodeándose discutiendo lo innegociable que es la
convivencia. El regionalismo como política hace ya décadas que
alcanzó sus objetivos y la independencia no ha lugar en el siglo XXI
donde España es Europa y la Unión Europea debe dar un paso más
como ente supranacional y donde regiones levantiscas no son
admisibles cuando la guerra es una amenaza real. Es la hora de
política y políticos de verdad, con visión estadista y europea
alejada de doctrinas caducas y que perduran sólo en países del
bloque totalitario auspiciado por Rusia y China...
Así
de simple y así de complicado.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
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