Rige
nuestra vida económica aunque la masa de la plebe no tenga ni idea
de los arcanos que la rigen, nos referimos a la Bolsa y al
fascinante mundo de las acciones donde las ganancias se cuentan por
miles y las pérdidas dejan de contar millones. Pero en los últimos
tiempos ha surgido la figura del pequeño accionista que busca en la
Bolsa y en las acciones una forma de redondear ingresos y aspirar a
beneficios. Hay que sumar la variada y variopinta oferta de anuncios que nos
ofrecen maravillosas ganancias sin tener ni pajolera idea de cómo
narices funciona eso de las acciones y que despierta nuestra
fascinación con ensoñaciones de vida de millonetis gracias a
nuestra inversión en acciones. Entrevistamos a Anlerso Fatu, pequeño
accionista de Cantalejo del Pedregal y ejemplo de pequeño accionista
en la zona rural...
-¿Cómo se lleva lo de
ser pequeño accionista en zona rural, un tanto aislada?, que todo hay
que decirlo...
-Mi
rutina no se ha visto alterada por mi condición de pequeño
accionista. Uno por mi naturaleza poco dada a los números y otro
porque no tengo ni puñetera idea del rollo ese de las acciones. Yo
pedí un préstamo porque la Nubia tuvo problemas al parir y hubo que
llamar al veterinario. También necesitaba cambiar de tractor y en la
entidad bancaria, Bankaka, me ofrecieron un crédito al consumo, sin
bobadas de notarios ni galimatías por el estilo. Llegar y besar el
santo, oiga, pero llegar y besar el santo, porque en cuestión de
media hora tenía un crédito al consumo, sin obligación de gastarlo
en nada, Cómo sería que pagué al veterinario, cambié de tractor y
hasta llevé a la parienta a cenar al pueblo y luego al bingo
parroquial...
-¡Oiga
Arlenso, qué cojones me está contando! ¿No habría sido mejor
llevar a su esposa Nubia a un hospital a dar a luz? ¡Y qué tiene
todo eso que ver con ser pequeño accionista, ein?!
-¡No
sea impaciencias! ¡Deje que termine de contar, no sea impaciencias!
El tema es que un buen día llegó Internetes y pude consultar mi
cuenta en el banco y cuál no sería mi sorpresa que por el tema del
crédito y tener en Bankaka el seguro del tractor, del coche y uno de
vida para mi suegra pues resulta que, al consultar mi cuenta, Bankaka
me obsequió con un puñado de acciones, no muchas, pero quién iba a
decir que yo, humilde labriego del cultivo intensivo del cebollín y
sexador de pollos a tiempo parcial en temporada de puesta, iba a ser
accionista y nada menos que de Bankaka... ¡Quién! No dan mucho pero
cuando miré por Internetes me daban un valor de tres y pico, así a
bote pronto...
-¡Redios,
nada menos que tres millones y pico de aurelios! ¿Y por qué no
llevó a Nubia al hospital en vez de al veterinario?
-Bueno,
bueno, para empezar Nubia es una vaca, aunque no crea que mi parienta
se diferencia mucho, no vaya a creer... No son tres millones y pico,
son casi tres aurelios y medio. Por un par de acciones no voy a ser
muchimillonario, pero me invitan a las asambleas de accionistas por
los Internetes, me informan puntualmente de las finanzas de la
entidad y el presidente hasta me escribe una carta, con su firma y
todo, para que delegue mis acciones cuando hay asamblea de
accionistas. Hasta tengo invitación para asistir en persona, pero si
delego el voto me regalan siempre algo, mire: flotador de pato
hinchable con los colores corporativos, una radio que coge casi nada
pero queda molona en la cuadra y mire, mire, un mini asistente de voz,
que se acaba la batería pronto y no suena mucho si hay ruido.
Reconozco que ser accionista me proporciona cierto confort y sentirse
parte de Bankaka hace que ver las noticias de economía sea más
interesante que los deportes.
-Sólo
le falta que le obsequien con un hinchador de bolsillo para el
flotador de pato con los colores corporativos...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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