Se
encara el tramo final de la legislatura con elecciones municipales y
autonómicas en mayo, presidencia europea en el segundo semestre y
elecciones generales a finales de año. Un periodo apasionante donde
la ciudadanía dará o denegará su apoyo en un clima de cansancio,
camino del agotamiento, por la pandemia con crispación por la
situación económica y la sombra amenazante de la guerra en Ucrania.
Lo mejor de todo es que por fin se termine el ambiente electoralista y guerracivilista que ha impregnado la legislatura con el primer gobierno de coalición
entre PSOE y PODEMOS y apoyos de las formaciones separatistas que
manifiestan sin tapujos que buscan debilitar al Estado y anular la
Constitución de 1978, ese régimen
del 78
que ellos denominan con desprecio y tildado así para desacreditar la
Transición y arrebatar su legitimidad...
El señor Pedro Sánchez ha perdido una oportunidad de
exigir a cambio de pactar políticas y entrar plenamente en el juego
democrático que Bildu retirara de la escena pública política a
quienes tienen pasado terrorista con delitos de sangre o apoyo a los
mismos. Se puede tragar que Bildu tenga arte y parte en el juego
democrático mas es inadmisible que alguien como el señor Otegi
tenga la representación parlamentaria y protagonismo. Está muy bien
dar identidad a los asesinados en fosas comunes y retirar símbolos y
restos franquistas, pero también hay que retirar a terroristas con
manos manchadas de sangre del protagonismo parlamentario. Si se le
suma la deslealtad intolerable del independentismo vasco y catalán a las instituciones sale el resultado de que el señor Pedro Sánchez,
asumiendo una vez más que ha mentido respecto a Bildu, no ha buscado
resultados de reciprocidad y ha desperdiciado una oportunidad única
de que Bildu acabara su transformación a una fuerza parlamentaria
digna de representar a su electorado. A cambio de entrar en la
cogobernanza sólo ofrece hipocresía interesada y deslealtad
buscando la confrontación de la sociedad en comandita con la casta
independentista catalana y minorías capaces de algarabías
callejeras. Y el remate final es que si buscan debilitar a España
pues las políticas aprobadas y llevadas a cabo con su apoyo no son
útiles.
El modelo de coalición ha demostrado estar caduco hace
tiempo y sólo se sostiene por interés. PODEMOS ha dado muestras de
sobra que como gobernantes tragan sapos y carretas para seguir en el
Gobierno toda vez que no es momento de tomar las calles, ya es tanta
la indignación ciudadana por todo que no se puede canalizar de nuevo
el descontento, mejor esperar al batacazo electoral de la formación
en las municipales y aguantar hasta las elecciones generales. Porque
si llega a gobernar el señor Feijoo no hay que dudar ni un instante
que PODEMOS y resto de franquicias en apariencia díscolas e
independientes, querrán tomar las calles para volver a tener poder
electoral. La cantinela para consumo de su electorado de que es
preferible seguir en el Gobierno a salir del mismo por los
incumplimientos del PSOE en los acuerdos de coalición, es sólo eso:
una cantinela. PODEMOS se ha cargado la magia a golpe de purgas
internas y la instalación de sus representantes en la casta que
tanto denostaban y no importa las toneladas de maquillaje electoral
con siglas y formaciones sumadas porque también han mentido sobre lo
que iban a cambiar, sólo cambiaron su discurso para vender la moto
de que España es de Franco, un regresismo para lograr sus fines en
nombre del progresismo.
El señor Pedro Sánchez es un embustero político como
su socio y como sus apoyos parlamentarios. Aún queda espectáculo
electoral y promesas electorales, desechando un adelanto de las
generales, con el aditamento de los resultados de las elecciones
municipales y autonómicas que dejaran contentos a todos y
satisfechos a nadie, aunque los resultados no pueden ser aplicados a
las generales dada la idiosincrasia cuando se votan alcaldías y
autonomías donde las políticas permiten ganar votantes que se
pierden en las generales. El independentismo catalán sigue empeñado
en la confrontación y el desafió al resto de la sociedad en una
decadencia total donde entrometerse en la polémica del F. C.
Barcelona y sus pagos al ex-árbitro enarbolando la bandera del
nacionalismo y exigiendo disculpas por colgar prebendas franquistas
al club en Internet, es la evidencia final de que el catalanismo es
una escusa para imponer al resto de España sus tesis de argumentos
étnicos y culturales cada vez más delirantes porque ya no ofenden y
sí producen hilaridad. Queda por tanto algo menos de un año para
dilucidar en las urnas si se apoya un modelo caduco que va a ninguna
parte o si por el contrario el resultado de las mismas hace
recapacitar a los partidos políticos que se ha cerrado una etapa y
comenzar otra donde se abandone la política del disparate y se anule
el populismo para cambiar demagogia por realismo en la gestión de
los problemas que nos afectan a todas y a todos...
Así de simple y así de complicado
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
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