CUANDO AL IR A PAGAR LA
TARJETA NO PASA
Hoy
trataré de una compostura del postureo que puede afirmarse que es
genuina del siglo XXI y que se ha generalizado entre la ciudadanía a
raíz de la pandemia y los confinamientos, me refiero a ese momento
que todos pasamos alguna vez en la vida como es ir a pagar con la
tarjeta y que nos salga el fatídico aviso de que no es aceptada.
Puede dividirse esta compostura del postureo en tres fases: la
primera es que no le damos importancia porque seguramente es un fallo
puntual que resolvemos pasando de nuevo la tarjeta o bien que nos
pida el PIN; la segunda fase es cuando por segunda vez la tarjeta no
pasa y se nos encienden todas las alarmas, mentalmente repasamos los
gastos y nos salen las cuentas. En esta segunda fase comenzamos a
saturar la caja, me refiero en el supermercado donde una interrupción
por breve que sea es totalmente incomprendida por la cola en caja que
empiezan a poner muecas y a bufar mientras la cajera nos mira como
preguntando qué narices pasa; la tercera fase es cuando somos
conscientes de que la tarjeta está muerta, temporalmente al menos,
de que la cola no deja de mirarnos con caras de sicarios y la cajera
se hace la tonta aprovechando para ordenar sus cosas. La compostura
de postureo apropiada es quedarnos en la primera fase, actitud me
refiero, e ignorar las miradas de la cola, dejar que fluya, en suma, el
equilibrio mental y la serenidad para tomar decisiones rápidas, para
argumentar a la cajera que hay un pequeño contratiempo mientras
sacamos la tarjeta a crédito y tropecientos de intereses que llaman
revolving y debería llamarse
revolver por los
orificios que deja en las finanzas personales.
En
resumen, comprobar antes de salir a comprar y pagar con tarjeta que
disponemos de saldo y tener la sana costumbre de llevar dinero en
metálico como pueden ser cincuenta euros, como siempre pagamos con
tarjeta nunca los gastamos y siempre los tenemos. Por supuesto que
dada la inflación galopante en alimentos es recomendable llevar más
de cincuenta euros sueltos. Así que viejas composturas del postureo
para los nuevos tiempos, tema aparte es pagar con el móvil que
merece capítulo propio. Y nunca, pero nunca, entrar en conflicto con
la cola respondiendo con desafiante mirada o palabras preguntando qué
cojones pasa porque la cosa se puede complicar y acabar en un
tremendo barullo que nos pondrá aún más nerviosos.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
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theadversiterchronicle@hotmail.es
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