Suplemento
televisivo cutre de The Adversiter
Chronicle
EL CASCABEL
Al
igual que sucede en la prensa escrita y en la radio, la televisión
suele mostrar determinada orientación política y línea editorial
acorde con la misma o bien en base a las creencias religiosas, no
faltan nacionalismos, tendencias republicanas y añoranzas de
totalitarismos a diestra y siniestra. Sin embargo, hace tiempo que en
los programas televisivos de análisis de la actualidad política las
tendencias editoriales se imponen a la hora de afrontar un criterio y
análisis independientes para degenerar en gallineros televisivos
donde, lejos de buscar consenso y problemáticas de soluciones
comunes, quien más grita se impone y cuando el antagonista le
responde es tan cerril y dogmático como el agresor argumental. Si
bien causa gracia al principio, ser espectador de estos gallineros
disfrazados de tertulia y análisis termina siendo un ejercicio de fe
dogmática y escuchar lo que nos gusta escuchar y que insultan a
quien queremos insultar, luego se traspasa a la vida cotidiana y
tenemos la polarización política en la ciudadanía de la que viven
unos y unas cuantas de la cosa política...
Es
por ello que supone un soplo de aire fresca el formato del programa
El Cascabel en Trece Televisión. Línea editorial católica y de
tendencia liberal, presentado por Antonio Jiménez bien escudado por
Susana Ollero, a esa hora maldita en que se arrancan minutos al
descanso, de paliar la soledad o simplemente ser carne de sofá,
presentan un programa que se define de análisis de la actualidad
política, sin menoscabo de la actualidad en general más destacada
del día. Lejos de un dogmatismo, posiciones inamovibles y dogmas
inmutables, Antonio Jiménez nos lleva de la mano de colaboradores,
analistas y protagonistas de la actualidad de turno. Porque
realmente vemos y escuchamos análisis certeros, coherentes y nada
estridentes. Ambiente de tertulia entre amigos donde, sin abandonar
las posiciones, se deja y se escucha a la parte contraria, incluso se
forman animadas conversaciones entre presentador y entrevistado que
logran uno de los objetivos fundamentales de la televisión que es
entretener a la vez que divulga. Son análisis desde el respeto a la
parte contraria, sin renunciar a tratar de comprender al antagonista
y certeros a la hora de denunciar, ya sean de un lado u otro del espectro político, incluso
en un tono de severidad que en otros medios es motivo de cancelación del programa.
El
programa cumple lo que ofrece, es entretenido y sirve para ver cómo
evoluciona esa parte del espectro político que aspira a gobernar. Es
un programa de oposición al poder gobernante que ofrece
alternativas, singularidades y perspectivas sin caer en el recurso
fácil del insulto, el menosprecio y hasta la intimidación al
contrario. Lo mismo vemos el análisis del empresariado que de los
representantes de los trabajadores, todo ello aderezado de humor
socarrón, irónico y con gracia y humor desde el respeto
institucional y a quienes representan las mismas.
Es verdad que la
línea editorial y la programación pueden resultar repulsivas a
quienes no comulguen, pero cuando empieza El Cascabel estamos ante
uno de esos programas que miras mientras zapeas entre anuncios y te
detienes más de la cuenta; luego, otra noche, vuelves a él a ver
si se confirma la buena impresión para acabar siendo una elección
en ese tramo horario, para buscar análisis certeros y coherentes terminando
finalmente recomendando su visionado. Programa que permite opinar al
día siguiente en el curro, despacho, cola del paro y cola del cajero
en el banco, lejos de posiciones cerriles y de poca vista que encima
entretiene...
Un
buen programa de actualidad política.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
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