The Adversiter Chronicle

martes, 8 de febrero de 2022

"Memorias de La Transición", por Antón Rendueles

Unas memorias de Antón Rendueles en exclusiva para The Adversiter Chronicle

La televisión

Estos días atrás me he visto obligado a cambiar mi viejo televisor, ha soportado el paso del tiempo con prótesis como un TDT, ocupando el espacio que antes ocupaba el reproductor de VHS, restos de un tiempo tecnológico...
Mientras el técnico hablaba y hablaba durante la instalación de las prestaciones del nuevo televisor, más un ordenador o una tableta de proporciones gigantescas que el aparato al que estoy acostumbrado desde que era niño, cuando era el encargado de sintonizar canales, los dos canales más bien, que el receptor recibía...
Era el primer televisor en color, presidiendo el salón donde sofá, mesa, sillas, todo parecía orientado a la contemplación de la pantalla. Tenía un cajetín con ruedecillas para sintonizar aquel número de canales impresionante, como en las películas americanas solo que aquí sólo se sintonizaban dos cadenas y una de ellas, la segunda, con interferencias y niebla. Todo precisaba de manejar aquellas rueditas para conectar el vídeo, la videoconsola y más tarde mi primer ordenador personal...
Decían que pasar tantas horas como pasábamos la infancia ante el televisor nos haría adultos tarados, casi psicópatas inducidos por la violencia en la pequeña pantalla, dicen lo mismo ahora de los videojuegos y de Internet. Creo que ahora la infancia y la juventud ven los contenidos que desean, que siempre son los que se nos muestran y a los que nos otorgan acceso. Pero al igual que antaño, recurro a la infancia de mi entorno familiar para terminar de comprender los misterios de la televisión en la era digital. Reconozco que la televisión, el aparato, es una pasada de calidad de imagen y prestaciones, aunque prefiero la radio, el reproductor de música a centralizarlo todo en la televisión, es una cuestión cultural y de entorno tecnológico...
Las noticias siguen siendo la mismas, no hay intrépidos reporteros en Camboya, Salvador o Nicaragua, pero sigue habiendo conflictos y el aislamiento audiovisual a la carta impide ver las malas noticias, eso no ha cambiado mucho salvo que ahora el aislamiento es individual, como colonos en un planeta ajeno donde el vínculo con el planeta de origen fueran las telecomunicaciones...
El viejo televisor parece mirarme en el pasillo junto a la prótesis del aparato de TDT, la repanocha cuando se pasó la emisión de señal televisiva a la nueva tecnología y ahora integrado en el aparato. Pero me sigue fascinando la televisión y no soy capaz de fascinarme con las nuevas tecnologías televisivas, me son tan extrañas y casi tan ajenas como el aparato de vídeo lo era para mi abuelo...
Supongo que es la inevitable nostalgia ante un mundo que ya no existe y es un ejercicio doloroso e inútil agarrarse al pasado, queda el recuerdo, queda la memoria. Pero ahora el viejo aparato espera ser recogido para su tratamiento como residuo tecnológico, o en un mercado africano reconvertido en aparato operativo y puede que un niño, una niña, se ilusionen como yo me ilusionaba de niño...
Quién sabe.
Antón Rendueles

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido

Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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