Suplemento
televisivo cutre de The Adversiter
Chronicle
Julián Muñoz: “No
es la hora de la venganza, es la hora de la verdad”
Parece
que se afianza la producción de las llamadas docuseries,
una entrega por capítulos donde el personaje de turno se sienta y se
sincera relatando escabrosos detalles del pasado que perduran en el
presente. En esta ocasión el protagonista es un famoso chorizo de
Marbella, el inefable del Julián Muñoz que primero fue compinche y
luego aprendiz de brujo a la sombra del viejo galápago para los
chanchullos de grandes cifras que fue el no menos inefable del Jesús
Gil. La primera entrega se centraba en su pasado sentimental con la
artista Isabel Pantoja, un personaje imprescindible que da de cobrar
exclusivas y colaboraciones a un montón de personajes y
personajillos televisivos de su entorno, pasado y presente, donde la
primera piedra la tiró el ceporro televisivo de su hijo y donde
Julián Muñoz se sube al carro de largar sobre la artista a rebufo
de las polémicas que la acompañan, precisamente, desde que se
enrolló con el Muñoz...
Hay
que reconocer que el primer acierto de la docuserie ha sido que el
maestro de ceremonias sea Joaquín Prat y no el insoportable del
Jorge Javier. Lejos del divismo fingido, que luego resulta real, del
segundo, Joaquín Prat aporta una visión periodística que sirve de
soporte a preguntas que nos hacemos la audiencia, sin estridencias ni
interrupciones salpicadas de cuchufletas, risas tontas o salidas de
tono dictatoriales. Joaquín Prat es un presentador, entrevistador y
periodista que aporta sensatez cuando algún colaborador se va por
peteneras, se pone a contar batallitas fuera de lugar o simplemente
tira la piedra o esconde la mano. Ha sido refrescante su presencia al
timón y es uno de los alicientes y guinda a un pastel donde se ha
trabajado la documentación y una realización soberbia a la hora de
intercalar testimonios, imágenes de archivo y documentación que
refresca la memoria.
Y
luego está el protagonista, de presencia demacrada y casi grotesca.
Rostro atormentado y recuerdos ya rememorados pero que vistos en su
orden temporal y con su testimonio cobran fuerza. Se le puede creer o
no creer, ambos fueron juzgados y sentenciados, a veces da la
sensación de que trata de redimirse por el dolor causado a su
familia por su soberbia de chorizo con impunidad, de mando garrulo
enfrentándose a la prensa, de ruedas de prensa mintiendo y negando
la realidad. Resulta tragicómico recordar su rueda de prensa negando
el rollo con la Pantoja y su esposa al lado que ponía cara de haba
para ocultar que sabía lo de la cornamenta y que su esposo estaba
mintiendo como el bellaco que era, políticamente hablando. Julián
Muñoz sabe que es culpable de muchas más cosas que las que la
Justicia juzgó. Son esas cosas que suceden en la familia, que
afectan a los hijos y que con el paso del tiempo acuden a la memoria antes de dormir o después de despertarse...
Felicitar
a la productora tanto por el producto televisivo como en el aspecto
técnico, soberbio el presentador que le augura un prometedor futuro
para ser maestro de ceremonias de docuseries y llevar la parte en
plató. De las colaboraciones, pues hay de todo un poco y siempre
personajes que han tenido relación con la tonadillera y vivieron en
primera persona aquellos años de reyes del mambo, enseñar los
dientes, hacer el canelo con la prensa y, por parte de Julián Muñoz,
destrozar a su entorno familiar directo. Que al final resuma aquellos
días en que estaba embrujado por la artista es sencillamente
patético y retrata al personaje; contar la primera vez que tuvieron sexo y demás detalles
que siempre despiertan morbo, es en realidad otro clavo en ese ataúd
que tratan de hacer a Isabel Pantoja con su hijo de maestro
carpintero. Julián Muñoz sólo aprovecha la circunstancia para
hacerse unos dineros, contar su verdad con la serenidad, y la desmemoria, que dan los
años transcurridos y, objetivo real, reconciliarse con los suyos
antes de estirar la pata...
Y
es que cuanto más ascienden, más ruido hacen al caer.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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