"El sermón de la pradera", por el padre I. N. Mundicia

Una sección del padre I. N. Mundicia en exclusiva para The Adversiter Chronicle

Pasaporte covid y acerca del gasto de luz parroquial

Como ya sabéis, queridos feligreses, e incluyo a las feligresas, que últimamente las catequistas están algo insolentes, se hace necesario pedir el pasaporte sanitario donde figure que estáis debidamente vacunados. No quiero escuchar quejas sobre si es de derecho civil, penal y canónico sobre la elección de elegir si vacunarse o no vacunarse. No voy a soltaros un sermón sobre la conveniencia de vacunarse o no vacunarse, ya se encargan de esas cosas el estamento civil sanitario, aunque a alguno más bien haría falta que fueran las autoridades veterinarias. Que no me venga nadie llorando que si derechos civiles ni hostias en vinagre. ¡Si Francisco se vacuna aquí se vacuna todo dios sin excepción! ¡Y por los santos cojones de San Cucufato que no pisa la iglesia ni el local parroquial quien no esté vacunado como Dios manda!

El monaguillo tiene orden estricta de que nadie pase sin antes mostrar debidamente cumplimentado el pasaporte de marras. Una vez concedido al acceso, será obligatoria la mascarilla, gel desinfectante por cada feligrés y feligresa así como desinfectar los aurelios que dejéis en el cepillo. Como alguien sea cazado de extranjis en la iglesia, se tomarán medidas correctoras por el tribunal nombrado al efecto y compuesto por el que os habla, un representante de la asociación de vecinos y el alcalde pedáneo siendo el monaguillo quien levante acta de las decisiones sancionadoras a que haya lugar. Avisados quedáis, no me andar jorobando con preguntas a la salida de misa que, además de hacerme perder tiempo y llegar tarde a la otra parroquia, tampoco aporta nada a la cuestión.

Se ha notado con la llegada de los fríos invernales, una mayor presencia de feligresía en la misa de tarde y de noche, curiosamente hay quien se trae hasta sus libros de estudio, una máquina SINGER de coser o, por citar un caso de ejemplo, el Remigio que hasta trae la cabra a pastar mientras escucha la radio, tiene la decencia de al menos llevar auriculares aunque no le evitan roncar cuando se duerme durante la misa. Una cosa es ser bueno y otra que me toméis por gilipollas. Ya sé, ya sé que la luz ha subido y el gas de la calefacción, pero sé de sobra que vuestra presencia es gorronear la luz y la calefacción de la parroquia cuya factura ha subido a los cielos y parece que llegará hasta al paraíso celestial. A la misa diría de tarde y noche, además del pasaporte sanitario, se vendrá libre de objetos y, como penitencia, no se pondrá calefacción y la luz de las velas, que podéis adquirir en exclusiva en la tienda parroquial, sustituirá la cara luz eléctrica. Ir en paz y no os tengáis por listos que conozco vuestras tretas de gorrones. ¡Y quien no se vacune que no ose pisar la iglesia!

AMEN

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