Con la
colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para The Adversiter
Chronicle
Lechuga envasada
Aunque
su aparición en el mercado levantó airados aullidos de protesta
comparando la lechuga de toda la vida, que había que limpiar de
tierra, bichos babosos y quitar hojas no apetecibles; la opción de
comprar lechuga envasada y troceada gana adeptos por su comodidad y
facilidad de preparar, ora con toda prisa y un simple aliño ora elaborados
aliños de ensalada al gusto del consumidor añadiendo
ingredientes...
-Salvo
veganos ortodoxos, el común de las mortales disimula el sabor poco
agradable al paladar de la lechuga tomada a secas. Un chorrito de aceite, vinagre, una alegre cebolla e incluso queso, aceitunas y lo que se nos ocurra echar a la fuente, todo ello hace que el sabor de ambas lechugas no tenga diferencia y desde un punto de vista gustativo no hay reproches que hacer ni diferencias que señalar.
agradable al paladar de la lechuga tomada a secas. Un chorrito de aceite, vinagre, una alegre cebolla e incluso queso, aceitunas y lo que se nos ocurra echar a la fuente, todo ello hace que el sabor de ambas lechugas no tenga diferencia y desde un punto de vista gustativo no hay reproches que hacer ni diferencias que señalar.
-Más
que nada la diferencia entre una y otra reside en el achuchurramiento
y
deterioro por la conservación. La lechuga envasada debe ser cerrada lo máximo posible tras su apertura, una fiel y leal pinza del tendedero es mano de santo para este tipo de cierres. Si no se consume en su totalidad de una sentada, y tras aplicar el cierre explicado anteriormente, debe meterse en el frigorífico y procurando consumirla antes de 48 horas que culmina el proceso de chuchurrie y que nos obliga a desechar hojas ya algo chuchurriadas con pérdida de color apetitoso que deja paso a un blanco céreo poco apetitoso a la vista y al paladar. Si se come en compañía no hay problema de chuchurrie antes de que se consuma y si se hace de solanas la cosa conlleva comer ensalada seguida o tener que tirar a la basura por el chuchurrie. Como todo alimento procesado industrialmente sí que hay sutiles diferencias técnicas.
deterioro por la conservación. La lechuga envasada debe ser cerrada lo máximo posible tras su apertura, una fiel y leal pinza del tendedero es mano de santo para este tipo de cierres. Si no se consume en su totalidad de una sentada, y tras aplicar el cierre explicado anteriormente, debe meterse en el frigorífico y procurando consumirla antes de 48 horas que culmina el proceso de chuchurrie y que nos obliga a desechar hojas ya algo chuchurriadas con pérdida de color apetitoso que deja paso a un blanco céreo poco apetitoso a la vista y al paladar. Si se come en compañía no hay problema de chuchurrie antes de que se consuma y si se hace de solanas la cosa conlleva comer ensalada seguida o tener que tirar a la basura por el chuchurrie. Como todo alimento procesado industrialmente sí que hay sutiles diferencias técnicas.
-Sin
duda, la sociedad urbanita con sus prisas y tiempo ocupado demanda
comida sana, fácil de preparar y que alimente. Más sano que una
lechuga sólo son dos lechugas, sólo hay que abrir y volcar para
estar lista y con los ingredientes que añadimos se conforma un
alimento contundente pero ligero. Es evidente que se trata de una
cuestión de elección por parte del consumidor, es una alternativa
válida y su refrescante verdor, la asepsia que favorece estar
envasada y sobre todo que viene troceada, logra un alimento de buen
precio, con amplia gama de variedades que incluyen desde zanahoria a
cosas raras.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org
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