Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
Libro: Crónicas
de la América profunda
Autor:
Joe Bageant
Editorial:
Los libros del lince, s.l.
Traducción:
Pablo Manzano Migliozzi
Edición:
Mayo de 2008
Aún tenemos frescas en la memoria las imágenes del
asalto al Congreso de los EEUU por una horda de furibundos y armados
seguidores y votantes del advenedizo del Donald Trump al final de su
mandato. Todavía nos preguntamos como alguien cómo Trump fue votado
para presidente de la nación referente para las democracias del
mundo y que obtuviera ochenta millones de votos en las últimas
elecciones. Todavía estamos asombrados de ver a Donal Trump
presidente fotografiarse con una Biblia ante una iglesia y apoyado
por distintas congregaciones cristianas que daban gracias a Dios por
tener a Donald Trump de presidente. Y todavía imaginamos a un grupo
de palurdos bebedores de cerveza, amantes de las armas de fuego y
trazas de tramperos como sus votantes. La propuesta de hoy es un
libro donde el autor toma de referencia su localidad natal en tierras
de Virginia y a sus vecinos cuando regresa tras una vida fuera de
allí. Sin piedad, Joe Bageant nos muestra con el saber de quien
forma parte pero pudo salir un fresco de la clase obrera blanca
estadounidense atrapados en un círculo vicioso por las grandes
fortunas del partido republicano, el Sistema, la televisión y el
fundamentalismo cristiano expansionista que, al igual que el
fundamentalismo musulmán, busca implantar un orden basado en un
texto religioso tergiversado, la Biblia en este caso...
Joe Bageant, fallecido en 2011, trabajó treinta años
de su vida como redactor de mesa en el Oeste hasta que un día
decidió regresar al barrio pobre de Winchester (Virginia) donde
había nacido y escribir una primera crónica contando las tristes
vidas de sus vecinos, la gente que había ido con él al instituto.
Mandó el texto por e-mail y, de la noche a la mañana, se convirtió
en uno de los blogueros más leídos de su país. “Soy,
indudablemente, un producto de internet”, dice, aunque aquella
primera vez no sabía ni qué debía hacer para proponer a alguien
que colgara un documento en una web. La publicación de su primer
libro en Estados Unidos fue apoteósica: en dos semanas había
agotado 30.000 ejemplares. La crítica y los escritores
norteamericanos han saludado su obra con admiración.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año
de edición, aunque el escritor falleció en 2011. Y sin más, unas
breves reseñas que os animen a su apasionante lectura:
Obreros blancos y pobres...
“El
desarrollo intelectual y vital de esta gente, la de los currantes más
jodidos, no sólo se ve entorpecido por la estrechez mental
provinciana de la sociedad en la que han nacido. Son seres
predestinados a convertirse en siervos y permanecer toda la vida así
por la existencia de una red local de familias adineradas, gente de
la banca y la construcción, abogados y empresarios, a los que les va
muy bien por tener mano de obra barata, incondicional y obediente,
capaz de pagar alquileres elevados y costosas facturas médicas. Esa
élite social realiza una importante inversión en el cultivo de
estas fuerzas de trabajo a base de no invertir en absoluto (¡a eso
se le llama sacar dinero de la nada!) en educación y calidad de
vida, salvo en las suyas propias. Lugares como Winchester son, tal
como ellos dicen, `paraísos del inversor´. Lo cual se traduce en
que son ciudades con impuestos bajos, pocas o nulas normativas
locales, ningún movimiento sindical y una cámara de comercio
dispuesta como una manada de putas a dar la bienvenida a cualquier
nueva industria contaminante de ácido para baterías a cuyos
empleados les esté prohibido la afiliación sindical. `¡La
contaminación me la suda, tío! Vamos a vender unos terrenitos,
amigo. ¡Vamos a trapichear con bienes raíces, que es lo que mola!´.
Grandes constructores, agentes inmobiliarios, abogados..., todo el
mundo se lleva su tajada del pastel, todos excepto los mediocres y
gilipollas palurdos no sindicados, que serán contratados con sueldos
míseros en esa fantástica nueva fábrica de humos contaminantes.”
El exterior, un mundo desconocido...
“Para
la mayoría de los trabajadores que viven aquí, el mundo exterior,
es decir, todo lo que se encuentra más allá del Royal Lunch, de
Rubbermaid o de Winchester, Virginia, es una fantasía, algo que
carece de existencia real. Claro que hay quien decide viajar a
Orlando, o a Branson, Misuri, o a la Pensilvania holandesa, pero si
te pasas los días aletargado por un trabajo repetitivo y por las
noches te espera la tarea de cambiar los neumáticos del coche,
reparar la instalación eléctrica de tu casa, llevarle a tu
anciana madre una carga de leña -como hizo Tom al día siguiente de
nuestra conversación-, o recuperarte de dicho trabajo tumbándote en
el sofá contemplando el recibo de los últimos gastos realizados con
tus tarjetas de crédito, ¿de dónde vas a sacar el tiempo y los
medios necesarios para pensar en las consecuencias del calentamiento
global? Eres como un muerto viviente, así que un par de noches a la
semana te dejas caer por el Royal Lunch y riegas con cerveza tu masa
gris inerte. Recuerdo que hace algún tiempo vi a una multitud
reunida en un bar que miraba atentamente y en absoluto silencio un
canal de televisión donde salían unos afganos jugando al polo con
una cabra decapitada. Si aquellos no eran muertos vivientes, a saber
qué eran.”
Una casa en propiedad, que es una caravana en realidad...
“En
la mayor parte de los casos el comprador no puede escoger a su
depredador. A quien entra en un establecimiento comercial, pongamos
por caso la Earl, Fabricación y Venta de Casas Móviles, nadie le
dejará salir por la misma puerta para que vaya a otro sitio a
comparar ofertas. Y ésa es una de aquellas cosas que nunca fallan.
Los vendedores tienen unas cuantas tácticas para desalentar la
comparación de precios y productos para colocar el suyo. Por
ejemplo, aunque la comprobación bancaria del crédito que tiene un
comprador potencial le cuesta al vendedor unos pocos dólares,
siempre le carga al cliente un importe de veinticinco dólares o más
a cuenta de dicha comprobación o de `gastos de solicitud´. Me han
dicho que en ocasiones los gastos de solicitud alcanzan los 150
dólares. Por lo general a esto hay que añadir un depósito de entre
300 y 400 dólares que uno debe pagar antes de que lo dejen salir, y
así consiguen atar al cliente a esa `atractiva casa prefabricada
multiespacio´. Los fabricantes y vendedores cuentan maravillas de lo
mucho que han mejorado las casas modulares, y no dejan de resaltar lo
bonitas que son y el hecho de que no tienen nada que ver con las
caravanas, pero sin embargo siguen siendo cajas de madera laminada
que se transportan sobre ruedas rumbo al terreno en el que finalmente
van a ser montadas, como ocurre con cualquier caravana.”
Cristianismo fundamentalista...
“La
religión fundamentalista nos exige gratitud por todo lo que Dios nos
ha concedido. De modo que esta gente está más que agradecida de
ganar apenas tres dólares por encima del salario mínimo: `Al fin y
al cabo, ¿no estamos mejor de lo que estaban nuestros padres?´.
Quizá, si no fuera porque la mayoría de sus padres contaban con
seguro médico y se las apañaban sin que hubieran de trabajar los
dos miembros de la pareja. Pero, claro, ellos tienen más `cosas´ de
las que llegaron a poseer sus padres. Así pagan por un par de
zapatillas de marca para sus hijos ,más de los que sus padres pagaban
por la comida de un mes. Como la cifra de las nóminas ha ido
creciendo con los años, su casa está repleta de chismes, y con eso
les basta para creer que nadan en la abundancia y que tienen el deber
de sentirse agradecidos, pese a que alguna que otra vez no les queda
más remedio que comprar la comida con tarjeta de crédito. Porque en
la India la gente pasa hambre, ¿no? De acuerdo: a juzgar por los
traseros descomunales que ocupan los bancos de la iglesia, aquí
nadie pasa hambre. Dios provee Big Macs y bollería industrial para
todos. Son un montón de cosas por las que tenemos que dar las
gracias. Pero por encima de todo debemos estar agradecidos por formar
parte de esta iglesia. Hay que reconocer que, a diferencia de las escuelas públicas o los centros cívicos, la iglesia
fundamentalista es una de las estructuras sociales que todavía
funcionan en América y donde todo el mundo es bienvenido, rico o
pobre, bueno o malo. Si echan un vistazo a los fieles que acuden a
todas estas iglesias verán que no son en absoluto malas personas,
sólo trabajadores cuya vida interior fue aniquilada a golpes hacia
finales del siglo XX. Forman parte del resurgimiento global del
fundamentalismo que empezó a producirse cuando el materialismo se
elevó triunfante después de la era de la Ilustración. (¡Pobre y
querida Ilustración! ¡Qué poco duró! Sólo faltaron para
liquidarla del todo dos guerras mundiales, Verdún, Dresde y
Auschwitz, los gulags, las armas nucleares y ahora el inminente
desastre ecológico.) Dos generaciones consecutivas de ciudadanos que
se criaron en escuelas cristianas en medio de la hostilidad tenaz y
el miedo avivados por la guerra fría. ¿Acaso debe sorprendernos que
se vean tan seducidos por el anuncio del Apocalipsis? Todos y cada
uno de ellos se asoman a la ventana en sus hogares y lo que ven
coincide con lo que les enseñaron: se aproxima el fin del mundo.”
Asistencia médica...
“No
son miedos injustificados. Les diré que, al igual que la mayor parte
de los hospitales regionales de esta clase en el corazón del país,
el Winchester Medical Center es el mayor generador de bancarrotas de
nuestra zona. En estados Unidos las facturas médicas son la
principal causa de quiebra personal para la gente que carece de
seguro de salud. La mitad de los no asegurados debe dinero a los
hospitales, y en un momento u otro un tercio de ellos acaban siendo
perseguidos por las agencias de cobros, que no dudan un segundo en
demandarlos incluso por una suma de apenas cien dólares. En 2005, un
estudio de la Universidad de Harvard reveló que el cincuenta por
ciento de los expedientes de quiebra personal eran consecuencia total
o parcial de los desembolsos para gastos médicos, y esto supone un
incremento del 2.200 por ciento desde 1981. La deuda media de los
individuos que tienen que pagar a los médicos de su propio bolsillo
y que han terminado declarándose insolventes es de 12.000 dólares.
En Estados Unidos cada treinta segundos alguien se declara en
bancarrota como consecuencia de un problema de salud grave.”
Una visión de una parte de la sociedad de EEUU que
eligió a alguien como Donald Trump para presidente y cuyas
consecuencias globales nos afectan a todos. Un libro donde el tiempo
ha dado la razón no a un visionario, a un miembro de la clase
trabajadora blanca que pudo salir del círculo vicioso para ver mundo
y darse cuenta de la explotación sin redención a la que está
condenada la clase obrera blanca y pobre que lejos del glamour del
consumismo son los nuevos siervos del sistema capitalista en EEUU y
cuyos fundamentos encuentran ecos en los populismos de derechas de
todo el mundo civilizado. Imprescindible para comprender y entender los
derroteros políticos en EEUU que permitió a Donald Trump ser
presidente y que les empujo a tomar al asalto el templo de la
democracia convencidos de su patriotismo y estar bendecidos por Dios
en sus acciones cuando en realidad son carne de cañón obrera y voto
inducido por los mismos que les empujan a la servidumbre.
The
Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
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