Una sección del
padre I. N. Mundicia en
exclusiva para The Adversiter Chronicle
Acerca del recibo de la
luz parroquial y el impuesto del ayuntamiento
Una
vez más, queridos feligreses, la Iglesia es atacada por los
estamentos gubernativos y, en nuestro caso parroquial particular,
pretenden sacarnos los cuartos con el recibo de la luz y el afán
recaudatorio de las autoridades municipales. Como bien sabéis, pese
a que en ocasiones la mayoría presentáis una alarmante falta de
entendederas que os hace protestones como parroquianos, el precio de
la luz se ha disparado más allá de las nubes y parece que tiene
afán de alcanzar las mismas nubes del paraíso. Es por ello que se
va a proceder a instalar un sistema de producción de energía
eléctrica y del que sois parte fundamental, concretamente vuestras
piernas y sin trabajos de pensar o discurrir, que estáis para dejaros
llevar a la práctica vuestras ocurrencias. Este
domingo en misa de doce, veréis instalados en los bancos de la
iglesia unos velocípedos modificados de tal forma que cuando toque
sentarse o ponerse de rodillas pues os ponéis a pedalear de tal forma
que las dinamos generen la energía suficiente para el consumo
eléctrico de la iglesia, sacristía, local y casa parroquial. A las
naturales bondades del ejercicio físico hay que sumar un
considerable ahorro en el recibo de la luz, siempre y cuando cada
parroquiano y parroquiana cumpla el objetivo individual de pedalear
veinte kilómetros donde quemaréis más de quinientas calorías de
forma individual. Se puede delegar el pedaleo en familiares en forma,
sustitutos de abuelas y abuelos. No quiero que ocurra como en las
tareas de limpieza del cementerio y endoséis a la suegra tareas que
son vuestras. Según unos primeros cálculos, son necesarios turnos
de pedaleo para lograr el objetivo de ahorro parroquial. Los
generadores individuales de energía por velocípedo modificado son
cortesía del Manolo, que a cambio de lucir camisetas a la venta y de
compra obligatoria con su logotipo, no cobra alquiler de los mismos a
cambio de suministrar energía a sus neveras y arcones congeladores,
siendo además proveedor oficial de bebida refrescante que siempre os
hará falta para no perder el resuello.
Respecto
al asunto del litigio con el ayuntamiento, quiero salir al paso de
ciertas habladurías que han llegado a mis oídos en el confesionario.
No me niego a pagar los impuestos de la parroquia, pero pagar por
tener plaza de aparcamiento en la casa parroquial, terreno
parroquial, sin que el ayuntamiento adecente un aparcamiento y que
me obliga hasta su construcción a montar el motocarro en la acera.
Que no tenga la ITV pasada desde hace tres lustros no es por
insumisión, el motocarro no es un coche, es un carro motorizado y no
una artículo de lujo como antigüedad. Sólo se usa para
desplazamientos muy de vez en cuando y su desgaste mecánico no es
comparable a un automóvil, cosa que no es el motocarro, que se
utilice a diario y todo tipo de desplazamientos. Es verdad que
adolece de ciertas fallas por suministros originales, pero la
prudencia es mi divisa como conductor de motocarro...
Así
que el domingo todo el mundo equipado y preparado para generar
energía eléctrica parroquial a base de pedales, pedales de pedalear
y no pedales de los que pilláis a base de porrón y calimochos en la
taberna, que os conozco. A fin de desterrar esas ideas de que la
parroquia es patriarcal, las féminas deberán pedalear veinte
kilómetros como los hombres. Al ayuntamiento sólo decirle que no
pienso pagar impuestos que no me incumben, antes le crecen los
cojoncillos a San Cucufato que doblar la cerviz ante unas autoridades
proselitistas del ateísmo y cuyo afán recaudador es una blasfemia.
Se me olvidaba que sigue sin limpiar el campanario y el bajo sigue
con ese peculiar aroma de las plantas experimentales. Son además
restos tóxicos porque el monaguillo al tocar las campanas este
mediodía terminó tocando ¿Dónde estará mi carro?,
en versión para campana de campanario. Ir en paz y afrontemos
estos trabajos con fe y amor.AMEN
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