Con la
colaboración del profesor T. A. Rambaina
en exclusiva para The Adversiter Chronicle
en exclusiva para The Adversiter Chronicle
Las
medidas sanitarias y preventivas impuestas en la nueva normalidad
afecta a toda la sociedad y a todos los colectivos. Pero si alguien
sufre para seguir los consejos y medidas pertinentes de distancia
social es el humilde peatón (sería políticamente correcto y
añadiría a las peatonas, pero suena a insulto y mejor el genérico
de siempre para machos alfa y lindas damiselas). Aceras recortadas
por los carriles bici donde sus usuarios siguen por la acera cuando
les place y ahora la pertinente distancia entre peatones que la
mayoría no cumple...
¿Qué
puede hacer el humilde peatón que sigue las normas y trata de
aplicarlas en sus paseos? Nadie mejor que nuestro asesor científico
para sacarnos de dudas.
-¿Por qué no seguimos de peatones las normas de distancia social, ein? -Por la misma razón de siempre, nos decimos que porque me pare a charlar con un conocido en mitad de la acera no pasa nada, pero como todos y todas piensan lo mismo pues todo el mundo lo hace y no somos conscientes. Es cierto que al comienzo más o menos lo hacíamos pero se ha llegado a un punto de aceptar la anormalidad y que saltarse la norma no afecta a nadie cuando el contagio no hace distingos.
-Soy el típico Juan Manzanas o Juanita Manzanas y quiero seguir la norma de distancia social y me topo con un grupo de jubiletas charlando animadamente, con mascarillas dejando al aire las napias y colapsando el centro de la acera... -Como siempre que tratamos un tema, quiero procurar mecanismos sencillos y con utensilios a mano que alteren lo mínimo. En estos casos lo mejor es ir siempre provistos de paraguas aunque estemos en un caluroso día soleado. Vamos caminando y encontramos el obstáculo que usted cita, no es cuestión de enzarzarse en discusiones bizantinas con el conjunto del obstáculo, más que nada porque al discutir se sueltan babas y por tanto tenemos peligrosos aerosoles rondando el rostro. El truco es no desviarnos y, al ver que no se apartan, entrar al centro del animado grupo y abrir el paraguas de tal forma que todos deban apartarse si no quieren quedar tuertos. Una vez se apartan se sigue caminando cerrando el paraguas. Este detalle es importante porque el conjunto del obstáculo comenzará a soltar improperios, amenazas y acordarse de nuestros muertos, pero al ver a alguien un día soleado con paraguas se piensa que está algo mochales y no dirán ni insistirán. En caso de no evitar un diálogo, seguir caminando y decir que hay que abrir el paraguas porque las palomas parecen tener diarrea, el conjunto del grupo al escuchar esto se mirarán sorprendidos por tener una cagada en la ropa y nos da tiempo a alejarnos del grupo mientras están distraídos comprobando que no tienen las temidas cagadas de paloma.
-Una idea digna de ser rusa, profesor... Bien, voy caminando y me encuentro que en lugar de ir por nuestra derecha, los peatones que vienen de frente van por donde les da la gana y alguno incluso en zig-zag... -En este caso lo mejor es ir con un carrito de la compra. A medida que invaden nuestro espacio peatonal vamos cambiando el carrito de mano, llevándolo por delante y maniobrando el mismo en la dirección del obstáculo andante que se viene hacia nos. A diferencia del obstáculo estático humano del ejemplo anterior, aquí hay que andar a paso ligero y dar zurriagazos con el carrito de la compra, se pueden meter un par de buenos pedruscos o ladrillos de tal forma que si el obstáculo humano no se aparta y tiene contacto con el carrito de la compra con sus tobillos, el dolor hará que nos dé tiempo a seguir a paso ligero alejándonos de posibles discusiones. Este obstáculo humano en movimiento es más propenso a montar gresca que el obstáculo humano estático y de cháchara.
-Para finalizar, qué tipo de artimaña podemos hacer con la típica pareja o grupo de amiguetes que si bien se desplazan ocupan la anchura total de la acera... -A simple vista este tipo de obstáculo humano andante, dinámico, pero que colapsa el espacio peatonal en su totalidad, lo mejor es la combinación de paraguas y carrito de la compra. Trabajaremos la coordinación y las destrezas de un ambidiestro ya que con una mano hacemos la maniobra del paraguas y en la otra mano las maniobras con el carrito de la compra. Si se monta follón y hay que salir por piernas, tanto el carrito como el paraguas pueden tener aplicaciones arrojadizas que nos den tiempo a salir del tumulto. Se trata en suma de que el peatón respetuoso de la distancia social tanga herramientas para mantener la misma pese a la insolidaridad del prójimo.
-No es por llevarle la contraria pero casi que mejor voy en taxi...
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Director Editorial: Perry Morton Jr.
IV
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