-Uno
ya tiene el culo pelado con estas cosas y los tipos de la barra del
bar formamos parte de la esencia de un local. No es lo mismo entrar y
no ver un alma a entrar y encontrar la, permítame que lo diga, la
acogedora presencia del tipo de la barra leyendo la prensa, soltando
chascarrillos con otros parroquianos o tirando los tejos a la
camarera. Somos parte del sonido ambiente, del placer de ir al bar y
en ocasiones hacemos pequeños recados al tabernero y lo que mande si
lo manda la camarera. No es vicio, es casi un arte y parte de la
esencia de la cultura hispana sin importar el terruño. Posiblemente
sólo La Roja nos une tanto, y sólo en ocasiones.
-Hay
una corriente clásica de pensamiento entre los tipos de la barra del
bar. El galanteo jocoso y jaranero con la camarera no es machista y
es toda una ciencia. Pero si se ve a una tipa de la barra del bar
posiblemente la tilden de fulana. Pero son compañeras y tan buenas
tipas como los tipos, pero aún choca ver a la tipa de la barra del
bar sin que surjan inquietantes pensamientos, tanto en hombres como
en mujeres. Se ha avanzado mucho y ya no hay el típico borrachuzas
que le tira los tejos a una tipa de la barra del bar, pero salvo
algún macho alfa pasado de copas, las tipas de la barra del bar cumplen las
mismas funciones que el tipo de la barra del bar.
-Cuando uno entra al bar y ve al tipo de la barra varias veces siempre surge la duda de a qué se dedica...
-Ahí
entra el machismo y la fea costumbre de etiquetar al prójimo, me
explico: si es el tipo de la barra del bar nos llaman vagos y si es
una tipa de la barra del bar es que es puta. Parece arcaico pero el
patriarcado se hace visible pese a que, reitero, la sociedad ya no es
tan papanatas como antaño. Ahora ya no se nos tilda con el rollo del
fútbol y de la política. La sociedad nos acepta como arte y parte
de la hostelería, cercana y casi proletaria, pero ahora es ver a un
concejal o concejala y las iras se dirigen hacia ellos y ellas, a
nosotros los del gremio de la barra nos la suda, no tenemos complejos
en ese aspecto.
-¿Cuántas veces lee el periódico? Amén de que como alguien tenga la ocurrencia de ocupar el mismo en su momento habitual hay gresca...
-¿Gresca?
¡Hostias había que dar, hostias! El periódico del bar no es de uso
discrecional, hay una jerarquía, una cadena de mando digamos. Está
el jubiletas que lo coge el primero y va pasando páginas y titulares
en voz alta, toda una liturgia además de una acción social. Luego
está la tipa que siempre toma el cafelito a la misma hora tardando
el mismo tiempo, hay codazos por cederle el periódico. Y luego está
el tipo de la barra del bar, o la tipa, que una vez acabada la
liturgia de lectores fijos y puntuales que toma posesión del
periódico. ¡Y bien sabe Dios que el tipo de la barra del bar puede
gentilmente ceder el periódico a un cliente, clienta
preferentemente, unos instantes, pero estos boludos que se acercan
con cara de haba y pregunta si me falta mucho, a esos a hostias había
que ilustrarles del lenguaje no verbal en el bar, a hostias!
-Pues ya saben, si no son habituales, no toquen los cojones al tipo, u la tipa, de la barra del bar con el periódico, que se mosquean, oiga.
The
Adversiter Chronicle,diario dependiente cibernoido
Salt
Lake City, Utah
Director
Editorial: Perry Morton Jr. IV
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