Con la
colaboración de Donald Al Harish
Al Shama Smith, ex-agente de la
CIA expulsado por tenencia, extorsión y líos de faldas,
en
exclusiva para The Adversiter
Chronicle
Como
siempre ocurre con las catástrofes naturales, surgen teorías de
todo tipo. Desde el principio se comentaba la posibilidad de un
Chernobil chino biológico que se les había ido de las manos. Muchas
ramas del cristianismo predican la llegada del apocalipsis pregonando
lo nocivo de las vacunas, el catolicismo ve la plasmación de la
tercera profecía de Fátima sin ir más lejos. Obviando que nos
controlan y más que se quiere aplicar siguiendo el modelo chino
puede que sea lícito preguntarnos si cuando se encuentre la vacuna y
se inocule masivamente a la ciudadanía no aprovechará el Sistema
para meternos un microchip que nos tenga controlados en formas,
maneras y costumbres al servicio de quién sabe quién...
-Es
una mera cuestión de control social como ocurre con todas las
religiones. El catolicismo ve como poco a poco en amplias zonas
geográficas que eran católicas, apostólicas y romanas se va
imponiendo el protestantismo y diversas congregaciones cristianas más
o menos evangelistas que ya están en disposición de dar el salto a
la política. La pandemia y el confinamiento impiden el control
social habitual y meter el miedo en el cuerpo es una forma de que la
masa creyente no piense por su cuenta. Si la cosa empeora los
dirigentes políticos dirán a esas congregaciones, a sus líderes,
que la vacuna se pondrá sí o sí. Ya ocurrió con el tema de la
donación de sangre de los Testigos de Jehová en la II Guerra
Miundial donde el gobierno estadounidense mandó que donaran puesto
que hacía falta para el esfuerzo bélico que tras su finalización
no impidió que consideren malsano donar sangre y en la guerra del
coronavirus pasará lo mismo si es necesario.
-Lo
primero que aún no existe el microchip con las capacidades
necesarias en el tamaño para ser inoculado en una jeringuilla de
vacuna, sencillamente el diámetro de la aguja es demasiado pequeño,
otra cosas es que nos fuéramos a vacunar y vemos una jeringuilla
veterinaria con una aguja de un centímetro u más de grosor;
saldríamos corriendo sin más. Dejando aparte lo escandaloso de la
teoría en cuanto a ruido de debates y material en Internet, el
microchip ya lo llevamos y además pagamos por ello en un ejercicio
de sublime equilibrio de control e ingresos por el mismo a costa de
nuestro propio bolsillo. Me refiero a los móviles que son en
realidad terminales de computadora. Cuando los sensores formen parte
de nuestra vida en el plazo de una década, el control será total y
la ciudadanía debería preguntarse cómo fiscalizar ese control
porque es inevitable si seguimos el ritmo de avances en ser una
sociedad tecnológica.
-¿Es
inevitable que permitamos un control de aspectos de nuestra vida con
transmisión y tratamiento de nuestros datos en tiempo real?
-Es
inevitable por cuanto al avanzar en la explotación de los recursos
fuera de la Tierra la tecnología dará un salto importante. Los
medios que se usen para controlar las actividades de avatares
robóticos y la tecnología que se desarrolle para hacer permanente
la estancia del ser humano en la Luna se aplicará en nuestras vidas,
desde sistemas médicos de diagnóstico a prevención de actos
erróneos. Los primeros pasos están dados con la ciudadanía
conectada y dotada de terminales, con la llegada de los sensores a la
vida cotidiana y el programa Artemisa de la NASA. No es un microchip
cutáneo, inoculado y ni siquiera implantado, es nuestro teléfono
móvil y, reitero, encima pagamos por ello. Los y las predicadores
del control de población y motivaciones más o menos satánicas de
implantación del microchip no son conscientes de que utilizan
Internet para evangelizar y que Internet es parte del microchip, que
ni es micro ni es uno, son varios interconectados: televisores,
auxiliares de voz, dispositivos de ocio digital que precisen conexión
a Internet. La única duda es cómo un sistema de control es
compatible con los derechos democráticos y ahí tenemos que ceder
parte de los mismos o renunciar a la sociedad tecnológica.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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