-Yo
diría que fui la primera en alzar el ladrido contra el riesgo de
sacarnos a nuestras necesidades sin protección en el hocico. Tenga
en cuenta que ahora con la nueva normalidad, ustedes los humanos
vuelven a salir alegremente, pero en las primeras semanas de
confinamiento domiciliario fuimos vilmente explotados: paseos a horas
intempestivas rompiendo nuestra rutina y biorritmos. ¿Sabe usted
como queda el ano cuanto te ponen a defecar y te sacan para ello
todos los miembros de la familia cuando por lo general salvo el dueño
o la dueña sólo nos quieren para hacer cucamonas, tirarnos
cualquier objeto para que por cojones haya que ir a por él una y
otra vez, lo sabe? Pues yo sí, te queda el culo abrasado que no te
puedes sentar como un perro manda. Somos y fuimos explotados, que lo
sepan de una puñetera vez.
-Entre
las exigencias que usted demandaba a sus dueños está la de intento
de homicidio por inanición, Rucio.
-¡Es
de sentido canino común! ¡Si nos sacan cada treinta minutos, que
como saben que ya hiciste tus necesidades pues aprovechan parientes y
entornos cercanos de los dueños para estirar las piernas! Todo ello
conlleva un consumo de energía que debe ser subsanado con aumento de
la ración diaria de alimento. ¡Pero si hasta hay casos de entornos
aficionados al deporte donde no sólo hacen correr al perro mascota
sino que encima a la playa o al río donde te hacen mojarte sudado
tras la caminata o carrera! Sólo reclamé que quería más comida
dado el desgaste, pues los dueños, carcajeándose, me dan un billete
de diez euros para que vaya a comer fuera cuando están todos los
restaurantes cerrados y por supuesto los diez euros volaron y me
quedé sin dinero y sin comida, así que les mordí. Es una de las
causas de mi encarcelamiento actual, pero si discutes con un perro,
por muy mascota que sea, te morderá.
-Aparte
de morder a sus dueños, creo Rucio que les dejó la casa hecha una
mierda con muebles mordidos, cagadas por doquier y hasta se orinó en
la ropa de cama...
-Porque
estaba hasta los colmillos de la falta de comida, que se gastaron un
dineral en papel higiénico y cajas de cerveza pero se les olvido mi
pienso, así que una semana a dieta de restos de pizza congelada,
bazofia vegana desde un punto de vista canino y todo tipo de
bizcochos, natillas, rosquillas y galletas caseras que como no tienen
ni puta idea de repostería y les sale hecho una auténtica mierda
incomestible pus hala, para el perro que traga lo que le echen. Así
que me cansé y les mordí. Lo de las cagadas y meadas es normal
cuando me han trastocado los esfínter sacándome a mis necesidades
cada dos por tres. Así que les mordí otra vez, no por ansia de
morder, es que cuando se discute con un perro, por muy mascota que
seas, pues hay mordiscos.
-Porque
exigí intimidad y respeto a la sensibilidad canina. Si usted se saca
el pene en medio de la calle para orinar o se pone de cuclillas para
defecar, le multan y le encarcelan, pues bien, yo pedí que pudiera
hacer mis necesidades con el debido decoro. Si usted y su pareja se
ponen a tener un coito en medio de la calle o vía pública, le
multan y le meten a juicio, sin embargo cada vez que yo tengo un
coito a la vista, no puedo porque los dueños exigen ser ellos
quienes elijan a mi pareja donde nos encierran en una jaula, a veces
en la calle, a dos desconocidos donde se nos exige que tengamos sexo
y además reproductivo por no decir que hay hasta energúmenos que
nos jalean e incluso se hacen apuestas de cuánto dura el coito,
deprisa y corriendo, nerviosos ambos. Entonces, como los humanos no
quieren escuchar, pues les mordí. ¡Y volvería a hacerlo! ¡Sufro
de eyaculación precoz por culpa de mis dueños y por ello cada vez
que puedo les muerdo y les volveré a morder! ¡Y si me sigue
entrevistando le muerdo!
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
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