Un nuevo día, nublado y gris más propio de febrero que
de mayo. Sigo estando de bajón pero salir a la compra semanal me ha
servido de acicate aunque he alegado problemas técnicos para
librarme de asistir a videoconferencia hasta el lunes. Creo que lo
mejor es apurar ya el fin de semana para motivarme y arrancar en la
nueva normalidad. Supongo que pasar a la fase uno me ha pasado
factura, así que he pillado cervezas y me daré un pequeño
homenaje...
Sigue el goteo de muertes, unos pocos más que ayer sin
saber si serán menos que mañana. La cosa no pinta bien. Se manejan
escenarios de rebrotes, escenarios de revueltas, escenarios de crisis
económica y auguran al otro lado del océano que puede que tengamos
las navidades más tristes de la era moderna. Serán extrañas al
menos porque ya dicen abiertamente que sin vacuna no habrá regreso a
nuestro estilo de vida anterior a la guerra, anterior al
coronavirus...He apagado tele, he atenuado la iluminación y puesto música, una pequeña cápsula de aislamiento pero he terminado hinchado de las birras, devorado palomitas y terminar igual de mal, de bajón, igual de igual en otro día igual a otros días iguales salvo por el numero de compatriotas fallecidos, parte de un parte mortal global, planetario, pandémico, contagioso...
Veo noticias antes de intentar dormir en otra batalla perdida de antemano donde tardaré horas en conciliar el sueño. Noticias de guerra política que distrae a las masas a la vez que nos da esperanza, denuncias de tratos de favor o denuncias de denuncias. Apago la tele y apago mis sueños porque esto va a durar al menos un año hasta marzo aunque la cuenta comience en noviembre o diciembre, las autoridades chinas sabrán cuándo lo detectaron, dijeron que en diciembre pero ya se habla incluso de septiembre del año pasado como inicio de los contagios...
Se me cierran los ojos, cosas de las birras, supongo antes de quedar dormido.
Viernes
15 de mayo
Noche de ardor estomacal. En la nueva normalidad las
resacas son de antaño...
Día más despejado y día de, por fin de los porfines,
me iré a cortar el pelo. Ese pensamiento me levanta el ánimo aunque
al ver la cifra de muertes veo que son más que ayer...Me afeito y me ducho con buenos propósitos, la resaca no era tal, sólo una noche indigesta por exceso de ingesta. Correo de la supervisora donde viene a decirme que entiende mi escaqueo de esta semana y que cuentan conmigo el lunes. Deja caer que si necesito ayuda psicológica no lo cubre el seguro, o la mutua o lo qué sea. No quiero dejar el curro, ya estoy asentado y me gusta el teletrabajo, lo cual es ahora casi una virtud. El lunes estaré en forma de nuevo...
Un familiar me presta una vieja estática que ya no usa. Estoy decidido a perder las lorzas y a perder la apatía, el bajón o cómo cojones se denomine a estar plof en la nueva normalidad...
¡Que alegría volver a ver a mi fiel peluquero, contertulio de parrafadas mientras me poda la pelambrera! Me sentí raro con la mascarilla, la sala de espera sin revistas ni esos caramelos de limón de los que siempre cojo dos. El primero sin disimulo, el segundo casi a escondidas. Choca la bata de plástico, pero cuando sentí que me cortaba el pelo fue una sensación que añoraba. He salido nuevo, quiero pensar que en todos los aspectos, para seguir. Si no lo hago por mí, aún conservo la entereza para hacerlo por los muertos que, por alguna razón que creí que no sentiría nunca, son mis compatriotas, mis conciudadanos, mis semejantes, cierto que siempre discutiendo y llevarnos a matar, pero los siento a todos y todas por alguna razón...
Nada más llegar a casa he tirado por el fregadero las birras que quedaban. No tengo necesidad de beber para ahogar mis penas, sería un daño auto infringido. Además, la birra en casa no es igual, así que aprovecharé la coyuntura para relegarlas al baúl de la nostalgia...
Me acuesto y me noto relajado. Tener objetivos es fundamental para soportar la nueva normalidad. Mañana me traen la estática, pasado día de poner en orden mis papeles, mi mesa de trabajo, repasar fichero de clientes y mirar el dossier que me ha llegado por correo...
Pienso en mi padre que hoy cumpliría años y lo que diría de la nueva normalidad...
Me quedo dormido en una serenidad que no tenía desde hace semanas...
Muchas semanas ya.
Sábado
16 de mayo
Abrir la persiana y ver el sol ha sido una inyección de
moral. He decidido no saturarme de noticias, pero la cifra de bajas
es la menor en dos meses aunque debe tener continuidad. Se cumplen
catorce días de desconfinamiento en fase uno y debería empezar a
notarse la relajación y dejadez de la distancia social. Y estoy
sobre saturado de análisis, tertulias y en definitiva conjeturas con
marcado tinte partidista por parte de los y las tertulianas y
analistas. Estamos en una pandemia, no hay solución hasta que se
encuentre la vacuna y esto tiene pinta de que sólo está en la calma
que precede a la tempestad. Abrir el espacio aéreo es prematuro,
entiendo la motivación económica, pero la economía de la nueva
normalidad y la reconstrucción no será la que empezó marzo y murió
quince días después...
Me han traído la estática y me ha pasado la tarde
poniéndola a punto, un par de tuercas para apretar, comprobación de
funcionamiento donde la única tacha es el sensor de pulsaciones que
no va, pero el cuenta kilómetros, velocímetro y calorías parecen
funcionar. El lunes comenzaré a combatir las lorzas...Me he puesto al día en el curro y podré volver al día, aunque no me apetece mucho el tema de teleconferencias, quizá me he acostumbrado a ser autónomo en el teletrabajo, tal vez lo deje y busque nuevos horizontes, pero al momento me invade la realidad de la guerra que ya empezamos a no percibir como tal, ansiando volver a la rutina laboral y de ocio. Los avisos de repunte no dejan de sonar, pero salimos a la calle y no respetamos la distancia. Hablan de que debería instaurarse la obligación de llevar mascarillas aunque todos saben que no hay aún de las de precio oficial para satisfacer una demanda masiva por ley, pero nadie lo dice, ni unos ni otros piensan ya como patriotas y volvemos a la boina y zurriagazo. No puedo evitar preguntarme si casi treinta mil compatriotas, conciudadanos, paisanos, vecinos, amigos y familiares muertos ya no fueran con nosotros, hablamos de rendir homenaje y luto nacional en la fase dos, o la fase tres, la fase que sea pero estamos ya en fase de olvido, de vida artificial que nos hará confinarnos otra vez...
Hay un programa de radio que a veces me acompaña para conciliar el sueño aunque muchas me lo retrase por el interés del programa de turno, así que me dispuse a apurar el buen estado de ánimo pero es un programa enlatado, de navidad o fechas antes, la he apagado y vuelvo a quedarme a oscuras en el silencio...
Creo que sigue siendo miedo.
Domingo
17 de mayo
Abrir la persiana y espléndida mañana de sol, poner
las noticias y escuchar que los muertos ayer fueron menos de un
centenar. La nueva normalidad hoy está teñida de sensaciones
encontradas tras poder parar un momento a respirar: esperanza,
alegría, valor pero enfrente el dolor, el cansancio la nostalgia de
la normalidad normal...
Finalmente autorizan que haya rebajas siempre y cuando
no haya multitudes. Desde que se dio la noticia de que no habría
rebajas en los comercios han sacado tres modificaciones mientras se
brama cada vez más fuerte que no hace falta el estado de alarma.
Campanas de obligatoriedad de llevar mascarillas por orden de las
autoridades sanitarias, lo cual indica que ya hay suficientes para su
venta y distribución. Italia no puede soportar más paro de la
economía y abre sus fronteras al turismo. Me asaltan las dudas, los
mensajes de alerta y nada de relajación y los intereses económicos
se contradicen en teoría y el gremio de la sanidad rabia de
impotencia. Hemos olvidado el frente y nos lanzamos corriendo a las
pequeñas cosas perdidas buscándolas en la nueva normalidad dejando
por el camino pertrechos y uniformes. En la Guerra Civil, un bando
tenía las armas profesionales y el otro armó a la ciudadanía. En
esta guerra los fusiles son mascarillas, los uniformes son la
uniformidad en acatar las directrices y somos ciudadanos-soldados,
alegres de un permiso que confundimos con libertad...Estoy listo para empezar otra semana y el regreso a mi rutina que he abandonado a lo largo de estas semanas de confinamiento, pero no me hago a la idea de las colas para casi todo, supongo y anhelo que, al igual que pasó con el supermercado y la farmacia, nos habituaremos y todo será más liviano y llevadero. He bautizado mi dispositivo de quema de lorzas, la estática, como la Pequeña Burra. Darle un nombre me ayuda a mentalizarme para hacer ejercicio físico, quiero empezar con veinte minutos e ir subiendo cada semana otros cinco. Ocho semanas para llegar a pedalear durante una hora. Cincuenta y seis días que se dicen pronto, pero me engaño pensando, queriendo pensar, que cuando llegue al objetivo las cosas ya serán distintas para mejor, así lo pienso y me engaño ignorando que la vacuna, el arma que pondrá el verdadero punto y final no estará para cuando logre hacer una hora pedaleando...
He limpiado el apartamento, llamado a los míos, tomado el sol en la ventana, ordenando mis papeles para la videoconferencia de trabajo. Sin embargo, ahora al acostarme, he sentido un raro pensamiento, unas navidades de luto, sin celebraciones, sin encuentros ni cenas. He sentido un profundo desasosiego y he buscado la mirada cómplice de mi abuela en su foto, ausente hace tiempo ya de este mundo...
Menos de cien muertos, una cifra asumible y que sin embargo logra desvelarme otra noche porque no quiero asumir que es aceptable la muerte por la pandemia, no quiero...
Pero antes de quedarme dormido, lo asumo.
Lunes
18 de mayo
El parte diario de bajas es un respiro al bajar del
centenar, eso ya alegra el día, claro de sol y cielo azul. Será
obligatorio desde casi ya el llevar puesta mascarilla. En los
territorios donde calienta el sol será un incordio y donde
achicharra insoportable. No tenemos la cultura asiática de usar
mascarilla. Una forma de asumir por parte de las autoridades que
somos indisciplinados en la nueva normalidad...
Hice mis primeros veinte minutos de bicicleta estática
y he terminado derrengado, con sed, dolorido del esfuerzo, pero estoy
decidido a lograr perder el peso adquirido semanas atrás. Tras la
teleconferencia de trabajo he respirado aliviado, tanto rollo para
decirnos que seguramente el teletrabajo será la oficina hasta nuevo
aviso. Siempre hubo rumores de implantarlo y dejar el local que
cuesta caro de alquiler pero los sindicalistas se oponían. Son una
curiosa raza algunos sindicalistas que defienden cosas que luego no
aplican...Cae la noche pero suben las esperanzas, no sé por qué , pero estas llevo dos noches durmiendo y descansando. Sin duda es por el conjunto de circunstancias con la primavera de mayo, lograr frenar la ofensiva y que comenzará la fase dos. Pero la situación económica hace encender todas las alarmas y los indicadores son diáfanos heraldos de las consecuencias del paro en la economía. Será interesante, y un periodo apasionante cuando pasados los lustros estudien estos días extraños, ver si la Unión Europea se hace adulta y luce musculatura salvando la situación de su ciudadanía. Si se prolonga la pandemia como vaticinan...
No quiero pensar, quiero dormir.
Martes
19 de mayo
Otro día con menos de un centenar de muertos, lo que
unido a una mañana soleada, ha terminado de recargarme las pilas.
Trato de crear una rutina en la nueva normalidad y tras el desayuno y
ojear titulares me he subido a la pequeña burra, aunque la verdad es
que me cuesta lo suyo hacer veinte minutos. Luego ducha y atender los
asuntos del telecurro. El supervisor sigue tan áspero y desagradable
como siempre, pero me alegro de ver las caras tras dos meses de
soledad. También caras nuevas, dos chicos y una mujer...
Toda guerra tiene sus héroes, pero muchos y muchas
acaban tocados psíquicamente. Hoy en televisión salían dos
sanitarias que estuvieron en las trincheras. Mientras los demás nos
saltamos la distancia social como si con la mascarilla ya fuéramos
inmunes, nuestras y nuestros héroes sucumben a la fatiga de combate.
Que sumamente egoístas somos. Si la ofensiva esperada en otoño
ocurriera ahora con un repunte, estaríamos con menos efectivos de
primera línea, pero me da la impresión que entre la nueva
normalidad y las jodidas fases de desescalada nos hemos olvidado ya
de las cifras brutales de bajas y ahora somos insensibles a los
clamores de que seguimos en guerra y olvidamos en la soledad de su
sufrimiento a nuestras y nuestros héroes...El Gobierno ha logrado apoyos para prolongar otra quincena el estado de alarma, aunque quería que fueran dos, un mes completo. Es curioso que todas las presidencias autonómicas estaban de acuerdo pero luego sus compis de partido hacen otra política en la oposición. De todas formas no habrá distribución gubernamental de mascarillas a la población. Me quedan dos de precio marcado, pero ahora serán necesarias para salir y espacios cerrados...
Me cuesta creer que mis compatriotas en las regiones tórridas puedan soportar la mascarilla, me parece absurdo ir a tomar algo con la mascarilla, habría que quitarla para beber. El sector de la hostelería, sobre todo la de los barrios, lo tienen jodido...
Intento dormir, pero no puedo evitar recordar una y otra vez el testimonio de las dos sanitarias y un escalofrío me recorre la espina dorsal.
Miércoles
20 de mayo
A perro flaco todo son pulgas, parece que el buen tiempo
y la exposición al sol han terminado de calentar a una parte de la
ciudadanía ya contagiada del cretinismo de una clase política que
ya no se ponen de acuerdo para afrontar esta guerra. Es curioso que
tanto adultos como juventud que se enfrascan en caceroladas y contra
caceloradas siguen anclados en la Guerra Civil y sus códigos
estéticos, musicales y banderiles. Por si fuera poco un debate sobre
el estado de alarma en el Congreso donde quienes deberían dar
ejemplo siguen en sus posiciones de la vieja normalidad, todos y cada
uno, se suma un pacto para derogar la reforma laboral entre la
coalición gobernante y la formación heredera, y atrapada en si
misma, de la banda terrorista ETA y su entramado social y político.
Soñamos durante décadas que dejaran las armas y se integraran en el
juego democrático. Las dejaron y ganó la democracia pero ahora les
vemos como terroristas que fueron pero que ya no son. Y el goteo
diario de muertes prosigue, cada día un poco más en lugar de un
poco menos...
Ya son obligatorias las mascarillas y en este aspecto el
Gobierno no lo hizo bien, comprendo que había que esperar a que se
hiciera acopio de cantidades, pero deberían haber promovido su uso,
ahora ya estamos medio asilvestrados, esperando que el fluya el
turismo, que se reactive la economía cuando estamos en economía de
guerra, pero nadie nos lo dice y nadie queremos verlo y asimilarlo,
otro golpe como en 2008, pero multiplicado por cien al menos y en el
mejor de los escenarios...Entre las noticias y el curro ha sido una jornada agotadora. Me toca la nueva de compañera de tarea esta semana que viene. Creo que me había acostumbrado a trabajar sin compañía y sin superiores...
Enciendo el tocadiscos y busco un vinilo al azar que me ayude a abstraerme, mañana todavía es jueves, un jueves de nueva normalidad...
Por alguna razón, la canción me recuerda a las dos agotadas sanitarias de ayer.
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
No hay comentarios:
Publicar un comentario