The Adversiter Chronicle

lunes, 27 de abril de 2020

REFLEXIONES EN VOZ ALTA de Skizo´s Blues

Que un dirigente afirme y recomiende auténticas sandeces no es nada nuevo bajo el sol. El problema somos nosotros que le hacemos caso, es la única forma de entender que se recomiende tomar mata ratas desinfectante para matar el coronavirus y aumente el número de llamadas a emergencias o visitas a Urgencias por seguir a rajatabla el cumplimiento de sandeces...
Siempre solemos tirarnos al río siguiendo a alguien que por alguna extraña razón se va a tirar pero acaba siempre sin tirarse pero tirándonos a los demás...
Yo trato de seguir las indicaciones de obligado cumplimiento y evitando a mis semejantes que o bien no se enteran o bien no se quieren enterar de las mismas. En el caso de las sandeces y quien las dice, todo cobra sentido si se tiene en cuenta que lo usa como artimaña electoral, cosa que aquí en el terruño nos suena conocida, llevamos medio siglo reprochándonos unos a otros que nos tiramos al río por seguir a alguien o algo por motivos electorales y parece que la cosa no ha cambiado mucho, ese mucho donde se nos promete que si nos tiramos al río llegaremos a una paradisíaca orilla y cuando pasan las elecciones todo era que simplemente nos tiráramos al río una vez más...
Menos mal que los muertos no saben de reproches porque tendríamos que rendir muchas cuentas para que comprendieran a los vivos. Al final lo de tirarse al río es inevitable y a quienes nos dicen que nos tiremos se les puede evitar, ya sea de forma electoral o simplemente no escuchar sus sandeces. Lo malo es cuando las sandeces emanan del poder y contagian a las masas que encuentran en las sandeces el bálsamo a sus traumas, sueños rotos, roturas emocionales y falta de empatía social. Es entonces cuando surge el peligro porque quien dice las sandeces no se mancha las manos. Por fortuna hemos nacido libres de manchas en las manos pero continuamente se nos dicen sandeces para que lavemos las manos manchadas de sangre con lo que terminamos con la piel hecha jirones y desconfianza a estrechar otras manos...
Espero que el confinamiento y la distancia social nos hagan, cuando se pueda y la autoridad lo permita, querer estrechar manos sin intentar que nos laven o lavemos las mismas. La sangre rezuma en nuestras lágrimas por los miles de muertos en una guerra donde lavarse las manos varias veces al día es fundamental y básico...
Quién sabe, igual nos volvemos aislados sociales o volvemos a las andadas cuando algún día termine esta guerra del coronavirus o quizás, sólo quizás, dejemos de ver sangre en nuestras manos y haremos oídos sordos a quienes sigan empeñados en que las tenemos sucias y debemos tirarnos al río una vez más...
Quién sabe.

The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

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