The Adversiter Chronicle

lunes, 30 de julio de 2018

"Lomo con tapas", suplemento literato cutre


Suplemento literato cutre de The Adversiter Chronicle
 
Libro: Biografía del poder
-Caudillos de la Revolución mexicana (1910-1940)
Autor: Enrique Krauze
Editorial: Tusquets Editores S. A.
Edición: Julio 1997

Hace pocas lunas que se han celebrado elecciones en México y llamaba la atención que al ser preguntados los y las votantes sobre su candidato, se eligiera al que resultó ganador porque era el menos corrupto. Es por ello buen momento para visitar el escenario y los protagonistas de la revolución mexicana, eclipsada por la rusa pero llegó a decirse de México que era la segunda república soviética. Una revolución donde sus protagonistas o bien fueron muertos a tiros o bien llegaron a la silla presidencial, cada protagonista con sus ideas y maneras de llevarlas a cabo, pero todos ellos reclamando tierra para los mexicanos, soberanía sobre sus recursos naturales y un intento de educación socialista que desterrara la ignorancia de las clases humildes e indígenas...

Enrique Krauze nació en la ciudad de México en 1947. Invitado por Octavio Paz a incorporarse a la célebre revista Vuelta, durante cinco años trabajó en ella como secretario de redacción y, desde 1981, como subdirector. Entre su dilatada obra como historiador, ensayista y biógrafo, destacan Caudillos culturales en la Revolución mexicana y Por una democracia sin adjetivos. Actualmente es director de la editorial Clio, especializada en series culturales de televisión y libros de historia.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año de edición, y sin más unas breves reseñas que os inciten a su apasionante lectura:

Revolución...
La Revolución -así con mayúscula, como mito de renovación histórica- ha perdido el prestigio de sus mejores tiempos: nació en 1789, alcanzó su cenit en 1917 y murió en 1989. Pero hubo un país que conservó intacta la mitología revolucionaria a todo lo largo de los siglos XIX y XX: México. Cada ciudad del país y casi cada pueblo tienen al menos una calle que conmemora la Revolución. La palabra se usa todavía con una carga de positividad casi religiosa, como sinónimo de progreso social. Lo bueno es revolucionario, lo revolucionario es bueno. El origen remoto de este prestigio está, por supuesto, en la Independencia: México nació, literalmente, de la revolución encabezada por el primer gran caudillo, el cura Hidalgo. Pero la consolidación definitiva del mito advino con la Revolución mexicana.”

Francisco I. Madero...
Francisco podía `hacer mucho bien´ a los pobres `curándolos´ con sonambulismo, magnetismo y homeopatía. El espiritismo constituía una `poderosa palanca´ para evitar que tanta gente sufriera `los tormentos del hambre y del frío´. Sin dilación, Francisco intensifica entonces su cruzada caritativa, invariablemente acompañada de la prevención de consultar al `espíritu´ en solicitud no sólo de consejos específicos sobre la pertinencia de una cura o una medicina, sino de orientación sobre la veracidad de los sufrimientos y peticiones de los pobres que lo acosan como a un hombre-maná. El celoso `espíritu´ de Raúl perfila en el alma de Francisco una ética del desprendimiento fundada en su culpa.”

Zapata...
A partir de ese instante la revolución zapatista es la historia de una guerra sin cuartel `contra todo y contra todos´, como decía su caudillo: `Revoluciones van, revoluciones vendrán´, solía comentar el mero Jefe; `yo seguiré haciendo la mía´. La rebelión amorfa y dispersa en un principio, se delinea y fortalece con el acoso de los federales. Cada bando tiene su ala radical: el gobierno, en el general Juvencio Robles, que pone en práctica una estrategia de la guerra de los boers: el incendio de pueblos y la `recolonización´ (exilio masivo y forzado); el movimiento zapatista, en el jefe sureño Genovevo de la O, que discurre la macabra voladura de los trenes. En cierto momento, el régimen maderista decide cambiar de táctica. El nuevo jefe de operaciones, Felipe Ángeles, corta de tajo con las prácticas salvajes y se niega a ampliar la guerra a pesar de las voladuras. Piensa que `es justificada la actitud de los zapatistas: desean que el vergel de Morelos no sea para ellos un infierno´. En las ciudades principales hay elecciones y una clara voluntad de legalidad y reforma. Lentamente se abren paso, por la vía civil, las ideas agrarias. Sin armas ni recursos, el zapatismo languidece un poco, abandona temporalmente el estado de Morelos y se refugia en el distrito de Acatlán, Puebla. De aquel repliegue lo saca nuevamente la caída de Madero. Por momentos parece que zapata considera la posibilidad de pactar con Huerta a cambio de una aceptación oficial del Plan de Ayala, pero lo cierto es que el acuerdo entre ambos es imposible.”

Pancho Villa...
La vertiente villista del experimento chichuahuense tuvo dos aspectos positivos -el fomento económico y la política de caridad- y dos negativos -corrupción y nepotismo-. Financiado, es verdad, por un déficit excesivo e inflacionario, Silvestre Terrazas promovió fábricas de lana y uniformes, una empacadora de carnes, una constructora de casas populares, caminos, obras hidráulicas... En sus afanes, no olvidaba que los niños y los desamparados eran la verdadera preocupación de su general. De ahí la creación de la Escuela de Artes y Oficios de Chihuahua, otras escuelas primarias, rurales y la Casa de Asilo y Corrección para huérfanos en la Misión de Chinarras. Pero no todo fue miel sobre hojuelas: varios lugartenientes y burócratas se enriquecieron, entre ellos Félix Summerfield, Lázaro de la Garza, el propio Silvestre Terrazas, según varias fuentes y, señaladamente, el hermanito de Villa: Hipólito. John Kenneth Turner -el gran crítico del porfirismo, autor de “México bárbaro”- escribió desilusionado: `Hipólito montó su empacadora de carnes. Se vanagloria de que jamás ha pagado un dólar por materia prima, ni un solo peso a los ferrocarriles por concepto de fletes. Hipólito es también juez especial en las aduanas de Ciudad Juárez... las murmuraciones en las casas de juego le atribuyen depósitos por cuatro millones de dólares en bancos norteamericanos... viste como el duque de Venecia... se llama “emperador de Juárez”´. En abril de 1915, Turner emitía este juicio terrible: `Mi conclusión es que Francisco Villa... es aún Doroteo Arango...alias Pancho Villa el bandido... Villa no ha adquirido ni ideas sociales ni una conciencia social. Su sistema es el mismo de Díaz elevado a la potencia: robo, terror... la teoría de Villa es que el Estado existe para él y sus amigos.”

Carranza...
Con el problema obrero, la trayectoria de acercamiento y distancia, de iniciativa legal y freno práctico fue similar aunque más abrupta. Carranza recordaba las reformas a la legislación laboral que iniciara su admirado Bernardo Reyes en pleno porfiriato, y se proponía mejorarlas. El mismo había introducido una ley sobre accidentes de trabajo durante su periodo como gobernador. Una de las primeras decisiones en Veracruz fue modificar la Constitución de 1857 para que su gobierno pudiese legislar sobre el trabajo. Al mismo tiempo integró una Comisión de Legislación Social con cuatro abogados: José Natividad Macías, Luis Manuel Rojas, Félix F. Palavicini y Alfonso Cravioto. La encomienda era estudiar las distintas legislaciones internacionales sobre el trabajo y aclimatarlas a México. Para cumplirla, Macías viaja a Estados Unidos y Europa. A su regreso redactaría un anteproyecto con varias disposiciones modernas: jornada de ocho horas, salario mínimo, establecimiento de juntas de conciliación y arbitraje, confirmación de derechos sindicales, accidentes de trabajo, etc. Aunque el proyecto no alcanza el rango de decreto, servirá de molde inicial del artículo 123 en la nueva Constitución.”

Álvaro Obregón...
Para Obregón, según se desprende del manifiesto, no había sino un problema básico en el país: buscando el poder y la riqueza, los caudillos del partido liberal se habían vuelto vehículos de la reacción. Se corría el riesgo de que esos nuevos intereses materiales bloqueasen `los principios avanzados de la lucha, sobre todo el sufragio efectivo´. Peligraban la paz y los logros de la Revolución por `no permitir al país librarse de sus libertadores´. La gran frase corrió como reguero de pólvora, pero el manifiesto iba más lejos. Para liberar al país de sus libertadores, Obregón propone `un camino que rompe con todas las fórmulas y moldes´. Emulando, sin saberlo, a Napoleón III, convoca una suerte de plebiscito nacional en torno a él y se lanza al `tablado político´ por sí mismo y sin compromisos: como un deber y un sacrificio sentidos auténticamente. Al hacerlo no ofrece un programa social, que a fin de cuentas no es sino `prosa rimada´, sino un propósito moral y político: depurar el gobierno y defender la libertad de sufragio. Al referirse al problema económico del país, su interés primordial, como se sigue del texto, es dar garantías y confianza al inversionista extranjero. El manifiesto concluía con un llamado a la ciudadanía para integrar el Gran Partido Liberal.”

Plutarco Elías Calles...
Calles comprendió que no podía, en esas circunstancias, aplicar estrictamente la Ley Petrolera: no habría retroactividad. La Corte concede amparo a varias compañías. Coolidge instruye al próximo embajador, Dwight Morrow: `manténganos alejados de una guerra con México´. El 29 de septiembre de 1927 Calles y Coolidge inauguran una línea telefónica directa. A fines de octubre llega Morrow. Sabe bien, porque su amigo el famoso periodista Walter Lippmann se lo ha advertido, que en México no hay bolchevismo. Sus ideas, su táctica y, sobre todo, su actitud serían opuestas a las de Sheffield. Conciliar racional y cortésmente, evitar la prepotencia e identificarse un poco con las gentes y la cultura del país. Astucia y respeto.”

Lázaro Cárdenas...
Doscientas mil personas aclamaron al presidente en el Zócalo. Serían legendarias las colas de gente de todas las clases sociales que en Bellas Artes contribuyeron al pago de la deuda con lo poco o mucho que tenían: joyas o guajolotes. Veinte mil estudiantes de la recelosa UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) lo vitorearon. El rector, Luis Chico Goerne, exclamó: `Presidente de mi patria: he aquí el alma y la carne joven de México. Están contigo porque tú estás con el honor´. El presidente tomó la bandera de la universidad y la ondeó con emoción varios minutos. Las compañías petroleras concertarían un amplio y efectivo boicot comercial contra México, que se vio obligado a vender su petróleo a los países del Eje o a idear difíciles operaciones de trueque. No faltaron desde luego los embargos, ni la escasez de refacciones incluso en industrias que nada tenían que ver con el petróleo, ni las campañas de desprestigio, ni los escritores a sueldo que llevaban por el mundo la visión de un `México que robaba lo que se pusiese al alcance de la mano´. Por su parte, el gobierno inglés puso al mexicano una nota denigrante que provocó la suspensión de relaciones. Con el gobierno de Estados Unidos no dejó de haber tensión, pero para Washington los riesgos de un enfrentamiento eran mayores que los posibles beneficios. La entrada de Estados Unidos en la gran guerra finiquitó, de hecho, el conflicto. La actitud de ambos presidentes -Roosevelt y Cárdenas-, tanto como el cuadro internacional, había contribuido al arreglo.”

Apasionante libro para conocer el ADN del México moderno que afronta en este inicio de siglo XXI retos tan grandes como los que afrontó la Revolución y sus protagonistas en los inicios del siglo XX. Es un libro que se devora gracias a un estilo ágil y periodista donde se aprecian los distintos matices y puntos en común de hombres que ansiaban lo mismo pero cuyas circunstancias les dotaron de idiosincrasia propia así como a sus acciones políticas. Ideal para lectura de tumbona de piscina o en el balcón, para amantes de la historia y lectores en general. Si se lo regalamos a la suegra puede depararnos momentos de hilaridad para nosotros mismos, por no decir que ración más generosa de sopa boba, cuando ponga cara de alegría creyendo que le regalamos un libro de mariachis...
 
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton  Jr. IV

http://theadversiterchronicle.org/
 

 
 
 
 

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