Suplemento
literato cutre de The Adversiter
Chronicle
-Caudillos
de la Revolución mexicana (1910-1940)
Autor:
Enrique KrauzeEditorial: Tusquets Editores S. A.
Edición: Julio 1997
Hace pocas lunas que se han celebrado elecciones en México y llamaba la atención que al ser preguntados los y las votantes sobre su candidato, se eligiera al que resultó ganador porque era el menos corrupto. Es por ello buen momento para visitar el escenario y los protagonistas de la revolución mexicana, eclipsada por la rusa pero llegó a decirse de México que era la segunda república soviética. Una revolución donde sus protagonistas o bien fueron muertos a tiros o bien llegaron a la silla presidencial, cada protagonista con sus ideas y maneras de llevarlas a cabo, pero todos ellos reclamando tierra para los mexicanos, soberanía sobre sus recursos naturales y un intento de educación socialista que desterrara la ignorancia de las clases humildes e indígenas...
Enrique
Krauze nació en la ciudad de México en 1947. Invitado por Octavio
Paz a incorporarse a la célebre revista Vuelta,
durante cinco años trabajó en ella como secretario de redacción y,
desde 1981, como subdirector. Entre su dilatada obra como
historiador, ensayista y biógrafo, destacan Caudillos
culturales en la Revolución mexicana y
Por una democracia sin
adjetivos. Actualmente
es director de la editorial Clio, especializada en series culturales
de televisión y libros de historia.
Datos sacados de la contraportada y actualizados al año
de edición, y sin más unas breves reseñas que os inciten a su
apasionante lectura:
Revolución...
“La
Revolución -así con mayúscula, como mito de renovación histórica-
ha perdido el prestigio de sus mejores tiempos: nació en 1789,
alcanzó su cenit en 1917 y murió en 1989. Pero hubo un país que
conservó intacta la mitología revolucionaria a todo lo largo de los
siglos XIX y XX: México. Cada ciudad del país y casi cada pueblo
tienen al menos una calle que conmemora la Revolución. La palabra se
usa todavía con una carga de positividad casi religiosa, como
sinónimo de progreso social. Lo bueno es revolucionario, lo
revolucionario es bueno. El origen remoto de este prestigio está,
por supuesto, en la Independencia: México nació, literalmente, de
la revolución encabezada por el primer gran caudillo, el cura
Hidalgo. Pero la consolidación definitiva del mito advino con la
Revolución mexicana.”
Francisco I. Madero...
“Francisco
podía `hacer mucho bien´ a los pobres `curándolos´ con
sonambulismo, magnetismo y homeopatía. El espiritismo constituía
una `poderosa palanca´ para evitar que tanta gente sufriera `los
tormentos del hambre y del frío´. Sin dilación, Francisco
intensifica entonces su cruzada caritativa, invariablemente
acompañada de la prevención de consultar al `espíritu´ en
solicitud no sólo de consejos específicos sobre la pertinencia de
una cura o una medicina, sino de orientación sobre la veracidad de
los sufrimientos y peticiones de los pobres que lo acosan como a un
hombre-maná. El celoso `espíritu´ de Raúl perfila en el alma de
Francisco una ética del desprendimiento fundada en su culpa.”
Zapata...
“A
partir de ese instante la revolución zapatista es la historia de una
guerra sin cuartel `contra todo y contra todos´, como decía su
caudillo: `Revoluciones van, revoluciones vendrán´, solía comentar
el mero Jefe; `yo seguiré haciendo la mía´. La rebelión amorfa y
dispersa en un principio, se delinea y fortalece con el acoso de los
federales. Cada bando tiene su ala radical: el gobierno, en el
general Juvencio Robles, que pone en práctica una estrategia de la
guerra de los boers: el incendio de pueblos y la `recolonización´
(exilio masivo y forzado); el movimiento zapatista, en el jefe sureño
Genovevo de la O, que discurre la macabra voladura de los trenes. En
cierto momento, el régimen maderista decide cambiar de táctica. El
nuevo jefe de operaciones, Felipe Ángeles, corta de tajo con las
prácticas salvajes y se niega a ampliar la guerra a pesar de las
voladuras. Piensa que `es justificada la actitud de los zapatistas:
desean que el vergel de Morelos no sea para ellos un infierno´. En
las ciudades principales hay elecciones y una clara voluntad de
legalidad y reforma. Lentamente se abren paso, por la vía civil, las
ideas agrarias. Sin armas ni recursos, el zapatismo languidece un
poco, abandona temporalmente el estado de Morelos y se refugia en el
distrito de Acatlán, Puebla. De aquel repliegue lo saca nuevamente
la caída de Madero. Por momentos parece que zapata considera la
posibilidad de pactar con Huerta a cambio de una aceptación oficial
del Plan de Ayala, pero lo cierto es que el acuerdo entre ambos es
imposible.”
Pancho Villa...
“La
vertiente villista del experimento chichuahuense tuvo dos aspectos
positivos -el fomento económico y la política de caridad- y dos
negativos -corrupción y nepotismo-. Financiado, es verdad, por un
déficit excesivo e inflacionario, Silvestre Terrazas promovió
fábricas de lana y uniformes, una empacadora de carnes, una
constructora de casas populares, caminos, obras hidráulicas... En
sus afanes, no olvidaba que los niños y los desamparados eran la
verdadera preocupación de su general. De ahí la creación de la
Escuela de Artes y Oficios de Chihuahua, otras escuelas primarias,
rurales y la Casa de Asilo y Corrección para huérfanos en la Misión
de Chinarras. Pero no todo fue miel sobre hojuelas: varios
lugartenientes y burócratas se enriquecieron, entre ellos Félix
Summerfield, Lázaro de la Garza, el propio Silvestre Terrazas, según
varias fuentes y, señaladamente, el hermanito de Villa: Hipólito.
John Kenneth Turner -el gran crítico del porfirismo, autor de
“México bárbaro”- escribió desilusionado: `Hipólito montó su
empacadora de carnes. Se vanagloria de que jamás ha pagado un dólar
por materia prima, ni un solo peso a los ferrocarriles por concepto
de fletes. Hipólito es también juez especial en las aduanas de
Ciudad Juárez... las murmuraciones en las casas de juego le
atribuyen depósitos por cuatro millones de dólares en bancos
norteamericanos... viste como el duque de Venecia... se llama
“emperador de Juárez”´. En abril de 1915, Turner emitía este
juicio terrible: `Mi conclusión es que Francisco Villa... es aún
Doroteo Arango...alias Pancho Villa el bandido... Villa no ha
adquirido ni ideas sociales ni una conciencia social. Su sistema es
el mismo de Díaz elevado a la potencia: robo, terror... la teoría
de Villa es que el Estado existe para él y sus amigos.”
Carranza...
“Con
el problema obrero, la trayectoria de acercamiento y distancia, de
iniciativa legal y freno práctico fue similar aunque más abrupta.
Carranza recordaba las reformas a la legislación laboral que
iniciara su admirado Bernardo Reyes en pleno porfiriato, y se
proponía mejorarlas. El mismo había introducido una ley sobre
accidentes de trabajo durante su periodo como gobernador. Una de las
primeras decisiones en Veracruz fue modificar la Constitución de
1857 para que su gobierno pudiese legislar sobre el trabajo. Al mismo
tiempo integró una Comisión de Legislación Social con cuatro
abogados: José Natividad Macías, Luis Manuel Rojas, Félix F.
Palavicini y Alfonso Cravioto. La encomienda era estudiar las
distintas legislaciones internacionales sobre el trabajo y
aclimatarlas a México. Para cumplirla, Macías viaja a Estados
Unidos y Europa. A su regreso redactaría un anteproyecto con varias
disposiciones modernas: jornada de ocho horas, salario mínimo,
establecimiento de juntas de conciliación y arbitraje, confirmación
de derechos sindicales, accidentes de trabajo, etc. Aunque el
proyecto no alcanza el rango de decreto, servirá de molde inicial
del artículo 123 en la nueva Constitución.”
Álvaro Obregón...
“Para
Obregón, según se desprende del manifiesto, no había sino un
problema básico en el país: buscando el poder y la riqueza, los
caudillos del partido liberal se habían vuelto vehículos de la
reacción. Se corría el riesgo de que esos nuevos intereses
materiales bloqueasen `los principios avanzados de la lucha, sobre
todo el sufragio efectivo´. Peligraban la paz y los logros de la
Revolución por `no permitir al país librarse de sus libertadores´.
La gran frase corrió como reguero de pólvora, pero el manifiesto
iba más lejos. Para liberar al país de sus libertadores, Obregón
propone `un camino que rompe con todas las fórmulas y moldes´.
Emulando, sin saberlo, a Napoleón III, convoca una suerte de
plebiscito nacional en torno a él y se lanza al `tablado político´
por sí mismo y sin compromisos: como un deber y un sacrificio
sentidos auténticamente. Al hacerlo no ofrece un programa social,
que a fin de cuentas no es sino `prosa rimada´, sino un propósito
moral y político: depurar el gobierno y defender la libertad de
sufragio. Al referirse al problema económico del país, su interés
primordial, como se sigue del texto, es dar garantías y confianza al
inversionista extranjero. El manifiesto concluía con un llamado a la
ciudadanía para integrar el Gran Partido Liberal.”
Plutarco Elías Calles...
“Calles
comprendió que no podía, en esas circunstancias, aplicar
estrictamente la Ley Petrolera: no habría retroactividad. La Corte
concede amparo a varias compañías. Coolidge instruye al próximo
embajador, Dwight Morrow: `manténganos alejados de una guerra con
México´. El 29 de septiembre de 1927 Calles y Coolidge inauguran
una línea telefónica directa. A fines de octubre llega Morrow. Sabe
bien, porque su amigo el famoso periodista Walter Lippmann se lo ha
advertido, que en México no hay bolchevismo. Sus ideas, su táctica
y, sobre todo, su actitud serían opuestas a las de Sheffield.
Conciliar racional y cortésmente, evitar la prepotencia e
identificarse un poco con las gentes y la cultura del país. Astucia
y respeto.”
Lázaro Cárdenas...
“Doscientas
mil personas aclamaron al presidente en el Zócalo. Serían
legendarias las colas de gente de todas las clases sociales que en
Bellas Artes contribuyeron al pago de la deuda con lo poco o mucho
que tenían: joyas o guajolotes. Veinte mil estudiantes de la
recelosa UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) lo
vitorearon. El rector, Luis Chico Goerne, exclamó: `Presidente de mi
patria: he aquí el alma y la carne joven de México. Están contigo
porque tú estás con el honor´. El presidente tomó la bandera de
la universidad y la ondeó con emoción varios minutos. Las compañías
petroleras concertarían un amplio y efectivo boicot comercial contra
México, que se vio obligado a vender su petróleo a los países del
Eje o a idear difíciles operaciones de trueque. No faltaron desde
luego los embargos, ni la escasez de refacciones incluso en
industrias que nada tenían que ver con el petróleo, ni las campañas
de desprestigio, ni los escritores a sueldo que llevaban por el mundo
la visión de un `México que robaba lo que se pusiese al alcance de
la mano´. Por su parte, el gobierno inglés puso al mexicano una
nota denigrante que provocó la suspensión de relaciones. Con el
gobierno de Estados Unidos no dejó de haber tensión, pero para
Washington los riesgos de un enfrentamiento eran mayores que los
posibles beneficios. La entrada de Estados Unidos en la gran guerra
finiquitó, de hecho, el conflicto. La actitud de ambos presidentes
-Roosevelt y Cárdenas-, tanto como el cuadro internacional, había
contribuido al arreglo.”
Apasionante libro para conocer el ADN del México
moderno que afronta en este inicio de siglo XXI retos tan grandes
como los que afrontó la Revolución y sus protagonistas en los
inicios del siglo XX. Es un libro que se devora gracias a un estilo
ágil y periodista donde se aprecian los distintos matices y puntos
en común de hombres que ansiaban lo mismo pero cuyas circunstancias
les dotaron de idiosincrasia propia así como a sus acciones
políticas. Ideal para lectura de tumbona de piscina o en el balcón,
para amantes de la historia y lectores en general. Si se lo regalamos
a la suegra puede depararnos momentos de hilaridad para nosotros
mismos, por no decir que ración más generosa de sopa boba, cuando
ponga cara de alegría creyendo que le regalamos un libro de
mariachis...
The Adversiter Chronicle, diario dependiente cibernoido
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
http://theadversiterchronicle.org/
Salt Lake City, Utah
Director Editorial: Perry Morton Jr. IV
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